Voto militar: los efectivos podrán votar pero el gobierno sabrá a qué candidato prefirieron las Fuerzas Armadas
En las elecciones generales se revivirá un escenario que genera malestar entre los soldados: el voto de los militares no se mezclará con el resto del padrón y viajará en doble sobre hacia los sitios de recuento definitivo, con la leyenda “Voto Comando Electoral” a la vista de todos.
Voto militar: los efectivos podrán votar pero el gobierno sabrá a qué candidato prefirieron las Fuerzas Armadas
Las leyes prevén suspensiones especiales de derechos y libertades para los militares, respecto de aquellos que tiene el resto de la sociedad. La libertad de expresión, el derecho a agremiarse o la posibilidad de adoptar medidas de fuerza son algunos ejemplos de herramientas cívicas que los militares no disponen. Con más o menos justificativos y con mayor o menor adhesión, son las reglas del juego y tienen que ver, en su argumentación, con el servicio superior que brindan los soldados por encima de cualquier coyuntura: la protección de la soberanía nacional y los intereses vitales del pueblo argentino. Sin embargo, no hay motivos para vulnerar la confidencialidad del voto de aquellos que portan uniforme militar.
Para que el lector entienda en detalle la situación, el autor ofrece un rápido resumen del paso a paso que sigue un efectivo de la Armada, el Ejército o la Fuerza Aérea a la hora de votar, si es parte del organismo encargado de la seguridad del acto electoral. Lo mismo ocurre con los integrantes de la Gendarmería, la Prefectura o Policía Federal. Tiempo antes del domingo 22 de octubre, los distintos mandos intervinientes confeccionarán las listas del personal y los sitios donde estarán custodiando las urnas. Para eso es importante que no haya cambios de último momento en los destinos, ya que aquel militar que sea enviado a otra escuela que no sea la informada no podrá votar. Los padrones de cada uno de esos establecimientos contemplarán la presencia de estos uniformados, más allá de que no les corresponda votar allí según la regla general del domicilio. Y es aquí cuando aparece la diferencia: no estarán en la nómina como el resto de los argentinos, sino que apartados y en renglones con color marrón.
Imagen ilustrativa.
La última circunstancia descrita le indica a la autoridad de mesa que el voto del elector que tiene en frente debe ser colocado en dos sobres: el común y corriente, que a su vez será colocado en otro con la leyenda: “Voto Comando Electoral”. Una vez más, esos sobres no serán abiertos y contabilizados junto al resto del electorado, sino que viajarán cerrados y agrupados por colegio hacia las sedes de las autoridades competentes, para el recuento definitivo.
Esta determinación de las autoridades políticas hace que fácilmente puedan saber a qué candidato prefieren los militares en su conjunto. En lo individual, si bien cada sobre no lleva el nombre de quien emitió ese voto, si en algún local de votación (donde suelen haber entre 2 y 5 efectivos en la mayoría de los casos) todos los militares votaron al mismo candidato, quienes accedan a esa información sabrán el voto de cada uno de ellos.
Imagen ilustrativa.
En la previa de las elecciones generales se precipitó el malestar entre el personal que comenzaba a apostarse en los locales de votación y observar el manual electoral que confirma lo anteriormente planteado. “Sentimos que nos tratan como a los presos” confesó un suboficial a El Litoral, en referencia a la similitud en los sistemas de votación entre uniformados y aquellos delincuentes o asesinos que están privados de su libertad. Por otra parte, gran cantidad de cuarteles – principalmente del litoral y la Patagonia – fueron recorridos en las últimas semanas por las máximas autoridades civiles y militares advirtiendo los “peligros” de no votar al oficialismo y para resaltar los “logros de gestión” que se tuvieron hasta ahora y “se perderían”, lo que los militares sienten como una presión que no debería tolerarse.
Respetar a las Fuerzas Armadas, al personal militar, es esencial para que ellos entreguen, luego, su servicio sin miramientos al pueblo argentino, como lo hacen hasta ahora. Pero debería entenderse que parte de este respeto es asegurar el acceso pleno a sus derechos, como sus conciudadanos.