La "telaraña" de cables aéreos crece y no detiene su invasión sobre las calles y veredas de Santa Fe
A principios de 2024, el Concejo aprobó un avance en el recambio del cableado aéreo por el subterráneo. Esto afecta a empresas de servicios de internet y energía eléctrica. Pero a la vista urbana, casi nada cambió. La mirada de un especialista.
La "telaraña" de cables aéreos crece y no detiene su invasión sobre las calles y veredas de Santa Fe
Ese “turbio cablerío que no deja ver el sol”, como escribió el poeta y letrista contemporáneo, Juan Lorenzo, no para de avanzar en el espacio aéreo de las calles, avenidas, veredas e incluso espacios públicos de la ciudad de Santa Fe. Sólo basta con alzar un poco la mirada y observar el avance de esa invasión de telarañas, que son cables.
Fue en marzo de 2024 cuando el Concejo capitalino sancionó una actualización y modificación importante a la ordenanza N° 10.519/1999, la cual regula los trabajos en las obras que afecten la vía pública dentro del ejido urbano. ¿Cuál fue el cambio sustancial que los legisladores locales aprobaron en aquel entonces?
Que en esta capital, las empresas prestatarias de servicios como telefonía móvil, internet y energía eléctrica (Empresa Provincial de la Energía, EPE) empiecen “paulatinamente” a tender sus cableados de forma subterránea, no ya aérea, como ocurre en la actualidad.
Se agregó un inciso al artículo 7 de la aludida ordenanza. “La Autoridad de Aplicación (el municipio) determinará la ubicación de servicios bajo calzada y/o de veredas de acuerdo a los criterios que se fije para cada tipo de obra y la forma de ejecución, sea con la tecnología trenchless y el método de ‘Tuneleo Dirigido o Inteligente’ o mediante excavación a cielo abierto”.
Un viejo rollo de cable de telefonía sobre una vivienda. Crédito: Guillermo Di Salvatore
“Esta modificación no sólo le permitiría al Ejecutivo poder dar curso a determinadas obras públicas, sino que traería la posibilidad de dar comienzo a la disminución de la ‘contaminación aérea’ que existe, con el sinfín de tendidos de cables existentes (…), que alteran la estética de la ciudad”, decía en sus argumentos aquel proyecto.
Fibra óptica
Lo que más se ve, dentro de esa telaraña de cables, son los viejos cableados de telefonía (los llamados cables coaxiales y los de cobre), que hoy están siendo reemplazados por los de fibra óptica, que dan mayor potencia de conectividad.
En Argentina, se estima que el reemplazo por fibra óptica ya tiene más de 5 millones de conexiones a julio de 2025. La Red Federal de Fibra Óptica (REFEFO) cuenta con 34,500 km en total; 31,259 km están iluminados, y llega a 1.049 localidades; conecta a unos 20,8 millones de personas.
Según un informe de Cámara Argentina de Internet (datos de 2022), las provincias que registran mayor cantidad de accesos a internet a través de fibra óptica son Buenos Aires, con 853.264 conexiones, el 57,96% del total; Córdoba, con 151.394 conexiones -10,28% del total-, y Santa Fe, con 90.357 y el 6,14% del total.
La modernidad de la fibra óptica tiene sus pros y sus contras. Pues aquellos viejos cables quedan en eternos rollos, sobre las fachadas de las viviendas, en las esquinas; o bien colgando sobre las aceras. Un cable suelto en la calle, ¿podría generar un accidente vial? ¿Y cómo afecta esto la cuestión urbanística, la estética de la ciudad?
Mirada de un especialista
Puntualmente sobre el impacto visual de ese abundante cableado aéreo que no deja de avanzar, El Litoral consultó al Arquitecto Luis Müller, profesor e investigador (FADU-UNL), Dr. en Arquitectura, experto en urbanismo y patrimonio arquitectónico.
El especialista habló de un concepto que está siendo muy tenido en cuenta por la comunidad de arquitectos y urbanistas a nivel internacional: “ruido visual”. “Esto genera un paisaje urbano totalmente desvirtuado y desprolijo”, puso en contexto.
