Un miércoles a la tarde, las butacas y las gradas del Concejo Municipal se llenaron de familias y educadores que dejaron la rutina para escuchar a la psicóloga Maritchu Seitún, referente nacional en crianza y autora de varios libros sobre orientación para padres y educadores.
El conversatorio -organizado por el concejal Pablo Mainer- se tituló "Niños, niñas y adolescentes confiados, motivados y seguros" y también contó con la disertación de la psicóloga Gisela Rugna, especialista en convivencia escolar, bienestar docente y disciplina positiva.
Cuando habla Maritchu lo hace con mucho sentido común y ejemplos concretos. Ella advierte que la "crianza respetuosa" no es sencilla, sino por el contrario: hay que ser padres empáticos pero firmes, no amenazar ni castigar pero hacer entender al hijo que los actos tienen consecuencias y destinar tiempo y esfuerzo a poner límites.
"Cuando hablamos de crianza respetuosa, algunos creen que se trata de 'dejar hacer'. Y es exactamente lo contrario: la falta de límites no es respeto, es abandono. Respetar es reconocer al hijo en todas sus emociones, pero también acompañarlo para que pueda crecer y convertirse en un adulto responsable y útil para la sociedad", planteó Seitún, abriendo una charla cargada de ejemplos cotidianos.
El recinto del Concejo se llenó de padres y educadores. Foto: GentilezaLímites con sentido, no castigos
La especialista fue clara en diferenciar los viejos modos de la crianza basada en amenazas o castigos, de una forma más saludable de acompañar. "Muchos crecimos escuchando amenazas que nos daban miedo, pero no nos enseñaban nada. Hoy sabemos que es mucho más efectivo anticipar consecuencias claras, lógicas y reparadoras. Si un chico agrede a otro, no se trata de castigarlo para que tenga miedo, sino de pensar qué acción puede ayudarlo a reparar y a hacerse cargo de lo que hizo".
Para Seitún, criar desde el respeto es un camino que exige más esfuerzo que el castigo rápido, porque demanda empatía y constancia. "Empatía no es hacer lo que el chico quiere. Es escuchar lo que siente, validar sus emociones, y a la vez mostrarle que la vida tiene reglas y que los padres somos la brújula y el faro en medio de sus tormentas", resumió.
Maritchu Seitún y Gisela Rugna recibieron certificados y presentes de parte de los concejales. Foto: GentilezaAdolescencia y presencia adulta
Minutos antes de la charla, en diálogo con El Litoral, Seitún se detuvo especialmente en la etapa de la adolescencia, marcada por el aislamiento y la fuerte influencia de las pantallas.
"Los adolescentes sufrieron mucho en la pandemia, pero también los padres. Y aunque a veces parezca que no nos quieren cerca -porque gruñen o nos rechazan-, nos siguen necesitando profundamente. La clave está en crear espacios compartidos: una comida sin celulares, una salida en bicicleta, una película juntos. Son momentos pequeños, pero que construyen vínculos".
La psicóloga alertó además sobre la confusión de los padres de querer ocupar el lugar de "amigos" de los hijos. "La teoría del apego es clara: los adultos cuidan, los niños son cuidados. Cuando esa asimetría se rompe, los chicos quedan huérfanos de guía".
"Hay que sacar lo mejor del 'sistema autoritario de crianza" que es la firmeza. Y lo mejor del 'sistema permisivo' que es la empatía", indicó. Y dijo: "Hablemos con nuestros hijos de disciplina, de consecuencias cortas, activas y reparadoras, de manera anticipada".
"A los padres los necesitamos siempre"
En varios pasajes de la charla, la psicóloga compartió experiencias personales y anécdotas familiares. Recordó cómo muchas veces los adultos creen que, a determinada edad, los hijos ya no requieren tanta cercanía. Pero fue contundente: "Seguimos necesitando a los padres toda la vida. Aun de grandes, necesitamos ese sostén. Los padres no pueden abdicar de su rol: son brújula y faro, aún cuando los hijos se enojen. Ese es el regalo más grande que podemos darles".
Los padres no pueden abdicar de su rol: son brújula y faro, aún cuando los hijos se enojen."El otro día invité a mi nieto que llegó de viaje de estudios a almorzar y pensé que me iba a decir que quería ver a sus amigos. Sin embargo vino contento a contarme cómo le había ido. La presencia adulta es muy necesaria", dijo.
Por su parte, la psicóloga Rugna resaltó la importancia de abrir espacios de reflexión. "Muchas familias quieren mejorar, buscan repensarse, pero se encuentran con que les faltan herramientas. La crianza respetuosa no es una moda, es un derecho de niños y adolescentes", señaló.
Y dejó planteada una pregunta central: "Siempre hablamos de los límites de los chicos, pero ¿qué pasa con nuestra autorregulación como adultos? ¿Cómo reaccionamos cuando un hijo nos dice que no, cuando nos enfrentamos a su frustración? El desafío es primero mirarnos a nosotros mismos y repensar la autoridad desde un lugar de respeto, sin recurrir al miedo ni a la violencia."
El concejal Mainer, por su parte, indicó que la disertación de ambas especialistas se enmarca en la presentación de un proyecto que busca crear un programa de crianza respetuosa en el municipio de Santa Fe.
"El objetivo es que en diferentes ámbitos -jardines, Estaciones Municipales-, haya dispositivos que estén vinculados a esta temática y que podamos generar campañas de concientización. Uno puede suponer que la crianza es algo del ámbito privado, pero en realidad tiene un gran sentido social porque estamos hablando de niños que son sujetos de derechos y porque serán los futuros adultos que deben convivir en sociedad".