Algunos casos paradigmáticos

Con la restitución de identidad a Sebastián Casado, ya suman 82 los nietos que recuperaron su historia, luego de recurrir a las Abuelas de Plaza de Mayo al tener dudas sobre sus orígenes, se informó hoy. Entre los 82 casos esclarecidos en la Justicia por iniciativa de las Abuelas, había menores inscriptos como hijos propios por ex represores, abandonados en institutos como NN o vendidos a padres que preferían evitar las adopciones le gales. Para avanzar en estas investigaciones, existe el Banco Nacional de Datos Genéticos, creado por la ley 23.511, y al que asisten los jóvenes que dudan de su identidad luego de una investigación que realizan las Abuelas junto a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI). El último caso de recuperación de identidad fue el de Carmen Gallo Sanz, quien tras seis años de lucha judicial logró que le autorizaran utilizar los apellidos de sus padres que están desaparecidos. Los primeros Los primeros nietos localizadas por las Abuelas, en 1979, fueron los hermanos Jualien Grisonas, Anatole de 3 años y su hermana Victoria de 1, fueron secuestrados con sus padres el 26 de septiembre de 1976, en la localidad boanerense de San Martín. En 1979 el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en el Cono Sur, dependiente del Arzobispado de San Pablo, Brasil, los localizó en Chile ya adoptados desde hacía 3 años por una familia de esa nacionalidad que los pidió en adopción después de que los hermanitos fueran encontrados abandonados en una plaza en Valparaíso (Chile), en diciembre de 1977. Actualmente viven con sus padres adoptivos, pero en contacto con sus familiares legítimos. Los más conocidos En tanto, los casos más resonantes de localizaciones, fueron el de los mellizos Reggiardo Tolosa, localizados en 1989 y restituídos en 1993, y el de Horacio Pietragalla Corti, en mayo de 2003. Los mellizos Gonzalo Gabriel y Matías Angel Reggiardo Tolosa pasaron desde su localización hasta su restitución por un largo proceso judicial. A principios de los años '80, dos abuelas, que también buscaban mellizos nacidos en cautiverio, recibieron datos sobre dos niños apropiados por el subcomisario de la Policía Federal, Samuel Miara, y su esposa, Beatriz Alicia Castillo. Con esa información, se presentó una causa en la Justicia, pero cuando en 1986 el juez ordenó los análisis inmunogenéticos, los Miara huyeron a Paraguay con los niños y cuando se logró la extradición, el Banco Nacional de Datos Genéticos determinó eran los hijos de Enrique Reggiardo y María Rosa Tolosa. Si bien los niños fueron identificados en 1989, recién en 1993 la Justicia les devolvió su identidad y fueron restituídos a su familia biológica. Sin embargo, por una campaña contra la restitución de la identidad a los menores desaparecidos, la relación con la familia materna, que se estaba iniciando bien, fue entorpecida y hasta alcanzar la mayoría de edad, Gonzalo y Matías vivieron con una familia sustituta y actualmente mantienen contacto con la familia biológica y conocen la verdad de su historia. En tanto, el caso del hijo de Horacio Pietragalla conmovió a la sociedad cordobesa porque la recuperación de la identidad del joven, Horacio Pietragalla Corti, en mayo de 2003, coincidió con la identificación de los restos de su padre, ubicados por el Equipo de Antrología Forense en una fosa clandestina en el cementerio de San Vicente, junto a otros 3 desaprecidos. Fuente: Télam