Paul Cézanne fue un pintor francés que está considerado el padre del arte moderno. Su obra, entre el impresionismo y el cubismo, cambió la forma de mirar y representar el mundo.
Del "Cesto de manzanas" a "Las grandes bañistas", un recorrido por trabajos que muestran los cambios que introdujo el francés con su obsesión por la estructura y el color.

Paul Cézanne fue un pintor francés que está considerado el padre del arte moderno. Su obra, entre el impresionismo y el cubismo, cambió la forma de mirar y representar el mundo.
Con su estudio de la luz, el color y las formas, influyó a vanguardistas como Picasso y Matisse. Desde la montaña Sainte-Victoire hasta sus naturalezas muertas, todo en él fue búsqueda de permanencia.
El historiador J.M. Sadurní indica que "sin Cézanne sería imposible entender el arte del siglo XX" en la medida en que "sus obras y sus ideas influenciaron a muchos pintores y movimientos artísticos posteriores, en especial el cubismo".
Miguel Calvo Santos sostiene que "trató de conseguir una comunión armoniosa entre naturalismo, la expresión personal y el orden pictórico. Rechazó las idealizaciones en los temas y chorradas en su estilo".
Para el Museo Nacional Thyssen Bornemisza, "su lenguaje pictórico se caracteriza por la utilización de áreas de color planas, aplicadas con pinceladas geométricas, que van configurando la superficie del cuadro".
Gonzalo Manuel Arias escribió por su parte en Clarín que "en una carta a Émile Bernard, Cézanne escribió que 'todo en la naturaleza está modelado según la esfera, el cono y el cilindro'".
"Con esta frase, Cézanne, no estaba proponiendo una simplificación de la realidad, sino, por el contrario, estaba planteando una reestructuración profunda sobre la base de estas tres formas geométricas que él consideraba fundamentales en la configuración del espacio en la naturaleza", aclara Arias.
En las líneas que siguen, proponemos un viaje por cinco obras de Paul Cezanne, correspondientes a diferentes etapas de su vida, que juntas dan una idea de los cambios que propuso.
Entre las obras de Cézzane figuran numerosos autorretratos, que corresponden a distintas etapas de su vida y de sus intereses pictóricos.
Este, en particular, corresponde al período que va entre los años 1879 y 1882. Una parte de los críticos sostiene que el sombrero es un guiño a su padre, que se dedicaba precisamente a la comercialización de esta prenda.
La obra está realizada con la técnica de óleo sobre lienzo y mide 65 centímetros por 50. Se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Berna.
Para la obra, creada en 1906, el pintor utilizó la técnica de óleo sobre lienzo. Mide más de dos metros de alto por dos y medio de ancho y Cézanne trabajó en ella durante siete años, aunque algunos críticos consideran que está inconclusa.
Con colores como el malva, el verde, el azul verdoso y el ocre, el cuadro muestra a dos grupos de bañistas a lado de un río. La figura blanca que las mujeres que están en el centro acarician podría representar un perro, pero no queda claro.
En el fondo hay más personas e incluso más atrás un castillo. Sobre el grupo de bañistas, hay varios árboles que arman una especie de estructura. Actualmente, la obra está resguardada en el Museo de Arte de Filadelfia.
Justamente en la base de datos de ese museo estadounidense señalan que "esta es la obra más grande, la última y, en muchos sentidos, la más ambiciosa de la exploración de toda la vida de Cézanne sobre el tema clásico de los desnudos en el paisaje".
"Es también, quizás, en su estado inacabado, el testimonio más puro y sereno del hombre que Paul Gauguin describió como alguien que pasaba 'días enteros en la cima de las montañas leyendo a Virgilio'".
En este caso, la técnica usada también es el óleo sobre lienzo, pero esta vez sobre una superficie más pequeña, de 65 centímetros de alto por 80 de ancho. El trabajo se inserta dentro del género del bodegón. Es decir, una composición pictórica que representa objetos inanimados dispuestos para analizar forma, color y estructura.
Pertenece a la colección Helen Birch Bartlett Memorial, del Instituto de Arte de Chicago. En la página web de ese espacio, señala que la obra presenta una de "sus características mesas inclinadas, un rectángulo imposible sin ángulos rectos".
"Sobre ella, una canasta de manzanas se inclina hacia adelante desde una base maciza, aparentemente equilibrada por la botella y los pliegues gruesos y escultóricos del mantel", indica luego.
"El modelado denso, las pinceladas firmes y los colores luminosos otorgan a la composición una densidad y un dinamismo que una naturaleza muerta más realista jamás podría poseer", agrega.
Cézanne pasó mucho tiempo en Aix-en-Provence (sur de Francia) y se vinculó fuertemente con el paisaje. Este monte, en especial, influyó sobre su mirada, al punto que lo pintó muchas veces, tanto a través de óleo como acuarela.
Según el Museo de Arte de Cleveland, donde se guarda esta obra, el pintor realizó esta vista del natural desde un pequeño camino que salía de Aix hacia el este, en dirección al monte Sainte-Victoire.
"Colocaba su caballete al borde del camino, desde donde podía ver dos pinos piñoneros y la montaña que se alzaba imponente sobre el paisaje", señala esa fuente.
Y agrega: "una rama de uno de los pinos se extiende desde el lado izquierdo del lienzo a través del cielo, repitiendo la inclinación de la montaña y uniendo lo cercano con lo lejano".
Entre los años 1890 y 1895, posiblemente influenciado por un cuadro Hermanos Le Nain, Cézanne creó una serie de ocho cuadros con la temática del juego de cartas, un tema de inspiración "caravaggiesca".
En la obra elegida para estas líneas, que integra el patrimonio del Museo de Orsay de París, la botella, con la luz reflejándose en ella, forma el eje central de la composición.
"Separa el espacio en dos áreas simétricas, acentuando la oposición entre los jugadores. Estos serían supuestamente campesinos que Cézanne solía ver en la propiedad de su padre en Jas de Bouffan, en las afueras de Aix", señala la página del mencionado museo.
"De las cinco pinturas sobre este tema, esta es una de las más austeras. Aquí, todo converge para otorgar un aspecto monumental a la composición, reforzado por la gama de colores maravillosamente armonizada", agrega.




