“Te viene a ver, te va a seguir…siempre fiel hasta a morir…Acá está tu hinchada, la que siempre da todo y sin esperar nada…Alienta al Sabalero…Y en las buenas y las malas está presente…Y nunca va a abandonaaaaaaaaaaaaar…”. Con el 2-0 juzgado, con Colón corriendo nueve contra once bajo la lluvia y con las cartas marcadas, la gente sabalera armó el “Colón Fest” en el Cementerio de los Elefantes. Un griterío ensordecedor y eterno, como si el equipo estuviera puntero de la zona y clasificando a la final.
Ese grito fue una mezcla de muchas sensaciones, donde la más importante fue el amor por los colores de un club, más allá de los actores circunstanciales (dirigentes, jugadores, cuerpo técnico), los resultados y la categoría de turno.
Colon perdió ante Gimnasia y Esgrima de Mendoza por la fecha 24 de la zona B de la Primera Nacional. Foto: Matías Pintos.Está claro, a esta altura de la temporada, que quienes tomaron las decisiones en el fútbol profesional de Colón hicieron todo mal. Dejar a Martín Minella y traer dos años tarde al “Pulga” fue el único acierto en modo manotazo de ahogado que decidieron hace un puñado de días en una Comisión Directiva que hace un tiempo firmó su fecha de vencimiento. Lejos de quedar cerca, diciembre parece tan largo como llegar a la luna en escalera.
Colón desde hace un tiempo depende de un milagro matemático, futbolístico y hasta universal para poder acortar distancias de cara al Reducido. Ese octavo lugar está cada vez más lejos, las fechas pasan, falta menos y aparecen muchos equipos en el medio. Se sabe, no pueden perder todos al mismo tiempo.
Colon perdió ante Gimnasia y Esgrima de Mendoza por la fecha 24 de la zona B de la Primera Nacional. Foto: Matías Pintos.Ese griterío sabalero del final, que emocionó a propios y extraños bajo la lluvia en el Cementerio de los Elefantes, fue mezcla de amor, resignación, reconocimiento a los que hoy ponen la cara y lealtad a los colores de un sentimiento popular llamado Colón.