Cuini Amelio Ortíz (desde Berlín)

Cuini Amelio Ortíz (desde Berlín)
Ha sido indudablemente una Berlinale de lo mas particular, sin filas para entrar al cine, ni estrés para conseguir buen puesto, sin cafés y restaurantes completamente repletos, sin discusiones acaloradas. Fue una Berlinale calma, diría casi silenciosa. Los premios, como siempre algunos sin sorprender a nadie y otros completamente inesperados. Al menos en eso la Berlinale se mantuvo fiel.
El Oso de Oro se lo llevó la producción española "Alcarrás", de la directora Carla Simón, una historia en un sitio de Cataluña donde una familia que se dedica a la cosecha de duraznos ve en peligro su futuro ya que será desalojada porque en el lugar de sus duraznos se instalarán paneles solares.
La Berlinale siempre fue un festival de características muy particulares: hay quien sube a recoger su premio en traje largo y hay quién llega en look casual y zapatillas. Eso no es todo, tiene un Premio del Jurado y un Gran premio del jurado. El Oso de Plata del Gran Premio del Jurado fue para "The novelist Film" del realizador coreano Hong Sangsoo, un lacónico encuentro entre una escritora, un librero y un director de cine. Y el Premio del Jurado fue
para "Manto de Gemas", producción mejicano-argentina firmada por Natalia Lopez Gallardo ue habla de la violencia en todas sus dimensiones.
Y como la Berlinale es un festival tan particular, desde hace un año no otorga mas premio a la mejor actriz o al mejor actor, sino Oso de Plata a la mejor actuación, que este año fue a la actriz Melten Kaptan por la interpretación de Rabiye en "Rabiye Kurnaz vs. George W. Bush" del alemán Andreas Dresen y Oso de Plata a la mejor actuación secundaria para Laura Basuki en "Nana" de Kamila Andini, con producción de Indonesia. El Oso de Plata a la mejor
dirección fue a una veterana de la Berlinale, Claire Denis, por su trabajo "Both sides of the blade" con una Juliette Binoche que no se decide entre el amor calmo de su pareja actual o el amor turbulento de su ex. Si observamos los premios vemos una fuerte presencia femenina, lo cual es siempre un buen signo.
El año que viene habrá otra Berlinale que será diferente, probablemente vuelva el estrés, las filas, las discusiones, los cafés repletos, la falta de tiempo, las corridas. Y por lo que me toca, todo eso me hará inmensamente feliz. Hasta la próxima.




