En los 80, Hollywood construyó modelos de pareja que combinaban las aspiraciones sociales de la época. Michael Douglas y Kathleen Turner fueron parte de ese universo en películas como "Tras la esmeralda perdida" (1984) o "La joya del Nilo" (1985), ambos éxitos de taquilla.
Ambos filmes proponían un juego de seducción, humor y poder compartido que promovía o más bien proyectaba la premisa de la pareja como equipo, tanto en la pantalla como en el imaginario colectivo.
20th Century FoxDouglas y Turner tenían una química insuperable. Sobre todo por sus diálogos con doble sentido y la capacidad de los dos para turnarse en los lugares de poder y vulnerabilidad. La audiencia los asumió como compañeros "estratégicos", capaces de enfrentar cualquier amenaza con humor y talento.
Este imaginario funcionaba en dos niveles: primero, como modelo aspiracional de pareja moderna, donde ambos compartían agencia y deseo; segundo, como escenario narrativo seguro para los guionistas.
20th Century FoxPero "La guerra de los Roses" (1989) fue un acto de destrucción de tal idea. Danny DeVito, director, hizo de la comedia romántica una comedia negra, y convirtió la idealizada casa de los Roses en campo de batalla.
Ruptura ingeniosa
"La guerra de los Roses" descompone la pareja Douglas-Turner, su química pasa a ser conflicto. Lo que antes funcionaba como coordinación y confianza se convierte en competición y resentimiento.
Searchlight PicturesEl domicilio conyugal, ese que tan bien describió Francois Truffaut en su película homónima, pasa de escenario de afecto y contención a laboratorio de violencia doméstica y de centro de desintegración de la pareja.
El divorcio cinematográfico
Las películas sobre divorcios no empezaron con "La guerra de los Roses". La película, más bien, vino a dinamitar un imaginario de relatos donde la separación se narraba desde el realismo o la ironía soterrada.
Searchlight PicturesUn antecedente es "Kramer vs. Kramer" (1979), de Robert Benton. Allí, Dustin Hoffman y Meryl Streep son una pareja cuya ruptura deriva en el encarnizado duelo por la custodia de un hijo.
Lo notable es que la película evita la caricatura: el padre no es víctima ni la madre villana. Benton posa la mirada en las heridas íntimas que deja un divorcio, mostrando cómo el amor, aun terminado, sigue teniendo consecuencias.
Searchlight PicturesEse registro realista fue un punto de inflexión en la forma en que Hollywood se animaba a hablar de la disolución matrimonial como eje de la narración. En esa misma línea, aunque con un giro hacia la ironía, aparece "Heartburn" (1986), dirigida por Mike Nichols a partir de la novela autobiográfica de Nora Ephron.
La comedia y la tragedia se mezclan para mostrar la infidelidad como detonante de una separación. Lo notable en esta obra es el modo en que la protagonista transforma la humillación en defensa.
Searchlight PicturesEl divorcio es un material que permite poner en cuestión el poder, el género y la vulnerabilidad. En "Heartburn" está el germen de la comedia negra que luego explotaría DeVito.
Cumberbatch y Colman
El pasado 28 de agosto se estrenó "Los Roses", versión actualizada de "La guerra de los Roses". Benedict Cumberbatch y Olivia Colman, son los nuevos protagonistas. Ivy y Theo son un matrimonio contemporáneo en guerra: el éxito económico, el estatus profesional y las ambiciones son armas de control y resentimiento.
Searchlight PicturesEl guion de Tony McNamara y la dirección de Roach muestran cómo los roles de poder pueden invertirse y cómo la violencia simbólica y económica redefine la dinámica conyugal. Es un guiño cargado de ironía a la propuesta de los 80: la complicidad de la pareja ideal se usa como trampolín para mostrar el colapso y la venganza.