De la Redacción de El Litoral
El proyecto que llevan adelante Luis Felipe Noé y Eduardo Stupía en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires, se presenta en la ciudad por décima vez consecutiva, con una exposición de obras de Pablo Martín, Alejandra Polito y Andrea Racciatti.

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Esta semana, el Museo Municipal de Artes Visuales Sor Josefa Díaz y Clucellas recibe por décima vez consecutiva obras de tres artistas que participan del proyecto “La Línea Piensa”, fundado por Luis Felipe Noé y dirigido por Eduardo Stupía, en el prestigioso Centro Cultural Borges de Buenos Aires.
La muestra organizada por la Municipalidad, quedará inaugurada este viernes 5 a las 20, en la sala de exposiciones de San Martín 2068, con el apoyo de Tregar y Bocatta. Con entrada libre y gratuita, se podrá visitar hasta el 28 de mayo, de lunes a viernes de 8.30 a 12.30 y de 16 a 20, sábados de 9.30 a 12.30 y de 17 a 20, domingos y feriados de 17 a 20.
Pablo Martín siempre se consideró un dibujante y eso lo llevó a desarrollar innumerables proyectos autogestivos donde desplegó sus habilidades como ilustrador y diseñador. Gusta de exhibir su trabajo, solo o acompañado, y busca siempre nuevas formas de hacer visible su producción y la de otros, en proyectos virtuales, hogareños y publicaciones, entre otros.
Acompañando los trabajos de Martín, que integran “La línea piensa”, Florencia Walfisch ha escrito bajo el título “El animal es el dibujo”: “Quiero ser un hombre desnudo. Un hombre desnudo que dibuja. Las piernas húmedas en un pozo de tierra. Mezclar arcilla, aceite. Grasa y resinas con el polvo. Una espesura donde ceder las manos. Arder líquidos negros como tinta, como una boca viva. La lengua roja de esa boca. Reunir la tierra y el cielo, los días y la muerte”. Y agrega al final: “Quiero ser un hombre desnudo. Y un pigmento indeleble habitándonos. Un trazo vivo que nos lleve de regreso. El dibujo es un animal sagrado”.
Peso, vida y complejidades
Andrea Racciatti nació en Rosario, Argentina. Es licenciada en Artes Visuales por la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Vive y trabaja en Buenos Aires. Es artista de la Galería Jacques Martínez. Se desempeña como docente en la Carrera de Artes Visuales de la UMSA y en el Profesorado de la Escuela de Bellas Artes Rogelio Yrurtia.
De su obra, ha escrito Eugenia Viñas en “Sueño negro”: “La artista Andrea Racciatti camina por la calles de Buenos Aires, sin naturalizar la violencia de los seres que se estancan como cuerpos caídos. Los mira, los fotografía, los pinta, los piensa. Son sueños negros, dice. Sueños forzados, sueños de día, sueños donde no hay sueños”. Y concluye: “El ojo no va primero al dolor, el ojo recibe de forma abstracta la empatía que la obra instala. ‘Durmientes en fuga’, ‘Habitación doble’ sin un dejo de ironía, puro amor, puro respeto. Tanto, que la belleza de las obras late sin enmascarar ni decorar. Es la mano de la artista, ese dibujo certero de Racciatti enmarcado en sus manchas que caen sintetizando peso, vida y complejidades. Soñantes o durmientes, son ahora también pinturas. ‘Dibujo y pinto fugas y ellos insertos en las fugas, como parte del paisaje’, afirma la artista. Y los traduce en sus telas, sus papeles, como cuerpos acostados, enfrentados al observador en toda su longitud pero sin fondo, flotando en el blanco del papel, a la intemperie, así, como ella los ve, los mira, los registra, mientras nos abre un mundo de preguntas”.
Lo siniestro y lo revelado
Alejandra Polito es egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes Pridiliano Pueyrredón. Se formó también en los talleres de Rubén Rey, Aníbal Carreño, Juan Maffi, Juan Doffo y Carolina Antoniadis. Realizo estudios teóricos con Alicia Romero y Jorge López Anaya. En el texto “Archipiélago”, el Dr. Claudio Ongaro Haelterman escribe: “Alejandra Polito nos arroja súbitamente ante imágenes perturbadoras en donde lo atractivamente siniestro es protagonista como aquello que, debiendo permanecer oculto, se ha revelado. Lo amorfo y su texturización se trazan con pelo como materia orgánica que va tras la búsqueda de sus cuerpos y sus rostros generando fuente de poder y cifrado de una magia, su misterio y fascinación, germen a la vez de su capacidad de sugestión y también de arrebato que revela la potencial destrucción a la cual nos arriesgamos”.




