Un equipo de científicos logró un hito en astronomía: crear la primera simulación completa de la Vía Láctea, estrella por estrella, gracias a inteligencia artificial y supercomputación.
Un equipo de investigadores empleó inteligencia artificial y supercomputación para generar una simulación completa de nuestra galaxia, replicando más de 100.000 millones de estrellas. El modelo es 100 veces más rápido y detallado que los métodos anteriores.

Un equipo de científicos logró un hito en astronomía: crear la primera simulación completa de la Vía Láctea, estrella por estrella, gracias a inteligencia artificial y supercomputación.
Este modelo no solo reproduce la dinámica interna de la galaxia, sino que también simula procesos tan complejos como la gravedad, la física de los gases, las reacciones químicas y las explosiones de supernovas, a una resolución sin precedentes.
El grupo, liderado por Keiya Hirashima en el RIKEN Center for Interdisciplinary Theoretical and Mathematical Sciences, combinó dos enfoques para alcanzar este logro: simulaciones físicas clásicas y un modelo de inteligencia artificial entrenado con datos reales de supernovas.
Las simulaciones físicas se encargan de calcular interacciones fundamentales como la gravedad y el comportamiento de gases, mientras que la IA predice cómo se distribuye y mueve el gas interestelar tras una explosión estelar.
Gracias a este atajo, la IA realiza las partes más lentas del cálculo sin sacrificar exactitud. Para comprobar la validez del modelo, los investigadores lo compararon con simulaciones que corren en supercomputadoras de alto nivel como Fugaku, una de las más potentes del mundo, y los resultados fueron consistentes.
Históricamente, simular una galaxia completa representaba un dilema: o bien se obtenía una visión panorámica con baja resolución, o bien se estudiaban zonas muy pequeñas con gran detalle.
Esta nueva técnica, en cambio, permite combinar ambas escalas: tener un panorama global de la Vía Láctea y al mismo tiempo observar con precisión cómo nacen, evolucionan e incluso explotan las estrellas.
Entre los principales beneficios de este modelo está la posibilidad de comprender cómo cambian los brazos espirales, cómo se distribuye la materia oscura y cuál es el impacto de las supernovas en el ciclo de vida del gas interestelar. En otras palabras, abre una ventana más realista para entender la historia de nuestra galaxia.
La simulación fue presentada durante la conferencia internacional de supercomputación SC ’25, y marca un punto de inflexión en la astronomía.
Antes, para simular solo un millón de años de evolución galáctica, los procesos tradicionales requerían más de 300 horas de cálculo; para llegar a mil millones de años, era necesario esperar más de 36 años.
Con esta nueva técnica, ese mismo lapso puede procesarse en alrededor de 115 días, y un millón de años se reduce a menos de tres horas.
Más allá de su aporte a la astronomía teórica, la tecnología empleada en esta simulación tiene aplicaciones prácticas sorprendentes: los mismos métodos pueden usarse para acelerar modelos climáticos o meteorológicos, que también enfrentan el desafío de combinar procesos muy rápidos con otros mucho más lentos.
De hecho, los investigadores creen que su enfoque podría impulsar simulaciones más eficientes del clima, del océano o incluso del desarrollo de nuevos materiales.




