Arrebato callejero
Fuentes policiales informaron que una mujer fue víctima de un asalto callejero a sólo una cuadra de distancia de Fiume, (negocio de ropa asaltado ayer) más precisamente en San Martín al 3200, en la puerta de una conocida inmobiliaria.
La mujer fue interceptada por un robusto sujeto, el que tras ejercer violencia le arrebató su cartera para luego fugar a bordo de una motocicleta junto a un compinche que lo esperaba en la esquina.
Arrestados tras intentar robar una librería
Por otra parte agentes pertenecientes a la Brigada Operativa Urbana, a la Sección Perros y al Comando Radioeléctrico, se constituyeron en una librería ubicada en Avenida López y Planes al 3500.
En el lugar, fueron informados que momentos antes dos jóvenes armados habían intentado asaltar el comercio y al notar la presencia de uniformados en el lugar, se dieron a la fuga.
De acuerdo con las características de los malvivientes y al efectivo despliegue policial, en la intersección de bulevar Pellegrini y San Lorenzo, lograron interceptar y trasladar arrestados a dos individuos de 21 y 22 años.
Además, a uno de los sujetos se le secuestró de entre sus ropas un revólver calibre 22 largo con numeración y marca suprimida.
Por razones de jurisdicción las actuaciones son labradas en la Seccional 4ta. con el conocimiento de la Justicia competente.
Detalles del robo al negocio frente a la Policía Federal
Dos delincuentes concretaron ayer un audaz golpe en un negocio de La Recoleta santafesina -frente a las narices de la delegación de la Policía Federal-, donde lograron hacerse de un considerable botín, entre dinero en efectivo y mercaderías.
El hecho ocurrió a media mañana en el local Fiume, dedicado a la venta de ropa, que se ubica en San Martín al 3300.
En diálogo con este diario Fernando Nualart explicó que “todo comenzó como algo normal. Ingresaron dos hombres, de unos 25 años, y comenzaron a pedir mercaderías. Preguntaban precios y hasta pudieron medirse unos pantalones.
De pronto uno de ellos sacó una gorra que estaba colocada en un maniquí y se la puso. Hecho eso sacó de entre sus ropas un revólver y gritó que era un asalto. De inmediato tomó el control del asunto y nos encañonó a mí, a un compañero y a un cliente”.
Más adelante precisó que el rufián “se alzó con el dinero de la caja, los teléfonos celulares y la plata que cada uno llevaba en sus bolsillos. Otro detalle increíble es que también se llevó la ropa nueva que ya se la había dejado puesta”.
Cuando se vio conforme con lo hecho nos encerró a todos en el baño, no sin antes decirnos que si alguno intentaba algo no iba a dudar en matarnos.
Fue el dueño del local el que llegó después y se dio cuenta que estábamos encerrados en el baño.


































