Ignacio Andrés Amarillo
La agrupación emblemática de los ’80 parte de la memoria sonora de una generación con “Hu na na” y otras canciones, se reúne este fin de semana en Buenos Aires para celebrar los 35 años de su fundación. Julio Breshnev (hoy en Vetamadre) dialogó con El Litoral sobre pasado y presente.

Ignacio Andrés Amarillo
iamarillo@ellitoral.com
La banda Cosméticos, ícono de la new wave y el “rock moderno” de los ’80 se reunió a 35 años de su fundación para presentarse en La Usina del Arte de Buenos Aires este domingo 10 de junio.
El cantante Julio Breshnev (hoy celebrado por su trabajo al frente de Vetamadre) brindó una entrevista sobre este reencuentro con sus viejos compañeros (Bat-Mario Fernández y Leslie Burón en guitarras, Alejandro Arena en bajo y Guillermo López Galán en batería), además de sus recuerdos de una época única.
Reencuentro
—¿Cómo fue que surgió la idea de reunirse después de 35 años?
—Digamos que no era la idea, pero estaba la voluntad. Fue algo bien de esta era: hacía años y años que la mayoría de nosotros ni se veía ni hablaba, pero en el inconsciente colectivo de la banda estaba el hecho de que se cumplían 30 años de la salida de los discos de Cosméticos (1986 y 1987), y decidimos juntarnos a celebrarlo. Un brindis en la casa de Mario, fundador de la banda y donde funcionaba en esa época la sala de ensayo, fue la excusa.
Y así fue como nos reunimos el año pasado, brindamos y ya que estábamos nos metimos a zapar un rato en la vieja salita de ensayo, nos sacamos una foto los cinco y la subimos a las redes con el chiste de que Cosméticos estaba de vuelta, y que la new wave había regresado. Y nada más. No pasó mucho tiempo hasta que me contactara un productor de Neuquén, que estaba organizando un festival de rock, y que se había enterado a través de las redes sociales ¡que Cosméticos se había vuelto a juntar! Fue muy gracioso cuando les conté lo que había pasado pero enseguida dijimos: “¿Y por qué no?”. ¡Y acá estamos!
—La música los fue llevando por distintos caminos. ¿Se sienten representados por aquellas canciones de juventud?
—Si me preguntaban apenas terminó Cosméticos si íbamos a volver a tocar estas canciones 35 años más tarde habría dicho que no. Pero hoy los temas suenan contundentes, los arreglos son piolas, las melodías actuales... qué sé yo, es un repertorio muy rockero, y las temáticas que abordamos no solamente tratan sobre el amor o el desencuentro, hay planteos filosóficos en los que todavía creemos, hay narraciones fantásticas que parecen escritas hoy mismo.
Así que es una sensación muy extraña, pero muy hermosa también. Y cuando estamos ensayando o tocando en vivo, nos ponemos en “modo Cosméticos” y la cosa fluye como si fuera que lo estamos haciendo por primera vez, con entusiasmo y diversión, ¡pero con muchos años de experiencia!
El origen
—¿Cómo fue la fundación de la banda, cuando todavía eran adolescentes?
—Me acuerdo que alguien se me había acercado en el colegio, después de escucharme cantar en un acto, y me dijo que podía contactarme con gente de una discográfica, e inmediatamente le conté a Mario (Fernández: guitarra y teclados), que era un poco más grande que yo, y ya daba clases de guitarra y zapaba con amigos, a ver qué me aconsejaba. Y me dijo: “No sabía que te interesaría hacer esto de tocar y cantar en forma profesional. Si te copa te propongo sumarte a una banda que estoy armando, y te aseguro que de acá a un año estamos grabando un disco, pero con nuestras propias canciones”. ¡Y fue verdad!
Yo estaba todavía en la secundaria, y Ale, el bajista, era menor de edad, así que había que esconderlo en el camarín si aparecía la policía, que no era nada amistosa en esos tiempos. Si tocábamos entre semana recuerdo que me dormía en clase al otro día; y varios de mis compañeros también, ya que venían a hacernos el aguante y ser parte de la movida. Mario armó la banda, él tenía clara la idea de lo que quería formar, estaba súper enchufado. Y estaba todo por hacerse, se tocaba a cualquier hora y en cualquier tipo de condiciones. Una locura. Pero abrimos el camino para muchos que vinieron después.
