Newell’s: un año al borde del abismo y un nuevo proyecto que nace tras las elecciones
La “Lepra” vivió una temporada angustiante. Tuvo dos entrenadores titulares y un interino, que terminó salvando al equipo del descenso. Decepcionaron casi todos los refuerzos que llegaron, no clasificó a los playoff en ninguno de los dos torneos del año y sufrió duras derrotas. En una votación histórica por la alta concurrencia de socios, Ignacio Boero fue elegido nuevo presidente.
Newell’s: un año al borde del abismo y un nuevo proyecto que nace tras las elecciones
Fue un año muy complejo para Newell’s. Quizás el más angustiante de las últimas décadas. Es que le “Lepra”, que es el tercer equipo con más años de permanencia ininterrumpida en primera después de Boca y Vélez, en este 2025 estuvo realmente al borde del abismo del descenso.
De hecho, recién pudo respirar aliviado luego de la penúltima fecha del campeonato, cuando derrotó a Huracán en Parque Patricios y aseguró su continuidad en la máxima categoría del fútbol argentino.
Pero la pésima temporada del conjunto del Parque de la Independencia de Rosario, no permitió festejos. Sólo una mueca de alivio y la certeza de que había que dar un golpe de timón para tratar de cortar con tanto sufrimiento. Ese giro llegó con las elecciones del pasado domingo 14 de diciembre, que marcaron el final del mandato de Ignacio Astore y la llegada a la presidencia de Ignacio Boero.
Ignacio Boero nuevo presidente de Newell's.
Así comienza un nuevo tiempo en la institución rosarina, que no admite la repetición de los errores del pasado.
El fútbol, a la sombra
En el fútbol, Newell’s hizo todo mal. Así lo certifican los números y también los hechos, que no dejan dudas del fracaso de la gestión. Por el banco de la “Lepra” pasaron tres entrenadores en este 2025, dos titulares y uno interino. Newell’s arrancó el año con Mariano Soso, un entrenador joven, con alto sentido de pertenencia hacia el club y con fuertes convicciones en su metodología.
Sin embargo, su forma de trabajo terminó siendo extemporánea respecto de las necesidades del equipo y su ciclo, que ya venía a los tumbos desde al año anterior, terminó de derrumbarse con la derrota de local en el clásico ante Central.
El presidente Astore fue a buscar a Cristian Fabbiani, un técnico diametralmente opuesto a Soso, pero con fama de motivador y de “amigo del poder de AFA”, tras su paso por Deportivo Riestra.
Además, el “Ogro” generaba cierta simpatía en un sector de la hinchada “leprosa” por su aceptable etapa como jugador de Newell’s, más allá de que su imagen más recordada con la camiseta “rojinegra” es errando un gol insólito en un clásico.
Fabbiani arrancó su ciclo con algunos resultados positivos y alcanzó el pico máximo de rendimiento en el gran triunfo en el “Coloso” ante el Boca dirigido por Fernando Gago.
Maxi Rodríguez votando en las elecciones de Newell's.
En ese lapso del Torneo Apertura, Newell’s contó con una figura estelar: el arquero Keylor Navas, que sin dudas fue el refuerzo más importante de toda la gestión de Ignacio Astore, pero que terminó mal por la decisión del costarricense de irse a mitad de año al fútbol mexicano, en una novela escandalosa e interminable.
La presencia del ex Real Madrid en el arco “leproso”, fue una de las pocas satisfacciones que tuvo el público de la “Lepra” en esta temporada.
Ante la partida del arquero multicampeón de Champions, Fabbiani quiso dar un golpe de efecto contratando al delantero Darío Benedetto, que había dejado un gran recuerdo por sus goles en Boca pero que venía de una larga sequía en Olimpia de Paraguay.
“Pipa” terminó siendo la gran decepción del año. Llegó a Newell’s para solucionar la insuficiencia de goles y por el contrario agravó todos los problemas del equipo en ofensiva, sólo disimulados por la entrega del paraguayo Carlos “Cocoliso” González y los aportes del volante Luciano Herrera, que fueron las únicas incorporaciones positivas en el último tiempo.
El fiasco con Benedetto resume la pésima política de refuerzos de Astore y de los directores deportivos de su gestión, primero Ariel Michaloutsos y después Rubén Capria. Benedetto rescindió contrato antes de la finalización del torneo y lanzó una frase lapidaria: “Newell’s es un quilombo”.
