Oscar Ruggeri, entre los recuerdos del 86 y la ilusión por el próximo Mundial
En diálogo con FIFA, Oscar Ruggeri habló sobre la venidera Copa del Mundo, destacó el impacto global de la misma y recordó la desconfianza previa a México 1986, cuando la Selección partió casi en silencio y volvió con el país rendido a sus pies. También repasó sus sueños de niño y el camino hasta levantar la copa.
Oscar Ruggeri, entre los recuerdos del 86 y la ilusión por el próximo Mundial
En la antesala del Mundial 2026, Oscar Ruggeri volvió a ponerse en modo selección. En una charla distendida con FIFA, el campeón del mundo repasó el magnetismo único de la Copa y volvió sobre una imagen que lo persigue desde México 1986: una despedida fría, con poca fe, y un regreso apoteósico con la Copa en alto.
Ruggeri describió al Mundial como una competencia que detiene la vida cotidiana. Contó que “pasa, sigue pasando y va a seguir pasando”, ahora con más países y nuevas sedes que podrán mostrarse ante el planeta. Para él, esa expansión no diluye el prestigio: el círculo de campeones sigue siendo pequeño y exclusivo.
El ex defensor recordó que en 1986 la Selección partió con escepticismo generalizado. “Nos despidió poca gente, sin confianza, sin mucha fe”, evocó. El contraste apareció a la vuelta: un país entero en la calle, celebrando el título. Esa diferencia, asegura, es la prueba más concreta de que “habíamos hecho las cosas muy bien”.
Ruggeri repasó sus sueños de niño: jugar en un grande, llegar a la Selección y ganar un Mundial.
De México a Italia, la misma locura
Ruggeri también trazó un puente con Italia 1990. Sin la copa en las manos, pero con una campaña que volvió a conmover al país, sintieron algo parecido al regreso desde México. “Se repitió lo mismo, pero sin la copa, que la tuvimos ahí cerca”, admitió, todavía con la espina de aquella final perdida ante Alemania.
Esa doble experiencia –el éxito máximo y la derrota en la puerta de otra vuelta olímpica– refuerza en el ex defensor la idea de que el Mundial deja marcas indelebles. Los festejos multitudinarios, la conexión con la gente y la memoria compartida vuelven, cada cuatro años, a instalarse como un termómetro emocional de la Argentina.
El ex defensor comparó las emociones de los Mundiales 1986 e Italia 1990 con la pasión actual.
El sueño de un pibe que llegó a la Copa
Al hablar de sus sueños de chico, Ruggeri bajó el tono épico y se apoyó en lo cotidiano. Recordó que el camino empezó con un deseo simple: jugar en un equipo grande del fútbol argentino. Solo después aparecieron la Selección y, como objetivo máximo, disputar un Mundial y ganarlo. Paso a paso, sin atajos. Un reflejo de su carrera profesional.
En ese recorrido, el guiño a Diego Maradona aparece casi inevitable. Ruggeri sabe que aquella generación convirtió en realidad la fantasía de millones: levantar la copa en el Azteca y entrar para siempre en el “circulito” de campeones. Desde ese lugar, mira hoy a los futuros protagonistas de 2026, que intentarán escribir su propia página.