Historia, valores y grandeza rojiblanca en el corazón
El club rojo y blanco celebra un nuevo aniversario este 1° de Mayo, marcando otro año de progreso en su destacado papel como una de las principales entidades deportivas de la provincia.
Historia, valores y grandeza rojiblanca en el corazón
El 1º de mayo es una fecha que despierta emociones profundas en la ciudad de San Justo. Mientras en todo el país se conmemora el Día del Trabajador, en esta localidad del centro-norte santafesino también se celebra una epopeya social, cultural y deportiva que lleva ya 113 años de vida: el nacimiento delClub Colón de San Justo. Una institución que, más allá de lo deportivo, ha sabido transformarse en un verdadero faro comunitario para generaciones enteras. Fundado por un grupo de jóvenes estudiantes en 1911, y bautizado como Colón en 1912, el club ha atravesado más de un siglo de historia combinando pasión, esfuerzo, formación y un fuerte sentido de pertenencia.
De la Escuela Normal al corazón del pueblo
En los albores del siglo XX, San Justo vivía su propia transformación. La inmigración, la educación y el crecimiento poblacional delineaban una ciudad con sed de identidad. En ese contexto, un grupo de estudiantes de la Escuela Normal decidió dar un paso que parecía pequeño, pero que con el tiempo se volvió monumental: fundar un club. Lo llamaron, simplemente, "Estudiantes". El fútbol era la excusa, pero el verdadero motor era la necesidad de pertenecer, de crear algo propio.
En 1912, en una asamblea que quedaría grabada en la memoria colectiva, el club adoptó su nombre definitivo: Club Colón de San Justo. El apellido se volvió emblema, y con los años, sinónimo de pasión rojiblanca. Desde entonces, la historia del club y la historia de la ciudad se hermanaron.
El Estadio "Félix Colombo" de Colón de San Justo. Gentileza
Infraestructura y pionerismo
Colón no tardó en hacerse notar. Fue uno de los primeros clubes en disponer de una cancha reglamentaria para la práctica del fútbol. Esa pasión, multiplicada por el empuje de sus socios y dirigentes, fue gestando un ambicioso plan de infraestructura que transformó al club en un verdadero multiespacio deportivo, social y cultural.
El mítico Campo de Deportes no solo albergó competencias, sino también sueños. Allí se levantó la primera pileta de natación de la ciudad, otro mojón en el carácter pionero de la institución. Luego llegaría el Estadio Félix Colombo, que ha sido escenario de épicas jornadas futboleras y formativas, y que hoy sigue siendo el templo de El Conquistador en la Liga Santafesina de Fútbol.
En los años 80, gracias a la incansable labor de dirigentes como Mercedes Alesso de Bieler, el club dio un salto de calidad con la creación del Polideportivo. Ese espacio, que no solo contiene disciplinas deportivas, es también sede de uno de los eventos más representativos de la cultura nacional: el Certamen Argentino de Doma y Folklore. Más de 40 ediciones lo convierten en la fiesta de jineteada más importante del país y en una ventana al alma gaucha de la región.
El equipo de Colón de San Justo en la Liga Santafesina. Gentileza
Deporte, valores y pertenencia
Hoy, el Club Colón de San Justo ofrece más de 15 disciplinas deportivas. Desde el fútbol —con participación destacada en la Liga Santafesina— hasta el vóley, el patín, la gimnasia artística, el hockey sobre césped (en una cancha de sintético única en la zona), el atletismo, el taekwondo y la natación. Pero más allá del deporte competitivo, hay un modelo de formación integral que atraviesa cada rincón del club.
En cada categoría, desde la escuela predeportiva hasta los planteles superiores, se respira una filosofía: el deporte como medio de formación humana. Colón no solo busca podios; busca personas. Por eso, los entrenadores y coordinadores no solo enseñan técnicas, tácticas o estrategias: transmiten valores. Compañerismo, respeto, solidaridad, humildad, esfuerzo compartido. Todo eso que no se entrena con conos, sino con el ejemplo diario.
El club ha sido cuna de deportistas que han trascendido fronteras, pero su mayor legado no está en la vitrina de trofeos, sino en las familias que lo sienten como un segundo hogar. Padres, madres, hijos y nietos que han compartido tardes enteras en el predio, en el quincho, en la tribuna, en los pasillos del gimnasio. La camiseta rojiblanca no solo se viste: se hereda.
Una comunidad que celebra y se proyecta
Cada 1º de mayo, la ciudad de San Justo se detiene para celebrar el cumpleaños del club. No es solo un acto: es una reafirmación identitaria. La misa, la bicicleteada, los torneos deportivos, los homenajes, la cena en el Salón de Eventos 1912 —una de las construcciones más modernas y activas del predio— reúnen a toda la familia colonista. Es un ritual que trasciende generaciones y que pone en valor lo que significa pertenecer.
Durante la pandemia, incluso cuando las puertas del club debieron cerrarse, la institución no dejó de acompañar a sus socios. Se organizaron campañas solidarias, se brindaron clases virtuales, se sostuvieron vínculos. Esa resiliencia fue premiada con el retorno masivo de socios en la pospandemia y con nuevos proyectos que siguen apostando al crecimiento.
En un mundo donde las instituciones deportivas enfrentan desafíos crecientes —económicos, sociales, culturales—, Colón de San Justo ha sabido reinventarse sin resignar su esencia. La apuesta por el deporte federado convive con la apertura a nuevas demandas sociales. Hoy el club tiene programas para personas con discapacidad, actividades para adultos mayores, espacios para la niñez y una fuerte impronta en el desarrollo femenino de todas sus disciplinas.
Además, la participación de mujeres en roles dirigenciales y técnicos es cada vez más notoria, consolidando un modelo de gestión moderno e inclusivo.
La escuela de fútbol infantil crece año a año, los planteles juveniles suman participación en torneos provinciales, y la Primera División mantiene su prestigio en la Liga Santafesina. Al mismo tiempo, disciplinas como el hockey y el vóley se posicionan entre las mejores de la región.
En definitiva, hablar del Club Colón de San Justo es hablar de una construcción colectiva. Una obra que comenzó en 1911 en los pasillos de una escuela, y que hoy es orgullo de una ciudad entera. Un escudo que representa más que un club: representa una forma de ser, de vincularse, de mirar el futuro.
Porque ser colonista no es solo alentar desde la tribuna: es comprometerse, es participar, es valorar el esfuerzo de quienes vinieron antes. Es sentir que en cada ladrillo del club hay una historia, un sueño, una bandera.
En sus 113 años de vida, Colón ha atravesado guerras, crisis económicas, transformaciones sociales, cambios generacionales. Pero siempre se mantuvo fiel a su misión: ser un espacio de encuentro, de contención, de crecimiento. Un club que no se mide solo por lo que gana, sino por lo que construye.
Feliz cumpleaños, Glorioso Club Colón de San Justo. Que los próximos años te sigan encontrando con la misma pasión, con la misma entrega y con el mismo amor rojiblanco que hace 113 años puso en marcha esta historia gigante.