Enrique Cruz (h)
Hay que decir algo a favor de Sava: desde que llegó dijo que había que pelearla y con dignidad. En todos los partidos jugados hasta ahora armó un esquema ofensivo y salió a atacar. En nombres, lo que intentará el domingo no difiere de lo que hizo ante Arsenal, Godoy Cruz y Quilmes.
Todo lo demás genera tanta incertidumbre como este presente y el futuro de Unión. Cuando un DT hace ocho cambios de un partido al otro, es porque no sólo no encontró el equipo sino que entra en un oscuro terreno de desorientación y confusión.
Es verdad que hay dos defensores que no pueden jugar y que Lizio le demostró que debía haberlo puesto antes de titular. También uno presagiaba algún retoque en el medio porque estaba Sarmiento para volver y porque ni Donnet ni Míguez están en un nivel ni siquiera aceptable, pero de allí a meter ¡8 cambios! hay un paso gigante que refleja dos cosas: 1) que el técnico le da un viraje de 180 grados al rumbo del equipo; 2) que todo lo que trabajó y planificó hasta ahora no le dio resultados y por eso prueba con jugadores que, como Cosaro, ni al banco de suplentes habían ido.
Se podrá decir que el técnico demuestra inseguridades con estas decisiones, pero también, a su favor, se puede argumentar que lo intentado anteriormente fue la causa detonante de tantos cambios. ¿Son inseguridades propias o el resultado de tantas defecciones de sus jugadores? Lo cierto es que nadie podrá ignorar que hay un buen grado de desorientación en Sava, producto del pasado, del presente y de las circunstancias. Y que el equipo que pondrá ante Boca es como jugar a la ruleta rusa. ¿O no?































