Nueva generación de vacunas contra el Covid: avances en seguridad cardíaca y eficacia frente a la cepa Frankenstein
Investigadores buscan reducir efectos raros tras la vacunación y mejorar la respuesta frente a subvariantes como XFG, mientras expertos globales insisten en el balance positivo entre beneficios y riesgos de las vacunas actuales.
Nueva generación de vacunas contra el Covid: avances en seguridad cardíaca y eficacia frente a la cepa Frankenstein
En medio de la expansión de subvariantes de SARS-CoV-2, como la denominada XFG o “Frankenstein”, y la persistencia de dudas sobre efectos adversos de las vacunas COVID-19, equipos de investigación trabajan en nuevas formulaciones que prometen mejorar la seguridad y la eficacia de las dosis disponibles.
Esta información surge en momentos en que la cobertura de vacunación en Argentina ha sido baja en 2025 y la preocupación por variantes continúa.
Ajustes en vacunas de ARNm
Desde el lanzamiento de las vacunas basadas en ARN mensajero (ARNm), como la desarrollada por Pfizer-BioNTech, se han observado, en casos muy poco frecuentes, efectos inflamatorios del corazón —miocarditis y pericarditis— especialmente en varones jóvenes tras algunas dosis.
Estos eventos fueron identificados por los fabricantes y los organismos reguladores desde 2021 y están incluidos en los prospectos como posibles efectos adversos raros, no como una “prueba de daño generalizado”.
Centros de investigación continúan evaluando cómo minimizar aún más estos riesgos
Las universidades, centros de investigación y la propia industria continúan evaluando cómo minimizar aún más estos riesgos sin sacrificar la respuesta inmunológica. Algunos grupos han reportado ajustes en las secuencias de ARNm o en las formulaciones que, en modelos preclínicos o ensayos iniciales, redujeron la incidencia de inflamación cardíaca sin disminuir la producción de anticuerpos.
Sin embargo, estos resultados aún no están validados por amplios estudios clínicos ni autorizaron cambios regulatorios universales. Por eso, cualquier afirmación de que una vacuna “logró no causar daño cardíaco” debe leerse con cautela y en contexto científico claro y documentado.
Los especialistas recuerdan que, aunque la miocarditis asociada a la vacunación puede presentarse, es muy rara y generalmente de curso leve y con buena recuperación con tratamiento adecuado. Además, las infecciones por COVID-19 mismas implican un riesgo más alto de complicaciones cardiovasculares graves que las observadas tras la vacunación.
Variantes emergentes
La subvariante XFG de SARS-CoV-2, apodada en algunos medios como “Frankenstein”, ha ganado terreno en varias regiones del mundo, aunque los organismos internacionales de salud la consideran parte de la evolución esperada del virus, no una forma dramáticamente diferente o más agresiva.
"Frankenstein”: los síntomas que causa son similares a los de otras variantes
Los síntomas que causa son similares a los de otras variantes y su riesgo para la salud pública sigue clasificado como bajo a moderado, según reportes basados en vigilancia genómica y epidemiológica.
La respuesta científica a esta dinámica evolutiva incluye actualizaciones de vacunas. Al igual que cada año se ajustan las fórmulas de vacunas antigripales para enfrentar las cepas más circulantes, los desarrolladores de vacunas contra COVID-19 han diseñado dosis adaptadas a subvariantes específicas, con estudios que apuntan a ampliar la cobertura inmunológica.
Estas versiones buscan ser más eficaces contra variantes prevalentes, aunque no existe evidencia concluyente de que una sola vacuna detenga por completo la transmisión de todas las subvariantes.
En Argentina y otros países, la tasa de aplicación de refuerzos en 2025 ha sido muy baja: datos oficiales indicaron que menos del 1 % de la población recibió vacunas contra COVID este año, lo que podría dejar a gran parte de la población más vulnerable frente a la circulación viral.
Los organismos de salud pública, incluyendo la Organización Mundial de la Salud y agencias nacionales, sostienen que el perfil beneficio-riesgo sigue siendo claramente favorable para la vacunación contra COVID-19. Millones de dosis administradas globalmente han demostrado reducción significativa de hospitalizaciones y muertes por la infección grave.
Las reacciones adversas comunes —como dolor en el lugar de la inyección, fiebre o malestar transitorio— son bien conocidas y previstas en los prospectos autorizados.
Los eventos raros, como la miocarditis, se monitorizan de forma continua y están documentados en la información oficial de las vacunas, pero no constituyen una razón para descartar la vacunación en los grupos recomendados por las autoridades sanitarias.