Ignacio Andrés Amarillo
Ignacio Andrés Amarillo
iamarillo@ellitoral.com
Hace 19 años, en Little Rock, Arkansas, Amy Lynn Hartzler y Ben Robert Moody empezaron la historia de un fenómeno que explotaría a nivel global en 2000, de la mano de “Fallen”, el disco cargado de hits editado por Wind Up Records que fue parte de la banda de sonido de la película de “Daredevil”. La combinación de nü metal con la voz melódica y profunda y el aura gótica de Amy, y esos contrapuntos rapeados en “Bring Me to Life” conquistaron multitudes, como así también la potencia baladística mostrada en “My Immortal”.
Después pasó la historia: la partida de Moody, los cambios de formación, el crecimiento de Amy Lee como artista y mujer, incluso la maternidad que fue uno de los elementos para repensar todo. El último cambio fue la partida de Terry Balsamo, el guitarrista que reemplazó a Ben y sirvió de enlace entre la formación de “Fallen” y la actual, donde reportan Troy McLawhorn (ex guitarrista de Seether, la banda del ex novio de Amy, Shaun Morgan), Tim McCord (bajo) y Will Hunt (batería). El recambio de Terry es la alemana Jen Majura, que se convirtió en la segunda chica de la banda y aporta coros femeninos, doblando a Lee en los estribillos.
De la mano de todos ellos llegó Amy para el primer concierto propio de Evanescence, luego de su actuación vespertina en el Quilmes Rock 2007 y el cierre bajo la lluvia del Pepsi Music 2012. El lugar elegido fue el Microestadio del Bicentenario de Tecnópolis en un momento especial para el grupo: revitalizados luego de un tiempo de distensión, preparan nuevo disco.
Apertura
La noche empezó pasadas las 20, con la presentación de Afterlife, los ganadores del concurso organizado por la emisora Rock & Pop para elegir al soporte. Encabezados por la cantante Bela Obs, incluyeron reversiones potentes de canciones como “Calle Me” (Blondie), “Chandellier” (Sia) y propios como “Mentís”, estrenado hace una semana. Para “I’m just a Girl” (No Doubt) invitaron a la intensa Luli Segovia de Cirse, que se ganó el escenario por unos minutos. Se despidieron con “No”: “Gracias a este tema estamos acá”, remató Bela.
Estallido
A las 21.36 salió finalmente la agrupación esperada: planta de luces basada en azules, violetas, lilas y verdes, con un telón oscuro donde sólo se destacaría más adelante la guadaña circular que es emblema de la banda, en realidad una estilización de una E minúscula. A un costado los teclados que Amy toca ocasionalmente (otros van en secuencia) y escondido el piano de media cola que toca en los pasajes pianísticos. Hunt emergió con remera del grupo, McCord con chaleco y camisa, Majura de jopo alto y guitarras Ibanez, contracara de las Gibson de McLawhorn. Y Amy de coleta, top negro con mini campera plateada, calzas caladas y las infaltables botas y falda de tul.
Arrancaron bien arriba con la histórica “Everybody’s Fool”: “Está tan bueno estar con ustedes de nuevo”. Siguieron “What You Want”, “Going Under” y “The Other Side”.
“Ustedes son irreales: muchas gracias, Argentina”. El piano emergió para un set que pasó por “Lithium” antes de una impactante versión a solas de “I Wanna Dance with Somebody”, de Whitney Houston, y “My Heart Is Broken”. La electricidad espesa volvió con “Made of Stone”, “Haunted” (con esa pista reverberada de la era “Fallen”) y “New Way to Bleed”.
La calma y la furia
En ese momento, promediando el show, Lee presentó una canción nueva, “Take Cover”, con un sabor gótico y electrónico. Ahí salió el piano de nuevo pero puesto al revés, para que la frontwoman encarara el doblete de las baladas más celebradas: “Breathe No More” y la esencial “My Immortal”, seguidas por “Your Star”.
El piano se fue definitivamente, y Amy se puso de pie para “The Change” (que volvió a la lista a pedido de los fans sudamericanos, comentó) y “Disappear”. Ahí comenzó la recta final con “Call Me When You’re Sober” (aquella dedicatoria a Morgan en “The Open Door”) y la entrañablemente oscura “Imaginary”, con su cielo de flores de papel y sus nubes de caramelo. La bomba cayó con “Bring Me to Life”, en reversión: Majura acompaña la voz de Amy, saltándose las partes rapeadas (como era la idea original del tema), modificando también el puente.
Parecía el final. Pero siempre hay lugar para una yapa, y “Whisper” fue la elegida: en este caso los coros de Jen reforzaron la versión discográfica del estribillo. Entonces sí fue el momento del adiós final con regalo de púas, listas de temas, y el especial de Will: baquetas, parches y su remera. Así se concretó la revalidación del título para Evanescence, para la generación que los descubrió y otros entusiastas, que esperarán el nuevo disco para confirmar el futuro de este proyecto reformulado pero vigente.




