Newell's Old Boys abre sus puertas al primer gran Encuentro de Escuelitas de fútbol
Este sábado, entre las 9 y las 12.30, el predio rojinegro se convertirá en una verdadera fiesta del fútbol infantil. Con la participación de más de 100 niños y niñas del club de barrio Roma y delegaciones de toda la región, el evento busca celebrar el deporte, la inclusión y los primeros pasos en el juego más popular de la región.
Newell's Old Boys abre sus puertas al primer gran Encuentro de Escuelitas de fútbol
Este sábado por la mañana, Newell's Old Boys será el escenario de un evento especial y lleno de emoción: el primer encuentro masivo de escuelitas de fútbol para niños y niñas pequeños de la Liga Santafesina. Se trata de una jornada sin precedentes, organizada con dedicación por el Club de Barrio Roma, que reunirá a chicos y chicas de diferentes puntos de Santa Fe y alrededores en una propuesta tan deportiva como social.
Desde las 9 y hasta las 12.30, la pelota rodará para más de un centenar de pequeños jugadores y jugadoras que integran la escuelita del club Roma, institución que impulsa este tipo de actividades con un fuerte anclaje comunitario. Pero no estarán solos. Junto a ellos llegarán al predio rojinegro escuelitas de renombre como Colón de Santa Fe, Guadalupe, El Quillá, Show Gol, Maradonitas del Sur, Pequeños Gigantes, Crecer de Santo Tomé y otras agrupaciones que, sobre la marcha, se siguen sumando con entusiasmo a la convocatoria.
La propuesta, lejos de centrarse en la competencia, pone el foco en el disfrute, el aprendizaje y los valores que transmite el deporte desde edades tempranas. Los encuentros entre los equipos están diseñados con un espíritu recreativo, donde lo importante no es el resultado sino la experiencia compartida, la camaradería, el respeto por el otro y la alegría de vestir una camiseta, sea la que sea, y entrar a una cancha.
"Para muchos de estos chicos y chicas, esta va a ser su primera experiencia jugando en un lugar como este, con camisetas, árbitros, público. Y eso es inolvidable", explica uno de los coordinadores del evento, que destaca el rol que cumple el club como formador no solo de futbolistas, sino también de ciudadanos.
Una fiesta familiar y barrial
El encuentro, además, tendrá un fuerte componente social. Las familias de los jugadores –padres, madres, hermanos, abuelos– se acercarán a acompañar, sacar fotos, aplaudir y, sobre todo, vivir con orgullo la emoción de ver a los más chicos disfrutando del fútbol en un espacio cuidado y preparado especialmente para ellos.
Imagen ilustrativa. A disfrutar. Los chicos se prepararon para disputar el primer encuentro del año en la cancha de Newell's. Crédito: Guillermo Di Salvatore
En los márgenes de las canchas habrá mate, risas, reencuentros y muchas historias compartidas. Porque detrás de cada escuelita hay un grupo de adultos comprometidos que sostienen con esfuerzo este tipo de proyectos: entrenadores que dedican horas fuera de su trabajo, vecinos que prestan sus autos para llevar a los chicos, familias que organizan rifas o ferias para comprar camisetas y pelotas. Todo eso también se celebra en jornadas como esta.
Trofeos, recuerdos y sueños
Como es tradición en los encuentros de fútbol infantil, todos los participantes se llevarán un trofeo. No se trata de premiar a los mejores, sino de reconocer la valentía de entrar a la cancha, la alegría de compartir, el entusiasmo con que cada chico y chica vive esta experiencia. El trofeo es un recuerdo material, pero también simbólico: una forma de decir "estuviste, jugaste, lo diste todo, y eso vale".
Detrás de cada niño hay un sueño en formación. Quizás alguno sueñe con jugar en Primera, con ponerse algún día la camiseta de Newell's o la de la Selección. Pero también hay sueños más inmediatos y no menos importantes: hacer amigos, aprender a pasar la pelota, sentirse parte de un equipo. Cada uno de esos sueños encuentra un pequeño impulso en eventos como el del sábado.
El rol de Newell's
Para el Club Atlético Newell's Old Boys, el encuentro representa mucho más que prestar una cancha. Es una forma de tender puentes con el tejido social que lo rodea, de acercar el fútbol grande al fútbol de base, y de mostrar que el club también puede ser un motor de inclusión, contención y desarrollo para las infancias.
Abrir las puertas a las escuelitas es también sembrar futuro. Porque entre esos chicos y chicas que este sábado van a correr detrás de una pelota, puede haber talentos en potencia, sí. Pero, sobre todo, hay personas que, si reciben el acompañamiento adecuado, pueden crecer con valores, respeto, esfuerzo y una pasión genuina por el deporte.
La jornada de este sábado, entonces, será mucho más que un encuentro de fútbol infantil. Será una fiesta de la esperanza, una celebración de la niñez, y un reconocimiento al trabajo invisible pero fundamental de quienes sostienen a diario las escuelitas de barrio.