Existen temas complejos, incómodos. Temas que mejor evitar o silenciar. Temas que angustian y enfrentan a quienes deberíamos estar de un mismo lado. Temas dolorosos que ameritan ser analizados en toda su complejidad. Y que requieren ser pensados como un fenómeno social, además de caso por caso.
Temas como el de las denuncias inverosímiles e injustas hacia docentes, que desde hace años vienen en aumento. Denuncias con terribles consecuencias para muchos trabajadores de la educación, que después del daño irreparable sufrido, se constató su inocencia. Denuncias que arruinaron la vida de tantísimas personas y de familias enteras, y las siguen arruinando. Denuncias que tienen como consecuencia el abandono de la higiene a las infancias en instituciones de nivel inicial y el retraimiento de cualquier muestra de afecto en todos los niveles. Y esto impacta enormemente en los cuerpos y en los vínculos.
Estas consecuencias llevan no solo a la vulneración del derecho a la higiene y a un trato digno sino que se van construyendo cuerpos temerosos, inseguros por la falta de contacto físico, de mimos y abrazos, siempre consentidos, preguntando, pidiendo permiso, como enseña la Educación Sexual Integral (ESI), pero imprescindibles en la primera infancia.
Las muestras de afecto también son necesarias para prevenir el abuso ya que colaboran en el afianzamiento de la seguridad y la autonomía en los niños y las niñas, dado que de esa manera se sienten respetados y a la vez queridos y acompañados. Los jardines de infantes, territorios de ternura, devienen así en territorios de sospecha, tiñéndose de miedo y desconfianza. Es necesario reconocer que también se vulneran derechos de las infancias cuando se las considera abusadas y crecen con ese estigma sin haberlo sido, durante toda su vida.
Se vulneran sus derechos al ser sometidos a interrogatorios y revisiones una y otra vez, incluso cuando no se comprueba nada. Y también se vulneran cuando presencian situaciones de violencia, como la destrucción o quema de sus jardines, golpes a los maestros y maestras o patrulleros llevándoselos. Docentes que hasta ayer fueron referentes afectivos centrales en sus vidas. Y todo esto, parece no considerarse.
Es central, en este punto, destacar el valor de la ESI y su gran aporte en la protección de las niñeces y en la prevención del abuso. Desde su marco se sostiene la defensa incondicional de las infancias para que no sean abusadas ni maltratadas y se les brinda herramientas para el cuidado y la defensa de sus derechos.
Desde este marco, no se defienden pedófilos, se los denuncia. Se defienden docentes injustamente acusados. Cabe preguntarnos entonces: ¿por qué esta lluvia de acusaciones en las instituciones guardianas de los derechos de las infancias?
Ilustración del libro "Conversaciones con la ESI. Entre desencuentros y entramados de ternura", de Liliana Maltz.Algunas hipótesis
Es importante reconocer que en esta problemática intervienen factores que exceden a la escuela. Se trata de cuestiones epocales, signadas por el discurso del odio y la violencia, así como por el debilitamiento de los lazos comunitarios y la desconfianza preexistente en los vínculos.
En dicho contexto impacta la gran desvalorización hacia la escuela y el rol docente. Resulta "más sencillo" depositar en esta institución los enojos y disconformidades varias (muchas de las cuales ni siquiera tienen que ver con la escuela), dado que es un espacio central de presencia, amorosidad y escucha.
También impacta en estas denuncias la visibilidad que adquirió el flagelo del abuso gracias a la ESI y que erróneamente en algunas circunstancias lleva a pensar que todo es abuso: hasta el abrazo de un nene de tres años hacia otro, como ha sucedido en muchos jardines, en las que por este motivo, incluso, se dio intervención a la policía. De este modo se banaliza la gravedad de este flagelo que es terrible y gravísimo.
No hay que olvidar que, en gran cantidad de casos, la denuncia a un docente ocultaba abusos intrafamiliares o bien, las denuncias fueron realizadas por familias que sufrieron abusos en sus infancias y creen que a sus hijos les está sucediendo lo mismo. Asimismo incide en el aumento de las denuncias de esta naturaleza la espectacularización de estas noticias en los medios, generando pánico en las familias e impactando en el modo en que luego interrogan a sus hijos.