En el Torneo Clausura, el ciclo del DT Cristian Fabbiani fue perdiendo sustancia y finalizó totalmente desdibujado, arrastrando a Newell’s a las puertas del descenso. La “Lepra” perdió otra vez el clásico, sufrió una humillante goleada en el “Bombonera” y entró a un oscuro laberinto sin salida a la vista.
El “Ogro” se atornilló al banco, hizo debutar a muchos chicos de las inferiores que no estaban preparados todavía para ese desafío y el presidente decidió echarlo cuando el agua ya había llegado al cuello.
El elegido para conducir el barco en medio de la tormenta perfecta fue Lucas Bernardi, el eterno “bombero” de Newell’s, que en ese momento se desempeñaba como director técnico del equipo de reserva. A esa altura, en el club ya se agitaban las olas de la elección que se aproximaba y las urgencias futbolísticas se mezclaban peligrosamente con las suspicacias políticas.
Bernardi llenó el predio de Bella Vista de referentes “rojinegros” -Martino, Alfaro, Dezzotti, Maxi Rodríguez, Mateo, Scocco, Formica- para tratar de contagiar al plantel de las buenas ondas del pasado. Y antes de aceptar el cargo, pidió el consenso de todos los candidatos que se perfilaban para las elecciones.
La fidelidad de la hinchada de Newell's a pesar de los malos momentos del equipo.
La energía cambió, pero Newell’s estaba destinado a seguir sufriendo. El corto ciclo de emergencia de Bernardi arrancó con una injusta derrota de local ante Unión y el equipo tuvo que ir a jugarse el todo por el todo a la cancha de Huracán.
Las lágrimas del entrenador y del capitán Ever Banega una vez consumado el triunfo y la salvación, resumen el nivel de presión y angustia que soportaba el plantel por aquellos días. A Newell’s le quedaron dos certezas: que en los momentos difíciles siempre lo salvan los de adentro y que del infierno se escapa una sola vez si se vuelven a cometer los mismo pecados.
Un nuevo tiempo en la “Lepra”
Con las históricas elecciones del pasado 14 de diciembre, los 10.847 socios que fueron a votar le dieron a Ignacio Boero la responsabilidad de ser el presidente de Newell’s hasta 2029.
Así se terminan los cuatro años de Ignacio Astore, el médico que deja su cargo cuestionado por las pésimas decisiones en el fútbol profesional, la desastrosa gestión de ventas de jugadores y refuerzos, los escasos avances en el aporte de las divisiones inferiores a la primera división. En definitiva, por el incumplimiento de casi todas las promesas que había hecho en campaña.
Ni que hablar de la libertad que tuvo la barra brava “leprosa” para manejarse en la tribuna del “Coloso”, como quedó demostrado aquella inolvidable noche de la despedida de Maxi Rodríguez, con Messi, Di María y “Chiqui” Tapia -entre tantas otros- en el estadio, cuando en la popular se desplegó una enorme bandera con referencia a la banda narcocriminal de “Los Monos”.
Astore fue investigado por ese hecho -aparece en un video cuando la barra entra la bandera a la tribuna- y los fiscales del caso no descartaron su imputación.
En el haber de la gestión Astore, solo puede apuntarse la construcción de la nueva tribuna en el sector del “Palomar” -que se inauguró a las apuradas y todavía le faltan detalles-, haber convencido a Gabriel Heinze para que asuma como DT del primer equipo y haber logrado que un futbolista de la jerarquía internacional de Keylor Navas se haya puesto el buzo de arquero de Newell’s.
A Ignacio Boero y a toda su comisión directiva le espera un colosal trabajo para volver a ubicar a Newell’s en los primeros planos del fútbol argentino. Roberto Sensini es el nuevo director deportivo de la institución y ya eligió a la dupla Orsi-Gómez, campeones con Platense en el Torneo Apertura de este año, para que tomen las riendas de
El primer objetivo de Newell’s será cosechar muchos puntos para engrosar el promedio y así evitar nuevos dolores de cabeza.
El nuevo ciclo de gobierno en Newell’s demandará equilibrar las finanzas, levantar la puntería en la política de contratación de refuerzos, darle mayor impulso a la maquinaria de las divisiones inferiores, mejorar las relaciones con AFA y, sobre todo, volver a generar esperanza y confianza en los socios e hinchas.