Una familia de La Plata viajó a Chubut para disfrutar de unas vacaciones y al regresar se encontraron con que otra familia había usurpado la casa. Tras las debidas denuncias, pudieron recuperarlo a los cuatro días.
Una familia viajó al sur para disfrutar de unas vacaciones y al regresar se encontró con otra familia viviendo en su hogar.

Una familia de La Plata viajó a Chubut para disfrutar de unas vacaciones y al regresar se encontraron con que otra familia había usurpado la casa. Tras las debidas denuncias, pudieron recuperarlo a los cuatro días.
Ramiro y sus familiares se fueron a pasar año nuevo y unas semanas de vacaciones a Chubut el 29 de diciembre. Tras el descanso, volvieron el sábado 28 de enero a su hogar del barrio platense de San Carlos, sobre la calle 133 entre 40 y 41. Pero al llegar no pudieron entrar: se dieron cuenta de que la cerradura de la puerta era otra.
“Estoy pasando por un calvario, esto es un desastre”, declaró hace un par de días Ramiro Chayle, dueño de la propiedad, que contó que junto a sus seres queridos visitaron la provincia patagónica con el fin de disfrutar algunos días de descanso y visitar familiares.
El hombre, que trabaja en el sector educativo, indicó que al arribar percibieron que la reja que da a la vereda “estaba corrida” y que la bisagra había sido forzada para lograr el ingreso. “Estaba roto el picaporte y la cerradura había sido cambiada”, sostuvo.
Además, “desde adentro había gente que decía que llamaría a la Policía diciendo que yo estaba usurpando una casa, cuando en realidad era la mía”.
Chayle acudió a la Subcomisaría La Unión para radicar la denuncia correspondiente y así poder solicitarles a las empresas que proveen la luz, el agua y el gas que corten rápidamente los suministros.
“No estuve viviendo en el auto porque estoy rodeado de gente buena que me presta ayuda, pero en estos días fue una posibilidad”, dijo Chayle, que luego de varios días de espera e incertidumbre logró recuperar su casa.
Cuando los policías arribaron hasta la vivienda, los usurpadores salieron a dialogar con ellos y argumentaron que la casa la habían comprado “de buena fe” y que habían sido estafados. Al solicitarles a ambas partes la documentación que valide la propiedad, el damnificado entregó las escrituras originales y, 48 horas más tarde, la Justicia emitió la orden de desalojo.
Fuentes oficiales informaron que dentro de la casa vivía un hombre junto a una mujer y un menor edad. Se destacó que el desalojo ocurrió de manera rápida y sin incidentes.




