El archivo personal del escritor santafesino Mateo Booz, quien según Horacio Caillet-Bois "creó una forma de expresión literaria, en la novela y el cuento, que le confiere una originalidad indiscutible", ya forma parte del acervo cultural de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Sus nietos, Francisco y Carmen Correa, concretaron la donación del material, que incluye manuscritos, publicaciones, grabados y dibujos preservados durante décadas por la familia. La entrega se realizó en el Rectorado y estuvo encabezada por el rector Enrique Mammarella.
También participaron el exrector Miguel Irigoyen, bajo cuya gestión se iniciaron las gestiones para concretar la donación; el secretario Académico y de Planeamiento Institucional, Daniel Comba; e Ivana Tosti, en representación de Ediciones UNL.
Prensa UNLDesde la universidad dijeron que el archivo permitirá ampliar líneas de investigación dentro de la Facultad de Humanidades y Ciencias. A su vez, fortalecerá el trabajo editorial que el sello universitario realiza sobre la obra de Booz. Y es un aporte para la preservación del patrimonio cultural santafesino.
Un "observador agudísimo"
Para dimensionar la importancia de la figura de Mateo Booz para la cultura santafesina, basta evocar una breve fragmento de las palabras que pronunció Agustín Zapata Gollán cuando el escritor falleció, el 16 de mayo de 1943.
Según reprodujo El Litoral un día después, el arqueólogo que sacó a la luz los vestigios de Santa Fe la Vieja afirmó que "nadie como él supo describir con tanto amor, las vidas humildes que se deslizan en la dulce y melancólica soledad de los barrios, el picante cuchichear de las comadres fisgonas y los ardides y socaliñas de los pícaros".
Archivo El LitoralTambién, para Zapata Gollán, fue un maestro para contar "las argucias de los leguleyos que merodean en la sordidez de los ambientes de pleitos y chicanas, los amores tardíos que florecen en una atmósfera de ingenuo romanticismo y los mezquinos afanes de políticos suburbanos".
El historiador describió a Booz como un "observador agudísimo del ambiente, que supo, también, penetrar en lo más hondo del alma humana". Pero también rescató que "jamás escribió una página amarga, ni puso una sola nota agresiva en sus admirables evocaciones de la ciudad".
"No puede darse, y ahí está la ejemplar honestidad de este escritor, una armonía mayor entre su obra y su propia vida. Su estilo es el fiel reflejo de su alma limpia, clara, tranquila, desbordante de humana comprensión y de bondad", agregó.
Mateo Booz retratado por Z. Gollán. Foto: Archivo El LitoralEl paisaje en las letras
Una década después de su partida física, el gestor cultural Horacio Caillet-Bois lo recordó a través de un artículo publicado en El Litoral. "Fue un escritor noble generoso, sin recelos ni envidias, que ejerció su misión con el único anhelo de dar forma y expresión a su mundo imaginativo", sostiene.
"Sus congéneres literarios eran para él sus amigos y jamás conocí un alma tan dispuesta a la admiración de los demás como la suya. Fluía siempre, de su palabra y de su pluma, el elogio espontáneo y justiciero ante el hallazgo sorpresivo a que lo llevaban los azares de sus lecturas", indica luego.
"Hay en la acendrada vitalidad con que Mateo Booz evocó el paisaje santafesino un esfuerzo logrado por crearlo en las letras. De este paisaje que no ofrece más que nubes, pastos y agua, Booz extrajo toda la fuerza silente y honda que domina su dilatada extensión", agrega.
Archivo El LitoralAmistad con El Litoral
Como dato de color, Mateo Booz era un gran amigo de El Litoral, junto a cuyos periodistas compartía tertulias hace un siglo y donde publicó varias veces. De ese vínculo, quedó constancia en la edición del 6 de agosto de 1978.
"A la hora de cierre, periodistas y políticos, poetas y profusos literatos, comerciantes de pro, estancieros de paso y profesionales de enjundia y austera paquetería, debatían calurosamente la política nacional, los sucesos de las compañías de ópera y drama que recalaban en el Teatro Municipal", dice la nota.
"Entre los infaltables de la reunión vespertina, eran muy celebradas las incisivas réplicas de Miguel Angel Correa, un talentoso rosarino que había hecho periodismo en su ciudad natal y en la nuestra", agrega.
Archivo El Litoral"Militaba en el Partido Demócrata Progresista mientras iba plasmando, en moroso trabajo literario, la ciudad de antaño y hogaño, apresando los perfiles irónicos de personajes, acontecimientos urbanos o regionales y las figuras típicas de Santa Fe 'su país'", continúa.
"Firmaba sus cuentos con el seudónimo de Mateo Booz, de bíblica inspiración, publicándolos en nuestras páginas o las de "La Nación", "La Novela Semanal" y efímeras revistas literarias de la época. Esa cordial amistad se mantuvo hasta su muerte en 1943", añade sobre el final.
Datos biográficos
Miguel Ángel Correa, más conocido como Mateo Booz, nació en Rosario en 1881 y se radicó luego en Santa Fe, donde generó una trayectoria que lo convirtió en uno de los narradores más reconocidos de la provincia.
Archivo El LitoralFue periodista en La República y, ya instalado en la capital, continuó su labor en medios locales mientras desarrollaba su obra literaria. Su libro más emblemático, "Santa Fe, mi país", apareció en 1934 y es un clásico del litoral argentino.
La importancia de Booz también se proyectó en el cine: su cuento "Los inundados" fue llevado a la pantalla por Fernando Birri en 1962.
La obra de Booz siguió creciendo en reconocimiento: ediciones posteriores y estudios críticos mantienen viva la memoria de quien, en palabras de Luis Gudiño Kramer, fue "el cronista amable de la ciudad".