Un operario trabaja en una instalación del servicio de internet. Crédito: Guillermo Di Salvatore
“Se ensucia la imagen urbana y, como ya está sucio, no importa que se siga ensuciando. Llega un momento en que se empieza a sumar sobre lo ya degradado. Y esa degradación no tiene límite. Es algo parecido a cuando alguien deja una bolsa de basura en una esquina. A la semana, posiblemente habrá allí un micro basural”, comparó.
Los riesgos
El experto puso en aviso algo muy frecuente: cuando los vecinos ven un cable suelto que llega hasta la vereda y nadie lo retira, lo atan, lo amarran a un poste, a un cesto en altura o a lo que sea.
“¿Qué pasa si viene una tormenta con viento fuerte, ese cable se desprende, se mueve a la calle y un motociclista que viene circulando no lo ve y le golpea la cabeza, o se le enrolla en la rueda? Podría generar un accidente vial totalmente evitable”, dijo con sensatez.
El experimento
A propósito del concepto de degradación sobre lo ya degradado, el Arq. Müller contó que hace unos años, en Estados Unidos, se realizó un experimento sociológico. Quien llevó a cabo esto dejó dos autos en buen estado, como si estuviesen abandonados: uno, en un barrio periférico; otro en un barrio de clase media-alta.
“El auto que había quedado en el barrio periférico, al día siguiente ya no tenía las ruedas, ni los vidrios ni el tablero, nada. El otro auto, en el barrio de una clase ‘pudiente’ digamos, estuvo 15 ó 20 días y nadie le tocó”, narró Müller.
Cables atados en cualquier lugar. Fotos: Gentileza
“¿Pero qué pasó? El investigador que hizo este experimento mandó a alguien a romperle a este último coche un vidrio. Al día siguiente ya le faltaba al auto los faros, las ruedas, todo. Como la gente vio que el auto quedó abandonado y roto, lo desmanteló igual al que estaba en un barrio marginal”.
¿Cuál es la moraleja de todo esto? “Que la gente, una vez que ve algo degradado dice: ‘Bueno, total ya está...’. Nos acostumbramos a lo que está degradado y, en algún punto, esta experiencia se está reproduciendo en nuestra ciudad”, adujo luego.
“Afecta al comportamiento social”
La problemática del ruido visual en las grandes urbes está muy presente entre la comunidad de arquitectos y especialistas en urbanismo a nivel regional e incluso internacional. “Hay tratados sobre estética urbana, hay papers académicos, libros; existe una profusa bibliografía sobre este tema”, explicó Müller.
Incluso hay estudios que ya tienen varias décadas, y que muestran cómo la degradación estética urbana puede influir en las conductas sociales. “El comportamiento social también está muy influido por la imagen de la ciudad y lo que propone”, continuó.
“Porque si la ciudad te propone que la podés manchar, ensuciar, destruir y degradar, esto va a suceder, indefectiblemente -dijo Müller-. En cambio, si la ciudad tiene cierta ‘pulcritud’ visual, la gente la va a cuidar un poco más. Todo esto influye en los comportamientos”.
A veces, el ruido visual se vuelve “ensordecedor para los ojos”. Fotos: Gentileza
Desde la pandemia, “muchas urbes se recuperaron mejor que Santa Fe. Hasta la pandemia, nuestra capital estaba muy bien. Pero pasó la pandemia, y todas las ciudades sufrieron ese efecto del encierro y la falta de medios como para que el espacio público se conserve mejor. Pero muchas otras se recuperaron más que la nuestra”, advirtió.
Hay que tener en cuenta que “el espacio público de la ciudad que habitamos es nuestro. Y que debemos cuidarlo tanto nosotros, los ciudadanos, como los Estados y las empresas privadas responsables de retirar los cables sueltos. Si nos acostumbramos a la degradación urbana, no habrá vuelta atrás”, cerró el especialista.