La compañía de indumentaria de moda C&A cerró su local de esta ciudad, ubicado desde junio de 2006 en la tradicional esquina de San Martín y Tucumán. Los 27 empleados, en su mayoría jóvenes, fueron despedidos.
El motivo esgrimido por la empresa fue que, tras renegociar el contrato de alquiler, no pudieron llegar a un acuerdo sustentable con los propietarios del local. Aunque no trascendieron montos, El Litoral pudo saber que les pedían un 20 por ciento de aumento. En un escueto comunicado de prensa, la firma comercial informó que “no ha renovado el contrato de locación de la tienda de la ciudad de Santa Fe, dado que no ha logrado llegar a un acuerdo que garantizara su viabilidad. A partir de hoy la tienda terminará su operación. En la provincia seguirá presente a través de su tienda en la ciudad de Rosario”.
Más adelante asegura que “la compensación a los empleados ha sido respetuosa de sus derechos, consensuada con el sindicato y muy beneficiosa en términos económicos para ellos, así como se ha extendido su cobertura médica por un año”.
Fuentes cercanas a la empresa informaron que “todos los empleados recibirán más de doble de la indemnización que les corresponde y tendrán asegurada la cobertura médica por un año”. Explicaron que los despidos no tienen que ver con el desempeño de los empleados porque “son todos excelentes trabajadores, por lo cual recibirán una carta de recomendación de la firma para acompañarlos en la búsqueda de un nuevo empleo”.
Persianas bajas, empleados adentro
Detrás de las persianas bajas de C&A, el local estaba intacto. La indumentaria colgaba de cada uno de los exhibidores y los empleados escuchaban la propuesta de una de las responsables de la sucursal.
Pasadas las 11 de la mañana, se abrió una pequeña puerta ubicada sobre calle Tucumán -al lado del Banco de Santa Fe-. Por allí salieron unos 10 jóvenes. Sus caras de preocupación delataban la difícil situación, pero ninguno quiso hablar con El Litoral.
La responsable de la sucursal local tampoco accedió a brindar información porque no tenía autorización y remitió a una consultora de Buenos Aires. Sólo dijo que “las ventas de local iban bien”.
































