Cuatro adolescentes, amigos y compañeros de colegio en la vecina capital entrerriana, cruzaron el sábado a la costa santafesina para disfrutar de una jornada de pesca, pero pasado el mediodía decidieron regresar cuando ya se insinuaba la fuerte tormenta.
Desesperado ante lo que intuía como una inminente tragedia el padre de uno de ellos se acercó a la orilla para -vía teléfono celular-, rogarles que regresaran a la costa santafesina, pero ya era tarde. En el momento que hizo contacto con ellos ya los tenía a la vista. Segundos después el bote naufragaría frente a la costa entrerriana en medio del oleaje del río embravecido.
Embarcaciones particulares y botes de Prefectura salieron apenas recibieron el aviso del desesperado padre y eso permitió que al menos uno de los chicos -se mantuvo a flote aferrado a la borda del bote plástico-, pudiera ser rescatado, sano y salvo, unos veinte minutos después del trágico vuelco de campana.
Al Prefecto Gustavo Cabrera tocó la penosa tarea de imponer acerca de lo ocurrido a los familiares de los chicos y prepararlos para lo peor. Las posibilidades de sobrevida a pocas horas de ocurrido el naufragio, eran inexistentes.
El adolescente rescatado, Ivo Enrique Retamal (15), habría relatado que, ante la tormenta que se avecinaba decidieron regresar y que cuando navegaban a la altura del canal el fuerte oleaje hizo naufragar la embarcación. Tan rápido y confuso fue todo que al volver a superficie abrazado a la borda, ya no pudo ver a sus tres amigos.
Los cuerpos de los chicos desaparecidos en el Paraná, Sebastián Manfroni (17), Juan Gonzalez (16) y David Reigel (17) eran buscados todavía esta mañana por lanchas de Prefectura en el marco de un importante operativo que incluía la participación del guardacostas de Prefectura Naval Santa Fe GC 175 y buzos de la misma repartición llegados ayer desde la ciudad de Rosario.

