Noticias como "100 niños abusados" o "Jardín del horror" circulan en las pantallas sin preocuparse por las gravísimas consecuencias. Al leer esto, y frente a la angustia comprensible que generan estas noticias, las familias les preguntan, por ejemplo "¿Te tocó?" "¿Estabas sola con el maestro?" y van co-construyendo un relato, sin tener registro de la propia incidencia en este armado.
Finalmente se termina afirmando lo que se plantea como hipótesis previa irrebatible: "Mi hija también fue abusada". Cualquier gesto que contradiga esa hipótesis es desechada y cualquier gesto que pueda realizar un niño al ver a su mamá asustada, es leído como afirmativo, pasando esa información al grupo de WhatsApp como un hecho.
Los niños y niñas pequeños son mucho más sensibles e influenciables por sus mayores en la construcción del relato, sumado a que el desarrollo del lenguaje está en construcción, por lo tanto es en el nivel inicial donde estas supuestas denuncias tienen más lugar.
Impacta en estas denuncias inverosímiles el prejuicio hacia docentes varones. Pertenecer al género masculino y trabajar con niños y niñas pequeños necesariamente deviene en ser considerados sospechosos. Hay algo en el imaginario cargado de estereotipos que no puede ligar a los varones con la ternura y el genuino interés en la educación de infantes.
Considerar que la mayoría de los docentes pueden ser abusadores, que cualquier demostración de afecto tiene propósitos pedófilos se va construyendo como algo verdadero y posible y va calando fuerte en las familias. Lamentablemente este prejuicio y la dificultad de analizar los testimonios infantiles desde la complejidad y de manera situada, no es solo de las familias, también algunos grupos que dicen adscribir al feminismo, toman esta postura.
Y lo planteo reivindicándome feminista. Por eso, en tal sentido se torna necesario poner en valor reflexiones como las de la antropóloga feminista Rita Segato, quien oportunamente dijo (**): "El feminismo no puede y no debe construir a los hombres como sus enemigos 'naturales'. El enemigo es el patriarcado, que incluso, a veces, puede estar encarnado por mujeres (…)".
Sin prejuicios ni "etiquetas"
Por todo lo desarrollado, la complejidad de esta problemática amerita analizarla despojándonos, aunque resulte difícil, de prejuicios, clichés, representaciones, esencialismos y fundamentalismos. Despojándonos de "etiquetas", bandos y de dilemas para poder pensar situado. Insisto. Pensar situado, reconociendo la complejidad de cada caso. Analizando pruebas y no conjeturas. Abriendo interrogantes. Por ejemplo:
¿Es posible que toda una institución se transforme en cómplice y encubridora de un abusador? ¿Es posible que un docente abuse de sus niños en veinte minutos que dura una clase de música o educación física sin que el resto del jardín se entere, o en espacios que están a la vista de todos? ¿Si un niño es abusado en esa instancia, la docente que lo recibe, no lo registra? ¿Tampoco el resto de las personas adultas que circulan por el jardín?
En este mismo sentido de irracionalidad, cabe mencionar el caso del profesor de Educación Física santafesino Juan Trigatti, acusado de abusar de cinco niñas, quien estuvo preso durante ocho meses. Y a quien le quemaron la casa y le mataron sus mascotas, hechos que nunca fueron juzgados a pesar de contar con evidencias que muestran a los responsables.
Trigatti fue absuelto en un juicio por el que pasaron más de cien testigos y ahora, se lo condena en segunda instancia, tras la apelación de la fiscalía y querella, con el apoyo de algunas organizaciones y sin que exista ninguna nueva prueba. Nuevamente el prejuicio y la irracionalidad toman la escena. Por eso, vuelvo a compartir algunos interrogantes, considerando lo que fuimos analizando:
¿Es posible abusar en una clase que se desarrolla en un patio absolutamente visible desde todos los frentes? ¿Si abusó de esas niñas, el docente va a solicitar insistentemente el resguardo de las cámaras del jardín? La defensa de Trigatti solicitó durante un año el peritaje de las mismas para recuperar imágenes y la fiscalía lo impidió (según nota diario El Litoral).
