Anoche los vecinos del barrio Guadalupe Oeste se vieron sorprendidos por la aparición de un ejemplar de aguará guazú. Se trata de un animal del estilo de un perro grande, que en la zona litoral de nuestro país lo llaman "yaguá bicho" (bicho perro) y es conocido popularmente por ser uno de los animales a los que se relaciona con la leyenda del lobizón.
Aunque los vecinos aseguran que el animal deambulaba por la zona desde el sábado, fuentes del Cobem confirmaron que recibieron el llamado de alerta a la 1.30 de hoy. Tras iniciar su búsqueda, una cuadrilla logró encerrarlo hasta que se subió al capot de un auto, en calle Güemes a la altura del 8000.
Los vecinos no denunciaron haber sido atacados por el animal. Según relataron los operarios del Cobem, se mostraba muy asustado y hostil para con ellos. Entonces le colocaron una soga sobre la cabeza y, tras bajarlo del coche y reducirlo, le ataron las patas y lo trasladaron de inmediato a la Granja La Esmeralda.
Si bien no tiene costumbres agresivas, al aguará guazú se lo relaciona con la leyenda del lobizón y, sumado esto a su tamaño, es natural que genere temor en quienes lo encuentran frente a frente.
Aguará guazú significa en idioma guaraní “orgullo grande”. Esta denominación tiene relación directa con el tipo físico y el temperamento del animal.
Su aparicion en zonas tan pobladas no es habitual. Puede relacionarse a dos causas: o bien estaba cautivo en algún domicilio de la zona, o provino de alguna zona de islas cercana y logró llegar hasta la urbe por causas desconocidas.
Lo cierto es que si algún vecino lo tenía encerrado en su casa como animal doméstico estaba cometiendo un delito, ya que se trata de una actividad ilegal por dos causas: es una especie protegida en la provincia porque está en peligro de extinción, y además es un animal salvaje, por lo que debería encontrarse en libertad o en un cautiverio con fines didácticos y regulado por las autoridades competentes.
Los ejemplares promedio de aguará guazú miden hasta 90 centimetros de alzada y 1,30 metros de longitud (sin contar la cola que mide en general unos 30 a 45 cm). Su peso aproximado es entre 20 y 22 kg en estado salvaje y por la poca actividad que realizan los ejemplares en cautiverio llegan a los 30 kilos.
Es uno de los animales que en Argentina se encuentra fichado en la lista de especies en extinción. En la provincia es además una especie protegida por la ley 12.182. Pero al estar relacionado con la historia del lobizón fue y es muy temido y combatido por las personas que no están acostumbradas a verlo. Impresiona su estructura física no tanto por su corpulencia sino por su altura, sus patas son muy largas y negras y su lomo es colorado. Su cabeza es idéntica a la de un zorro, sólo que lo supera ampliamente en tamaño.
En general tiene el mismo comportamiento que los zorros, es de hábitos nocturnos y es un cazador omnívoro generalista. Captura animales menores, entre ellos ranas, lagartos, lauchas de campo, peces de agua dulce, insectos y un buen número de aves, además de alimentarse con los huevos de los animales mencionados. También suele incluir en su dieta distintos frutos, gramíneas y raíces, y se cree que esto obedece al gran tamaño de sus molares. Además se ha comprobado que come animales muertos y carroña.

































