Ubicado frente a la pujante zona portuaria de la ciudad de Santa Fe, donde se entremezclan zonas comerciales con residenciales, el edificio del Correo Argentino permanece detenido en el tiempo. Para peor, con los años se va deteriorando y pierde el esplendor que supo tener.
Para conocer en detalle la historia, su tiempos dorados y el debacle edilicio, El Litoral consultó a la arquitecta María Victoria Alconchel, presidente Colegio de Arquitectura y Urbanismo Santa Fe Distrito 1.
Un ícono moderno
—¿Cuál es la historia del edificio del Correo en Santa Fe?
—El edificio fue construido en 1959 como parte de un programa nacional de obras de la Dirección de Correo y Telecomunicaciones. Es un proyecto de los arquitectos José María Spencer y Walter Finkbeiner, y se encuadra dentro de la arquitectura moderna o estilo internacional.
Su diseño incorpora conceptos como plantas libres, aventanamientos corridos, columnas visibles y una estructura funcional de gran flexibilidad. Es una muestra típica de la arquitectura estatal de fines de los años 50, que apostaba por la simpleza constructiva y la nobleza de los materiales.
Las persianas dañadas, todo un símbolo del edificio. Foto: Fernando Nicola—¿Por qué también es parte del patrimonio histórico?
—No solo tiene valor arquitectónico, sino también histórico. Fue construido cuando esa zona de la ciudad era muy distinta a la actual. A su alrededor, con los años, se desarrollaron obras clave como la remodelación del puerto, el Parque Alberdi, el Cemafe y la renovación de peatonales.
El edificio del Correo se transformó en un testigo privilegiado de la evolución urbana de Santa Fe. Hoy, en medio de esa área renovada, su presencia vacía y deteriorada contrasta con el entorno puesto en valor.
Contraste. El abandono en primer plano y los novedosos edificios detrás. Foto: Fernando NicolaUn gigante vacío que podría volver a vivir
—¿Qué importancia tiene su recuperación?
—Desde 2021, el edificio está protegido por una ordenanza patrimonial. Eso significa que debe ser preservado, tutelado y recuperado. Su ubicación estratégica en el tejido urbano lo convierte en una pieza clave que no puede seguir deteriorándose.
A lo largo de los años se intentó avanzar en su restauración. Hubo informes técnicos de la Facultad de Arquitectura, dos licitaciones frustradas (en 2018 y 2019) y varias gestiones municipales y provinciales. Sin embargo, aún no se ha concretado ninguna solución.
El Litoral en su edición de mayo del 59, previo a la inauguración.—¿Sería viable una recuperación del edificio?
No solo sería viable: es deseable y necesaria. Un edificio vacío se deteriora, y eso es lo que está ocurriendo. El Correo tiene casi 9500 m² de superficie, hoy subutilizados. Su puesta en valor debe ir de la mano de una refuncionalización, dándole nuevos usos.
Las venecitas que faltan, otra muestra del deterioro edilicio. Foto: Fernando Nicola—¿Qué tipo de usos podrían pensarse para su futuro?
Usos mixtos, públicos y privados. Oficinas estatales que hoy están alquilando espacios podrían instalarse allí. También pueden incorporarse funciones educativas, culturales o sociales.
El edificio tiene una nobleza estructural y espacial que permite imaginar múltiples destinos. Su flexibilidad arquitectónica y su localización lo hacen ideal para convertirse en un centro urbano de servicios o actividades comunitarias.
Edificio de correo y telecomunicaciones, hoy en desuso. Foto: Fernando Nicola—¿Qué genera ver su estado actual?
Mucha tristeza. Pasar por avenida 27 de Febrero y ver su abandono impacta. Pero no alcanza con lamentarse: hay que actuar. Las instituciones con poder de decisión deben tomar cartas en el asunto y trabajar para recuperar este edificio.
—¿Existen antecedentes similares en la ciudad?
Sí. Se han recuperado varios edificios nacionales en Santa Fe, como la estación Belgrano, la estación Mitre, la Casa de los Gobernadores, El Molino y La Redonda.
El caso más cercano es el del Correo de Esperanza, que fue cedido a la municipalidad por Nación y restaurado con fondos provinciales. Esa experiencia muestra que es posible. Solo falta decisión política y articulación entre niveles del Estado.