Tomás Rodríguez
Le ganó al “Negro” Rocha en la ya desaparecida cancha de básquet, donde hoy está el estacionamiento sobre Bv. Pellegrini.

Tomás Rodríguez
(Especial para El Litoral)
El primer viernes de febrero de 1966, hace medio siglo, se observaba el crecimiento, el avance, el desarrollo y el progreso boxístico del joven pugilista Carlos Monzón, pupilo de Amilcar Oreste Brusa, al conquistar sobre el ring su primer cetro como pugilista rentado.
El 4 de ese mes, con el fallo unánime de los jurados, en el desaparecido estadio de básquetbol al aire libre del Club Atlético Unión, el fornido boxeador que representaba a la ciudad de Santa Fe, se hizo acreedor al título provincial de la categoría mediano, vacante desde la renuncia de Roberto Chetta.
Brusa, quien además de ser entrenador de jóvenes a los que sacaba de la calle y entrenaba en el gimnasio unionista, trabajaba en horario matutino en el Banco Español y Río de la Plata. En la década del ’40 del siglo pasado, el entrenador natural de Gobernador Crespo, había combatido como aficionado en la categoría pesado.
El público entusiasta, alegre, transmitió su euforia cuando Monzón (71,900) se dirigió desde el camerino (el mismo que utilizaban los planteles de fútbol profesional) al cuadrilátero, saludando su paso con sostenidos aplausos y vítores, que partían desde el ring-side, pasando por el sector de plateas y fundamentalmente de las graderías populares.
El referido reconocimiento premiaba la reciente campaña del natural de San Javier, de 23 años, iniciado en el Club Cochabamba, con asiento en el barrio Barranquitas Oeste, forjado profesionalmente por el Maestro Brusa y que se había adjudicado recientemente en forma brillante el cinturón "Eduardo Lausse", organizado por la empresa del Luna Park.
Según señalara años después Juan Carlos Lectoure, el incomparable Carlos Monzón, el mejor boxeador argentino de todos los tiempos "fue el arquetipo del deportista que llegó a la cima desde la nada".
Había nacido el 7 de agosto de 1942 en una vivienda humilde del barrio La Flecha de la ciudad de San Javier, del matrimonio formado por Roque Monzón y Amalia Ledesma, contando con la ayuda de la vecina Roberta Flores. Debido a la familia numerosa, el jefe de la misma resolvió trasladarse a Santa Fe, tardando mucho tiempo debido a que la carreta que lo trasladaba debía hacerlo por la RP N° 1, entonces de arena, el pavimento fue construido en la segunda gestión gubernamental del desarrollista Carlos Sylvestre Begnis, recibiendo en su trayecto la ayuda de Chiquito Uleriche que el futuro campeón del mundo de los medianos, nunca olvidó ese gesto solidario y se convirtió en un gran amigo.
Cuando Monzón vivía en Blas Parera (actual Avda. Presidente Perón) 4567 siendo empleado de Benjamín Pilotti, repartidor de productos lácteos hasta 1965, comenzó a boxear en el Club Cochabamba, luego tuvo un breve paso por el Minella Boxing Club, hasta que acordó su vinculación con Brusa.
Algunos días antes del encuentro con Ramón Rocha (69,900) una noticia causó hondo dolor en el ambiente deportivo santafesino al conocerse el trágico fallecimiento de Juan Carlos Klein, una notable figura del ajedrez local, cuando con su novia avanzaba en una moto de alta cilindrada en Montevideo y fue embestido por un automóvil de alta gama, causándole la muerte en forma instantánea.
Monzón justificó ampliamente la victoria ante el "Negro" Rocha por la incesante llegada de la izquierda al pecho y con la derecha sorpresiva a la zona baja, además de posesionar y dominar el centro del cuadrilátero.
Desde el primer capítulo se insinuó el sanjavierino y fue entrando con golpes secos, preferentemente de zurda, teniendo en cuenta que la derecha no la utilizó con el debido ritmo o salió a destiempo. Asimismo, en el ritmo corto prevaleció con comodidad el pupilo de Brusa.
Cabe destacar que el 9 de octubre de 1964 fue la última derrota de Monzón, en San Francisco, frente al puntano Oea Alberto Massi, tras ello el santafesino consiguió nueve victorias (Francisco Gelabert, Andrés Selpa, Aníbal Córdoba, Alberto Rotondo, Felipe Cambeiro, Gregorio G{omez, Celedonio Lima, Antonio Aguilar y Carlos Salinas) y tres empates ante C. Lima, A. Selpa y Manuel Severino).
El 17 de noviembre de 1966, en el vestuario, tras noquear en forma espectacular a Celedonio Lima, el promotor del Palacio de los Deportes, Juan Carlos ‘Tito‘ Lectoure felicitó a Monzón, quien estaba acompañado de Brusa, que si se adjudicaba el Cinturón ‘Eduardo Lausse‘, le prometía una pelea por el tíitulo argentino con el experimentado Jorge Fernández dentro de los siete meses siguientes.
Debe apuntarse que el ‘Negro‘Rocha mantuvo durante muchos años su admiración por el gran campeón mundial de los medianos. Monzón estuvo muy apenado cuando el martes 25 de setiembre de 1974, fue ultimado con más de 20 disparos el secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci en Avellaneda 2953, en la casa de su suegra. El rosarino que trabajaba como custodia del titular de la central obrera, recibió algunos balazos, entre ellos, uno en la cabeza.
Monzón triunfo por amplio margen de puntos (entonces se calificaba con 20 puntos al ganador de cada asalto) y se retiró aclamado por la muchedumbre que comenzó a creer en el sueño y la esperanza de alcanzar los tíitulos argentino, sudamericano y mundial, pero eso forma parte de otros capítulos en la historia del más grande boxeador de la división mediano de todos los tiempos.




