La historia de Ulises Beisso, nacido en Montevideo en 1958 y fallecido en 1996, se mantuvo resguardada por muchos años entre cuadernos, telas y objetos. Nieto de Carlos Quijano, fundador del semanario Marcha, Beisso formó parte de un prestigioso linaje cultural y lo cambió por una mirada que rompió las normas.
Artista plástico, psicólogo, diseñador e ilustrador, en su corta vida (murió a los 36 años) produjo más de 300 obras guiadas por preguntas sobre el cuerpo, el deseo y la libertad. El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) le dedica ahora la primera exposición institucional fuera de Uruguay, titulada "Mi mundo privado".
La muestra, abierta desde el 22 de agosto hasta el 11 de noviembre, muestra trabajos ocultos durante años y que ahora se instalan con fuerza en la escena argentina.
"Esto es un descubrimiento. No queremos buscar únicamente los grandes hits, como Frida Kahlo y Diego Rivera, sino también mostrar cosas diferentes", dijo Eduardo Costantini, del Malba, al presentar la exposición, según señaló La Nación.
ArchivoLa formación de un artista singular
El camino formativo de Beisso condensa parte de la tradición del arte moderno uruguayo y latinoamericano. Entre 1973 y 1975 estudió en el taller de José Luis Montes, considerado el último maestro del taller Torres García.
En 1976 continuó con Jorge Damiani, para luego trasladarse a México, donde en la Academia La Esmeralda profundizó en dibujo, pintura y escultura. De regreso en Montevideo, se incorporó al taller de Guillermo Fernández, mientras completaba su carrera de psicología en el Instituto de Filosofía, Ciencias y Letras.
Esta doble vertiente, la clínica y la artística, marcaría su producción posterior, que se mueve entre lo íntimo y lo colectivo, lo sensible y lo político.
Courtesy of Institute for Studies on Latin American ArtIdentidad y disidencia
El arte de Beisso se caracteriza por un fuerte carácter autobiográfico. Su pintura, sus ensamblajes y sus esculturas exploran lo personal como materia estética y política.
Según la revista Artishok, "Beisso conjugó sus actividades profesionales como psicólogo, ilustrador y diseñador gráfico en los Cuadernos de Marcha con una vibrante producción artística que combina múltiples referencias al arte clásico, a la mitología, a las artes aplicadas y a la ilustración".
"El amor, la identidad y la sexualidad se entrelazan en una obra que trasciende la experiencia particular para encontrar su lugar en la belleza de las formas, la lucha por la libertad y el derecho a ser y sentir", agrega la misma fuente.
Courtesy of Institute for Studies on Latin American ArtSu trabajo se desarrolló en un contexto cultural montevideano marcado por tensiones: la apertura democrática tras la dictadura, las resistencias sociales a la diversidad sexual y la emergencia de nuevos lenguajes artísticos.
Para Manuel Neves, Beisso es "un caso único en el panorama de las artes visuales uruguayas producidas en el contexto de los 80 y 90. Su obra, de una singularidad radical, proyecta y ofrece una sensibilidad que permaneció de alguna forma oculta o inadvertida".
"Su proyecto artístico aborda la zona de los afectos, la ternura y la compasión a través de la belleza y los valores estéticos, y todos estos elementos parecen ausentes en las artes visuales uruguayas", añade.
"Mi mundo privado"
La muestra organizada por el Malba y el Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), con curaduría de Martín Craciun, se estructura en dos ejes principales.
Courtesy of Institute for Studies on Latin American ArtEl primero es "rituales dorianos", mundos fantásticos donde confluyen sexualidad, mitología clásica y una figuración desbordante. Son obras en las que Beisso despliega un lenguaje propio que mezcla lo erótico con lo sagrado.
El segundo es "imágenes de lo (mí) escondido", trabajos de sus últimos años. Aquí la oscuridad se vuelve central, pero también la mirada crítica frente a una sociedad que lo margina por su homosexualidad.
El título "Mi mundo privado" proviene de un cuaderno de bocetos y anotaciones del propio artista. Más allá de lo autobiográfico, la frase remite a la película "My Own Private Idaho" (1991) de Gus Van Sant, emblema de los 90.
ArchivoRecuperación
Tras su muerte en 1996, la obra de Beisso fue conservada por su madre y su pareja, Juan. Sólo décadas más tarde comenzó un proceso de catalogación y restauración que permitió rescatar más de trescientas piezas. Ya en 2019, el documental "La intención del colibrí", dirigido por Sergio De León, había abierto un camino de recuperación.
Allí, Juan busca rescatar del olvido las últimas pinturas del artista, ocultas durante veinte años. La exposición en el Malba profundiza ese movimiento, abriendo la obra de Beisso al público argentino y latinoamericano.
El arte queer rioplatense
El aporte de Beisso al arte queer en el Río de la Plata es central. "Esa obra despliega en su compleja narrativa visual la cuestión de cómo un individuo adulto que escapa a la autoridad heteronormativa puede encontrar un espacio digno como individuo, primero dentro de su núcleo familiar y después en la sociedad", sostiene Neves.
Malba"En ese sentido, su arte posibilitó presentar de forma sublimada múltiples interrogantes sobre el mundo de los deseos, la carnalidad y los cuerpos, y a la vez encarnó una posibilidad de emancipación", dice también.
Un artista que vuelve a preguntar
Con "Mi mundo privado", Beisso encuentra un espacio de reconocimiento en la escena argentina. Su obra, que alguna vez se pensó "demasiado íntima" o "demasiado personal", hoy se puede pensar como parte de un lenguaje universal.
La muestra da cuenta de un artista uruguayo capaz de abrir caminos sensibles en tiempos adversos y amplía el canon del arte rioplatense, incorporando voces y miradas. En palabras de la revista Artishok, su obra "trasciende la experiencia particular para encontrar su lugar en la lucha por la libertad y el derecho a ser y sentir".