Son innumerables las familias que testificaron a favor del docente a partir del relato de sus hijos e hijas sobre las clases, negando lo que cinco familias denuncian. ¿Todas estas familias mienten?¿Son encubridores la enorme cantidad de docentes que sostienen la inocencia de Trigatti?
Es importante saber que la primera niña "considerada" abusada le refiere a su mamá que se golpeó, la mamá no le cree y muy angustiada, la lleva a revisación. El primer equipo que interviene, lo desestima. ¿No es válido el informe de estas profesionales que son las primeras receptoras del relato? Una de las niñas que declaró en cámara Gesell nunca tuvo clases con el profesor. ¿Este dato no invalida el modo de registro de los testimonios?
"Se les preguntaba en todos los casos en forma desesperada y reiterativa sobre posibles abusos, que sumados a una serie de sucesos desafortunados consecuentes, y actuaciones de operadores de la salud pública, de la protección de niñez y del sistema penal por lo menos deficientes, terminaron por completar esta zaga de lamentables sucesos y actuaciones que derivaron en un conflicto penal", remarcó la resolución" (párrafo de una nota sobre la absolución de Trigatti)
La docencia que queda bajo sospecha no pide estar por fuera de la justicia. Inmediatamente son separados del cargo. Piden una justicia justa. Pero:
- Son culpables aunque se demuestre lo contrario.
- Son culpables a pesar de no contar con pruebas que lo confirmen.
- Son culpables y vueltos a juzgar aun cuando se los declara inocentes.
- Se les dan penas más altas que a cualquier persona a quien sí se le constata fehacientemente un abuso.
A Lucas Puig, docente de La Plata, después de estar encarcelado, después de un juicio que lo absolvió, lo vuelven a juzgar y lo sentencian a 35 años de cárcel. Muere de cáncer. Muere de tanta injusticia y dolor. ¿Alguien piensa en su pareja y sus cuatro hijos pequeños? La palabra justicia no existe para ellos. Ellos pierden. Perdemos todos. De este modo, el miedo y la desconfianza, avanzan.
Urge, por lo tanto, visibilizar y analizar esta problemática en toda su complejidad. Urge que las escuelas vuelvan a ser territorios de ternura, no de sospecha. La ESI es una gran oportunidad para pensar en qué mundo queremos vivir, cómo nos queremos vincular y actuar en consecuencia.
Ojalá que en cada institución se pueda debatir este tema, se generen rondas entre familias y escuelas, poniendo en el centro los derechos de las infancias. Y en esas rondas se compartan miedos, fragilidades y se abran las puertas a nuevas conversaciones. A nuevos acuerdos.
(*) Capacitadora y asesora externa en instituciones educativas del ámbito público y privado y en espacios comunitarios en temas referidos a la Educación Sexual Integral y al vínculo familias-escuelas. También es docente en diferentes postítulos y especializaciones, e integrante del Colectivo XmásESI.
(**) Entrevista a Rita Segato, "El problema de la violencia sexual es político, no moral" (Carbajal, 2018).
Sobre la autora
Liliana Maltz es autora de diversas publicaciones y artículos sobre ESI, además de haber escrito los siguientes libros, todos bajo el sello de la editorial Noveluc: "ESI. Una oportunidad para la ternura" (2018); "Vaivenes de la ternura. ESI en el nivel inicial. Distancias y cercanías entre familias y escuelas" (2021); "Conversaciones con la ESI. Entre desencuentros y entramados de ternura Cartas, diálogos y reflexiones acerca del convivir en las escuelas" (2025).
En los dos trabajos mencionados en último término desarrolla el tema de las denuncias hacia los docentes. En 2023, "Vaivenes de la ternura (…)" fue reconocido de interés para la Promoción de los Derechos de las Mujeres, Género y Diversidades por parte de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.