El robo de motos en Santa Fe es una modalidad delictiva que no afloja. En una entrevista exclusiva con el programa Santa Fe Policiales, que conducen Verónica Ensinas y Danilo Chiapello por CyD Litoral, el fiscal Ignacio Lascurain dio cifras alarmantes y describió con crudeza cómo funciona esta economía ilegal.
"Estamos hablando de un promedio de 15 robos por semana que llegan a Fiscalía, lo que da unas 60 motos por mes. Pero sabemos que hay muchos casos que no se judicializan. El total podría ser bastante más alto", advirtió.
Estos hechos ocurren principalmente en zonas del micro y macrocentro, donde los delincuentes logran vulnerar las medidas de seguridad. “Es lo que llamamos levante de motos. Las desbloquean, las prenden o las arrastran”, explicó Lascurain.
El fiscal Ignacio Lascurain en Santa Fe Policiales. Foto: Luis CetraroTres destinos posibles: autopartes, rescate o pueblos del interior
Una vez robadas, las motos siguen tres caminos. Algunas se desarman por completo para vender las piezas. Otras se ofrecen por redes sociales o WhatsApp, incluso a sus propios dueños. Y un tercer grupo es trasladado a zonas rurales, donde circulan libremente.
“Hemos llegado a encontrar motos totalmente desguazadas a una hora del robo. Todo se vende, no hay autopartes preferidas. El motor y el chasis son lo único que tiene numeración, el resto es imposible de rastrear”, explicó el fiscal.
Lascurain también reconoció que hay bandas que directamente piden “rescate” a las víctimas. “Contactan al dueño y le ofrecen devolverle la moto a cambio de dinero. Eso también ocurre y no es poco frecuente”, advirtió.
Los traslados a localidades del interior también dificultan los controles. “Allá conocen la zona, no hay saturación policial ni cámaras como en Santa Fe. Entonces las usan sin miedo, o las adulteran”, dijo.
En el allanamiento en barrio Siete Jefes se secuestraron moto partes sin numeración visible.Allanamientos y conexiones descartadas
La semana pasada, dos allanamientos simultáneos arrojaron resultados importantes. En una casa de Luciano Molinas al 700, los fiscales secuestraron moto partes sin numeración. Otro operativo tuvo lugar en calle Huergo, sin conexión con el anterior.
“Ambos casos fueron independientes, pero decidimos ejecutarlos al mismo tiempo”, explicó Lascurain. Uno de los hechos había sido cometido con arma de fuego en barrio Ciudadela, y el otro corresponde a la modalidad de levante, en barrio Siete Jefes.
Consultado por una posible relación con el caso de Lucio Belfiori, asesinado en 2022 tras el robo de su moto en la misma zona, el fiscal fue cauto. “Por ahora no hay vínculos. Las partes que encontramos no tenían seriales. Pero seguimos investigando”.
También aseguró que, si bien no todas las causas llegan a Fiscalía por cuestiones procesales o por ser denuncias NN, la gran mayoría de los hechos que se investigan se repiten en su mecánica. Y en muchos casos, las motos no aparecen nunca.
“Hay personas que arman motos con partes robadas. Otras las venden por redes. Y en los allanamientos encontramos piezas imposibles de rastrear. Es un problema muy complejo”, remató el funcionario.
El delito está instalado. La respuesta judicial es constante, pero insuficiente ante el volumen de hechos. “Vamos caso por caso. Siempre que tengamos evidencia, actuamos. El problema es la cantidad, y lo rápido que desaparecen las motos robadas”, concluyó.