En junio de 1979, Santa Fe recibió las obras del primer Salón Nacional de Tapices, una iniciativa federal del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación que buscaba poner en valor el auge silencioso, pero persistente, del arte textil contemporáneo argentino.
La cita fue en el Museo Municipal de Artes Visuales. Allí se exhibieron las obras premiadas del certamen inaugural, celebrado a finales del año anterior. Dando inicio a una muestra itinerante que recorrería el país.
ArchivoEntre la memoria y el porvenir
A lo largo del siglo XX, el tapiz transitó un curioso derrotero en Argentina: de técnica tradicional a territorio fértil para la experimentación plástica.
Hacia la segunda mitad de los años 70, este arte comenzó a ocupar un lugar central en ciertos circuitos, con una camada de artistas decididos a ampliar sus márgenes.
El Estado Nacional, atento a ese fenómeno, instituyó en 1978 el Salón Nacional de Tapices. En ese contexto, la mencionada exposición tuvo escala en Santa Fe. Así lo destacó El Litoral en su edición del 15 de junio de 1979, bajo la firma de Jorge Taverna Irigoyen.
Archivo El LitoralEl vuelo tejido de una maestra
En la Sección I, apartado A, el gran premio de honor recayó en una figura central del arte textil argentino: Gracia Cutuli.
Su obra "Componga un vuelo de gaviotas", realizada en telar de alto lizo, proponía cinco cilindros inclinados que, como aves detenidas en pleno aleteo, se elevan modulando blancos y azules en un juego de equilibrio y ascenso.
Cabe detenerse en esta artista. "Su obra establece un diálogo entre naturaleza y cultura, uniendo tradiciones europeas, americanas y especialmente del tejido andino", afirmó Alejandra Moreno.
"Desde sus inicios se ha distanciado del tapiz tradicional, buscando romper la ortogonalidad del tejido mediante marcadas texturas", agregó.
ArchivoTapices con voz propia
La muestra incluyó también otras piezas. Alicia Stilman presentó "Los patos en el juncal", "una obra decididamente musical, construida sobre una gama de blancos neutros y superficies que evocaban la suavidad de la gamuza", según afirmó Jorge Taverna Irigoyen en El Litoral.
El tercer premio fue para Marta Viñals, con "Cierta hora", una composición cargada -en la mirada del mencionado crítico- de una “poesía onírica” que se apoyaba en las técnicas más puras del tapiz tradicional.
Entre las menciones se destacó la obra de Carola Segura, que abordaba el juego cromático de los ocres sobre tramas de doble perfil, con una impronta constructiva notable.
También fueron premiadas Estela Pereda y Ana Laplace, quienes realizaron en colaboración un tapiz bordado que indagaba los límites entre el dibujo y la fibra, el gesto y la urdimbre.
MalbaLa ruptura de lo convencional
El premio a artistas extranjeros fue para Antoinette Galland, con "El entrevero". Para Taverna, "una excelente composición en la que nudos, texturas, tramas y ritmos lineales y cromáticos, conjugan un vigoroso acuerdo de partes".
En la Sección I, apartado B, se destacó la obra "Casi siete", realizada por Fuchs-Limardo y Mahler. "Alejada del muro, pródiga en pequeños módulos blancos que se ensamblan entre sí y construyen, aérea y morfológicamente, una forma casi arquitectural", escribió el especialista de El Litoral.
Museo Castagnino+MacroUna apuesta federal
El jurado del Salón estuvo compuesto por voces fundamentales de la crítica y la creación artística argentina: Rosa Faccaro, Fermín Fevre, Adolfo Luis Ribera, María Martorell y César Magrini.