Enrique Estrada Bello, mencionado con frecuencia en este espacio, fue un pintor santafesino que egresó de la academia Reinares, cuna de talento artístico a principios del siglo XX.
A principios de mayo de 1976, la galería El Greco abrió una exposición dedicada al pintor. Reunió óleos, acuarelas y dibujos del artista, que retratan con hondura a los personajes del litoral que marcaron su obra.

Enrique Estrada Bello, mencionado con frecuencia en este espacio, fue un pintor santafesino que egresó de la academia Reinares, cuna de talento artístico a principios del siglo XX.
Fundador y primer presidente de Artistas Plásticos Santafesinos, participó en salones nacionales y provinciales, recibiendo premios como la Medalla de Oro en Paraná y el Premio de Honor del Gobierno de Santa Fe.
Su obra reflejó la identidad local y el apego a la tierra. Dirigió el Museo Rosa Galisteo desde 1963 hasta su muerte. En su honor, una plaza en Santa Fe y el Museo de Artes y Artesanías de Santo Tomé llevan su nombre.
Realizó, al decir de Domingo Sahda, una pintura con lo cotidiano como temática central. Tal fue su toma de posición ideológica "sin provocaciones ni exabruptos, con la madura convicción de 'quien pinta su aldea, pinta el mundo'".
Estrada Bello retrató a los habitantes icónicos del litoral: "El Indio Ramón", "Manaco" y "El Negro Arigós", el fundador de la comparsa "Los Negros Santafesinos". Murió en el año 1964.
¿Por qué recordarlo hoy? Porque a principios de mayo de 1976, la galería de arte El Greco (que entonces funcionaba en San Jerónimo 2693) inició su temporada con una muestra en homenaje a Estrada Bello.
La exhibición estuvo conformada por obras del artista plástico cedidas por su familia, que dan idea de sus búsquedas técnicas. Es que hubo óleos, dibujos, acuarelas, monocopias y trabajos con tinta color.
La joya de la muestra fue el óleo "Flor de cardo", ganadora del tercer premio en el XXXVIII Salón Nacional, pieza que fue prestada para la ocasión por las autoridades del Museo Provincial Rosa Galisteo.
El domingo 9 de mayo de 1976, El Litoral publicó una reseña de Jorge Taverna Irigoyen sobre la mencionada muestra. "Su obra en totalidad lo descubre fundamentalmente como un enamorado de la figura humana", afirmó el crítico.
Para Taverna Irigoyen, Estrada Bello retrató "llegando a lo esencial del rostro, de la pose, a lo que distingue una actitud y hasta un sentimiento interior".
"Sabe llegar al justo medio de una psicología; pero más y antes que esto, a un ‘estar’ sencillo y apacible del modelo elegido", agregó, con su mirada incisiva.
Taverna tiene razón. Estrada Bello "pintó" personajes de la costa. "Criollos de mirada mansa y vida sin apuros", criados junto al río, signados por el espinel, la creciente y la isla.
"Estos tipos humanos que con tanta profundidad prendió Estrada Bello a la magia casi fantástica de sus telas, son lo mejor de su obra", sostuvo Taverna.
Y destacó, para cerrar, el placer que le produjo descubrir en la muestra de hace 49 años algunos de los muchos recursos que Estrada desplegaba sobre el cartón con oficio y picardía.
"Así como disfrutar de la baja pero limpia sonoridad de su paleta: siempre dispuesta a hurgar en el trasfondo de las formas", finalizó.




