Julio Barraza, fanático sabalero y titular durante años en Banfield, es el primero en llegar.
Julio Eduardo Barraza, el defensor que pertenece a Banfield, es el primer refuerzo al plantel de Colón, que mantendrá como entrenador a Mario Sciacqua, tal como lo viene anticipando El Litoral desde hace un tiempo.
Barraza es santafesino, nacido en el barrio Pompeya, hizo las inferiores en Pucará y a los 16 años se fue a Banfield, donde estuvo hasta este momento. El marcador lateral derecho —hincha fanático de Colón—, debutó el 23 de septiembre de 2001 y fue titular durante casi toda esta etapa, en la que, además, fue campeón con aquel equipo dirigido por Julio César Falcioni.
En este torneo, Barraza jugó los nueve primeros partidos y perdió la titularidad a manos de Toledo luego de la derrota por 1 a 0 ante River. Tiene 31 años y siempre manifestó su deseo de jugar en Colón.
Hace unos años, más concretamente en enero de 2006, El Litoral publicaba una entrevista con Barraza en la que hablaba de su identificación plena con Colón. “Desde chico, al ser sabalera toda mi familia y más aún mi viejo, empecé a ir a la cancha. Tenía cinco o seis años. Entonces nació todo el amor por Colón que se acrecentó cuando iba con mis amigos al estadio. Fui a todos lados: me acuerdo de cuando volvió Maradona, justo en aquel partido frente a Colón (7-10-1995, ganó Boca 1 a 0 con gol de Darío Scotto), que estuve en la Bombonera con toda la barra. ¡Era hincha, hincha! También recuerdo que una vez, en los comienzos de Banfield, tenía que jugar un sábado en inferiores, y ese día se jugaba el clásico entre Colón y Unión. Entonces, acusé una lesión un par de días antes y me vine para ir a la cancha. Son cosas que uno hace cuando es chico. Yo estaba loco por el sabalero. Después se me fue apagando un poco, por el hecho de jugar”, dijo Barraza, conocido como “Chochi”.
-¿Cómo te sentiste cada vez que enfrentaste a Colón?
—Fue lindo. Creo que la primera vez que jugué en contra fue un 2 a 0 que logró Banfield acá. Ese día entré, miraba a la tribuna y veía a mis amigos. ¡Qué se yo!, recordaba todo.
—¿En algún momento te agarró sentimiento de culpa o algo así?
—No, porque hay que defender los colores que cada uno usa. Una vez vinimos a jugar al Brigadier y peiné una pelota contra mi arco que pegó en el palo. ¡Casi me muero! Imagináte, todos sabían que yo soy hincha de Colón y hubiesen dicho cosas terribles.
—¿Te ves con la rojinegra puesta?
—Sí, por supuesto. Siempre le digo a mi familia y amigos que voy a jugar en Colón. Ojalá se me dé la chance. Si no se me da, quedará como una materia pendiente. Está en mis planes, así que esperemos que pueda jugar para el sabalero antes de que me retire.
Esto fue hace cinco años. Hoy, con 31 años recién cumplidos, Barraza cumplirá su sueño y se pondrá la rojinegra. “Con Portell está todo hablado y arreglado, falta materializarlo en los papeles”, dijo una fuente consultada.
Otro al caer
Además de Barraza, hay otro jugador que está muy cerca de arreglar su vinculación a Colón. “Es alguien que está jugando en este momento, así que por ahora nos guardamos el nombre por respeto”, se dijo en la intimidad de la dirigencia sabalera.
Las conjeturas apuntan a algún jugador de los que tiene que disputar los partidos que restan para el final de la temporada, que son la definición por el segundo descenso y la otra Promoción (Huracán-Gimnasia) y River, sin descartar a los de la B Nacional que todavía tienen que terminar su participación y luchan por el ascenso (Belgrano y San Martín de San Juan).

