—El sonido new wave y la estética los posicionaban en lo más fresco de la escena, junto a bandas mayores como Virus. ¿Sienten que estaban donde había que estar en el momento justo?
—Sí, totalmente. Es que nuestra idea, y la de Mario fundamentalmente, era seguir los pasos de Virus, del Virus de los primeros tres discos, romper con los esquemas de la época, ser irreverentes musical y estéticamente. Y al poco tiempo estábamos compartiendo escenarios con Virus, Soda Stereo, Sumo, Los Twist, Los Violadores. Nuestros discos suenan un poco más prolijos, o más pop de lo que proponíamos en vivo, quizá por falta de experiencia. Pero nosotros arriba del escenario nos sentíamos los Clash, los Sex Pistols, y esa energía nos dio un impulso muy poderoso en ese momento frente al público, a la prensa, y a la gente de las discográficas.
Presencia
—¿Se imaginaban en aquellos años adolescentes lo que vendría después?
—Para nada. Éramos espontáneos e irresponsables, y definitivamente estábamos viviendo el presente a full. Creo que no había mucho espacio para estar pensando acerca del futuro...
—“Hu na na” es parte de la banda sonora de los que vivieron o se criaron en los ’80. ¿Qué se siente ser parte de la playlist emotiva de tanta gente?
—Te escucho decirlo y hay cierto tipo de emoción que provoca. Pero es difícil ser consciente de eso. Uno vive y hace, y cada cosa tiene algún tipo de consecuencia en los demás, en los que te rodean. Pero cuando es a gran escala se pierde un poco, no es algo tangible. Sabés que estás ahí, como parte de una banda sonora, como provocador de emociones, pero la vida sigue todos los días, y cuando alguien te lo recuerda o escuchás tu canción en la radio, o ves algo tuyo en YouTube, está bueno, es lindo. Por eso, creo que la experiencia en vivo sigue siendo lo mejor: están ahí los que provocan la música y los que la reciben, está pasando en ese momento y podés conectar con ese tipo de sensaciones.
—Pasaron por programas emblemáticos y muy vistos en aquel tiempo como “Feliz domingo”, “Mesa de noticias”, “La noticia rebelde” y “Badía y Cía.”. ¿Cómo vivían cada una de esas apariciones, algo impensable en la televisión de hoy?
—¡Sí, una locura! No éramos muy conscientes de lo que nos estaba pasando. Incluso, lo tomamos un poco por sentado. Había que ir a la tele, nos poníamos nerviosos de estar frente a las cámaras mucho más que cuando tocábamos en cualquier otro lugar, y hasta hubo veces que pensamos en no ir porque había otra cosa más divertida para hacer! (risas).
Antes y ahora
—¿Qué los llevó a la disolución de la banda, con dos discos y un buen presente artístico?
—Fue todo muy explosivo, éramos muy jóvenes y todos teníamos ganas de hacer muchas cosas. Las personalidades chocan fácilmente cuando sos adolescente también. Se nos dio todo muy de golpe. Armamos la banda, salimos a tocar, grabamos un par de discos y ya estábamos recorriendo la Argentina, y nos saturamos de todo eso. Así como surgió todo tan rápido, así de rápido se quemó. Y antes de que nos diéramos cuenta ya había pasado.
—Siendo que cada uno tiene a esta altura sus propios proyectos, ¿qué expectativas tienen de esta reunión?
—Vamos viviendo las expectativas día a día. Primero nos pareció imposible, y ahora acá estamos con un par de festivales encima, y de cara a La Usina del Arte. Todo puede pasar. No queremos volvernos locos ni programar demasiado. Si salen más fechas, vamos a subirnos al escenario, porque nos encanta tener la maravillosa posibilidad, 35 años después, de estar recreando estas canciones. Y si después surge la idea de componer cosas nuevas, o grabar algo juntos y seguir tocando lo nuevo y lo viejo, seguramente vamos a hacerlo, pero también podría ser sólo esto, y estaría bien también. El milagro ya sucedió.




