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Filtrado. Un problema aparentemente protocolar se transformó en un enojo político del senador por el departamento 9 de Julio, Joaquín Gramajo.

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Primero manifestó enojo, después decepción. Joaquín Gramajo no salía de su asombro. “En 25 años como senador nunca viví algo así”, bramaba por teléfono.
El legislador que tiene un verdadero récord de elecciones en su favor, dentro y fuera del PJ -siempre tomando distancia del kirchnerismo-, había sufrido una descortesía extraña.
El ministro de la Producción, Daniel Costamagna, estuvo en el departamento 9 de Julio, en un acto en la municipalidad de Tostado, donde entregó una ayuda económica (sólo 5 millones de pesos), con barbijos y todos los cuidados sanitarios, pero sin el senador.
No fue casualidad. Un ayudante del ministro le dijo a Gramajo primero que el acto se hacía a las 12, y a esa hora que sería a las 13. Y cuando llegó el momento convenido la respuesta fue: “Le avisamos cuando estemos entrando a Tostado”. Y ya por la tarde, se hicieron las dos y las tres, y más, y no hubo aviso.
Parece un problema protocolar, pero todo indica que el gobierno se puede comprar un problema político con el presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado y de la Comisión de Acuerdos de la Asamblea Legislativa.




