Por Alberto Sánchez - asanchez@ellitoral.com
Hace casi tres décadas, la mejor Selección Juvenil Argentina se consagraba Campeona del Mundo en Japón. Fue en 1979, al año siguiente de haber obtenido el primer Campeonato Mundial en nuestro país, con la conducción técnica de César Luis Menotti.
Precisamente, el entrenador de la que le ganó la final 3 a 1 a la por entonces URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) en el país de Oriente, era el "Flaco".
Casi recordamos de memoria ese equipo que nos hacía levantar a las seis de la mañana: Sergio García; Abelardo Carabelli, Juan Simón, Rubén Rossi y Hugo Alves; Juan Barbas, Osvaldo Rinaldi y Diego Maradona; Osvaldo Escudero, Ramón Díaz y Gabriel Calderón.
De este conjunto, que se completaba con Rafael Seria, Marcelo Bachino, Daniel Sperandío, José Luis Lanao, Juan José Meza, Alfredo Torres y Jorge Piaggio, a Menotti se le escuchó decir muchas veces que, "lejos, fue el mejor equipo que armé y dirigí en toda mi carrera".
Dos años después, en 1981, ya con la dirección técnica de Roberto Saporitti, integrante del cuerpo técnico del "Flaco", que estaba preparando la selección mayor que defendería el título en España 82, aparecieron entre los convocados los dos primeros jugadores nacidos en las canteras del Club Atlético Unión, el delantero Ramón Centurión y el mediocampista Carlos Mendoza. El "Pelado" y el "Loco" conformaron la plantilla de preseleccionados que disputaría el Mundial Sub 18 en México, aunque no llegaron a jugar la fase final.
Pero, en 1983, bajo las órdenes de Carlos Bilardo y Carlos Pachamé, el "Pelado" Centurión sí formó parte del plantel de la Sub 18 que jugó el tradicional Torneo Esperanzas, de Toulon, en Francia. En esta competencia, la Argentina culminó en segundo lugar, detrás de Brasil, que ganó el cotejo definitorio.
Vale la aclaración: en los albores de la década anterior, Mario Rubén Mendoza, el primer "Loco" de Unión, tuvo la posibilidad de formar parte de un preseleccionado nacional, aunque por esos tiempos, dada la mala organización reinante en la AFA, las oportunidades de trascender fueron prácticamente nulas.
Todo cambia. "Todo pasa"
Sin embargo, luego del fracaso (otro más) del representativo argentino en el Mundial de Alemania en 1974, llegó la necesaria "reorganización" en la Asociación del Fútbol Argentino. El "Flaco" Menotti se hizo cargo de las selecciones nacionales con vistas al Campeonato Mundial a realizarse en nuestro país en el 78.
Roberto Marcos Saporitti y Rogelio Poncini eran sus ayudantes, bajo la atenta mirada de Don Ernesto Duchini, quien se encargaba de detectar a los futuros talentos del fútbol argentino. Seguramente, de este cuarteto de entrenadores nació la posibilidad para Ramón Centurión y Carlos Mendoza.
Desde los nombrados, pasaron 20 jugadores convocados por los distintos técnicos responsables de las diferentes selecciones juveniles nacionales. Los últimos, este año, fueron Claus Gold Betig y Nicolás Caprio, para la Sub 20, y Juan Rivas, para la Sub 17.
Pero, indudablemente, el más destacado, por haberse consagrado Campeón Sudamericano y Mundial en Malasia 97, fue Gabriel Perezlindo, dirigido por José Pekerman. El "Galgo" se convirtió en elemento fundamental de aquella selección, y autor de goles fundamentales, como el segundo a Brasil, que aseguró la victoria.
La presente producción tiene como objetivo destacar la labor no sólo de los protagonistas principales de esta historia de casi tres décadas en Unión, y que se viene potenciando en estos últimos tiempos, sino, también, reivindicar la tarea de todos aquellos que, en la mayoría de los casos, trabajan desde el anonimato.
Directores técnicos, entrenadores, preparadores físicos, kinesiólogos, médicos y muchísimos colaboradores, entre los que se encuentran los dirigentes que, si tienen las metas claras y las posibilidades y ganas de "invertir" trabajo y tiempo en los chicos, los resultados, a la corta o a la larga, se verán, y redundarán en beneficio del club que los educó futbolísticamente.
"Unica e inolvidable"
Renzo Gonzalo Vera, uno de los jóvenes del actual plantel con más trayectoria en la primera división rojiblanca, tuvo la posibilidad de vivir momentos que seguramente nunca olvidará. Si bien no integró el combinado argentino para alguna competencia oficial, fue convocado, junto a otros juveniles, para acompañar a la selección mayor que disputó el Mundial de Japón 2002.
"Fue una experiencia única, inolvidable. Me sirvió porque aprendí mucho siendo muy joven", señaló el defensor.
"Viajamos a Japón con la selección de Bielsa para el Mundial 2002, pero yo ya venía trabajando en la Argentina, siempre como sparring de la selección, desde el año anterior. Me acuerdo que hacían una rotación de chicos, pero gracias a Dios pude estar entre los 14 que viajamos", siguió contando Vera.
Con respecto a los chicos que en este momento están siendo convocados a las selecciones juveniles nacionales, y que comparten los entrenamientos de la primera, como Ojeda y Gold Betig, el paranaense refirió: "Hablé con "Lucho' (Ojeda) y el "Negro' Claus, les dije que estén tranquilos, que lo disfruten al máximo y que lo que ellos están viviendo es lo más lindo que le puede pasar a un jugador de fútbol. A "Lucho' ya le fue muy bien, ahora es el turno de Claus y de "Nico' (Caprio), ojalá tengan la suerte de ser convocados para cosas importantes".
Dos de los últimos preseleccionados
El "arquerito" Nicolás Caprio y el defensor Claus Gold Betig fueron convocados este año por el cuerpo técnico de las selecciones juveniles que encabeza Sergio Batista para compartir la concentración de la Sub 20 por el término de una semana.
Para los dos: "Fue una una hermosa experiencia, para cualquier jugador de fútbol, estar en la selección es un sueño. Jugamos dos amistosos, uno con Deportivo Italiano, que ganamos 2 a 1, y otro con All Boys, al que goleamos 4 a 0, en los dos fuimos titulares.
En el caso de Caprio, llegó a Unión con 14 años proveniente del club Universidad, con un paso anterior por el seleccionado de la Liga Santafesina. La entidad tatengue tuvo como técnicos a la "Pepa" Armando, "Corcho" Lerman y Jorge Mauri, y como entrenadores de arqueros a Sergio Torres y Damián "Chano" González.
"Cuando Nereo Fernández se lesionó, Trullet me convocó al plantel de primera división como tercer arquero, tenía 17 años. Estuve sólo un mes pero me sirvió porque aprendí muchísimo", cuenta "Nico".
Por el lado de Gold Betig, hace cinco años que está en Unión. Llegó en 2003 desde Romang, localidad en la que se desempeñaba en Atlético Matienzo, donde también jugaba Luis Ojeda, el otro arquerito tatengue que ya jugó, el año pasado, el sudamericano Sub 17 en Ecuador y el Mundial de la categoría en Corea.
"Lo que tengo en mi cabeza es trabajar día a día en las cosas que me falta mejorar, pero tranquilo, con la cabeza fría. La verdad es que saber que Claudio (Gugnali) me tiene confianza me hace sentir muy bien, me da seguridad, me siento preparado para responderle cuando lo crea necesario", manifestó el defensor a El Litoral.
































