Pasada la sorpresa por la nieve, el frío generó ayer preocupación en el Gobierno y en las empresas por la crisis energética. Tanto que el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, hizo, por primera vez, un llamado a la población a cuidar la luz y el gas. "Todos debemos ser cuidadosos con el consumo de energía, porque el problema no es de la Argentina, sino de todo el continente", dijo, en comunicación con Radio Continental.
La bajas temperaturas disminuyeron la presión en los gasoductos, lo que obligará a las centrales eléctricas a funcionar desde hoy con combustibles líquidos. Se buscará, así, preservar los consumos domiciliarios. La situación obligó ayer al país a aplicar fuertes restricciones en los envíos de gas a Chile, que bajaron a 1,1 millones de metros cúbicos diarios, bastante por debajo de los 1,6 millones que necesitan los hogares y los comercios chilenos. Así lo informó la Comisión Nacional de Energía de ese país, que confió en que el suministro empezaría a normalizarse desde hoy.
Fernández negó también que el Gobierno estuviera pensando en subir las tarifas. "No lo estamos analizando", dijo, y aconsejó a las empresas "que inviertan y después recuperen y, si hace falta corregir [los precios], se verá. Es un despropósito que pidan aumentos. Todas las empresas del sector tienen resultados positivos". La idea de Fernández es compartida incluso por el área técnica del Gobierno, encabezada por el secretario de Energía, Daniel Cameron.
Es acaso la única coincidencia de Cameron con el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, el hombre elegido por el presidente Néstor Kirchner para conducir la crisis. En la Secretaría de Energía creen, por ejemplo, que la virtual intervención en Metrogas no fue un error, porque muchas distribuidoras aprovechan la crisis para pedir alzas tarifarias.
Frase polémica
Esa fue acaso la única coincidencia dentro del Gobierno con la crisis. Pero Fernández insistió ayer en un concepto controvertido cuando sostuvo, al igual que días atrás: "En la Argentina no se hicieron inversiones en el sector hasta que llegó este gobierno".
La afirmación volvió a sorprender ayer no sólo al sector, sino también a algunos funcionarios. Fernández situó en 1986 al último acto de inversión. Pero el gasoducto Neuba II, que une el yacimiento Loma La Lata con Buenos Aires, el ducto troncal más grande del país, se inauguró en 1988. De ese mismo año es la conversión de la refinería La Plata, entonces de la estatal YPF, para producir derivados livianos. Y un año después se terminó la central eléctrica Piedra del Aguila.
Otras obras que, en voz baja, le objetaban anoche los analistas al jefe de Gabinete: en 1997 se erigió la cuarta línea de alta tensión entre el Comahue y Neuquén y ese mismo año hubo inversiones en turbinas que ampliaron la capacidad de Yacyretá en más de 1300 MW. Aunque no se hicieron gasoductos troncales, la capacidad de transporte de gas se duplicó en los 90 hasta 120 millones de metros cúbicos diarios, a pesar de que el sistema consumía, hace siete años, unos 80 millones, lo que indica que sobraba capacidad. La última gran inversión en generación eléctrica fue de la firma AES, con 400 millones de dólares en 2001 para la inauguración de la central AES Paraná, obra que arrancó en 1998.
Parte de este recuento pertenece a un trabajo del ingeniero Héctor Raúl Serrani, especialista en administración del mercado eléctrico del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), publicado en la página web de la Universidad del Nordeste. Según el estudio, entre 1991 y 2000 se invirtieron aquí más de 20.000 millones de dólares en gas y electricidad, es decir, tres veces los desembolsos de la industria automotriz.
Acaso más elocuente resulte la curva de cortes de luz en los hogares que tienen el ente regulador y las distribuidoras: caía ininterrumpidamente desde 1993 pero subió, por primera vez, en 2005.
Los críticos de los 90 consideran, sin embargo, un error no haber invertido en transporte de electricidad en 500 kv. Parte de esa deficiencia es la que intenta ahora saldar la actual administración, que ya concretó el tendido entre Choele Choel y Puerto Madryn y lo extendería, antes de octubre, hasta Pico Truncado. La obra se suma a inversiones en cuatro transformadores de 300 MVA en diferentes ciudades del país.
En gas, en cambio, el caso Skanska frenó lo que eran ambiciosos proyectos de ampliaciones por 20 millones de metros cúbicos diarios. Hasta hora, el incremento de la capacidad de transporte se reduce a sólo 5 millones de metros cúbicos en todo el país.
Así se intentará esta semana evitar más cortes a la industria, que siguieron ayer en 8 horas diarias. Hasta ahora, ha predominado la estrategia del sector que encabezan el ministro de Planificación, Julio De Vido, y Moreno. La medida más riesgosa: utilizar esta semana hasta la última gota de agua en las hidroeléctricas del Comahue. Según los técnicos oficiales, si no llueve alcanzará sólo hasta el sábado 21 de este mes. Después, la Providencia deberá hacer su aporte: se necesitará que suba la temperatura. En la Secretaría de Energía no coinciden, pero valoran el arrojo de Moreno. "Si le sale, es Gardel", se oyó decir en uno de esos despachos.
Por Francisco Olivera
De la Redacción de LA NACION


































