Perotá Chingó, el proyecto fundado en el verano de 2011 por Julia Ortiz y Lola Aguirre, se presentará en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) el domingo a las 21. Llegarán de la mano de sus últimas producciones: los EP “Leve” y “Raíces”, sucesores de “Muta”, el álbum producido por Juan Campodónico, definitorio en su sonido actual. De todas maneras, tampoco faltarán las canciones de siempre, como la seminal “Ríe Chinito”, disparadora de esta carrera artística. Las entradas están a la venta en la boletería de Tribus (de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
Para repasar este ciclo de 11 años y empezar a pensar en la década venidera, El Litoral habló con Julia sobre esta experiencia que se fue construyendo en el andar.
Primer ciclo
-Cumplieron una década de proyecto el año pasado, atravesadas todavía por el contexto pandémico. ¿Cómo vivieron ese momento, con la cifra redonda?
-También estamos cumpliendo ciclos: lo que nos trajeron estos diez años fue “ah, hace diez años que estamos en este proyecto, 10 años que le estamos poniendo esta energía”. Eso también hace que se cumpla un ciclo para empezar otro; darle otra energía a los próximos diez años. Nos conectó con eso: darle cierre a ciertas cosas que veníamos haciendo para empezar una etapa nueva.
-¿Cómo se ve el camino recorrido, desde aquel “Ríe Chinito” grabado en Cabo Polonio en un atardecer, a ser un proyecto artístico afianzado y en creación permanente?
-Como en la vida de cualquier ser humano: este año ya cumplimos 11 años, que en la vida de cualquier persona son muchas transformaciones, muchas cosas que pasan. Más allá de lo que pasa estrictamente como banda, también como personas nos pasaron un montón de cosas: vincularmente, entre toda la banda; Lola y yo llevando un proyecto adelante siendo dos mujeres. Un montón de data que nos interpela un montón y que hoy nos da pura alegría y agradecimiento, de poder estar acá haciendo lo que más nos gusta hacer, que es música, y vivir de esto. La verdad que es un regalo enorme, una bendición.
-Algo que no se imaginaban aquella tarde, hace 11 años.
-No para nada: era un viaje de amigas que de repente se transformó en una película de vida.
Dos caras
-El año pasado sacaron dos EP: “Leve”, que tiene tres canciones propias; y “Raíces”, que son las tres reversiones compartidas con Ernesto Snajer. ¿Cómo fueron saliendo estos proyectos, cada uno con una entidad diferente?
-La sensación post pandemia fue de hacer las cosas con levedad, por eso salió la idea de llamar al EP “Leve”. La sensación de hacer las cosas con otros tiempos, desde la casa de Perotá: Es un disco que produjimos nosotras mismas; veníamos también de un disco muy potente como “Muta”, con Juan Campodónico, que fue alucinante.
Esto que uno ve como un disco terminado lleva un nivel de producción y trabajo bastante potente. Las ganas post pandemia fueron de hacer las cosas un poquito más livianas: con más tranquilidad, con nuestros propios tiempos y nuestra propia producción. Hacerlo nosotros en casa, a nuestra medida. “Leve” fue un poquito eso: fueron ganas de sacar tres canciones “suaves” (risas) hacia afuera; que hacia adentro no generen estrés sino todo lo contrario: que sea un disfrute, un placer poder sacar esas canciones.
“Raíces” fue porque siempre estamos volviendo a conectar con lo que somos desde la música; arrancamos desde un lugar mucho más folclórico, empezamos por ahí. “Raíces” fueron las ganas de conectar también con Ernesto Snajer, que es lo más de lo más: tiene muchísima data musical, y armó una banda hermosa; lo grabamos en lo de Lito Vitale. Una cosa muy profunda: como salir de un lugar de Perotá como más maduro, que empieza a tomar una madurez que nos gusta, que nos representa.
Creo que estos dos discos salieron de esas sensaciones, de esas energías.
-También están esas dos puntas: “Leve” tiene el espíritu del aislamiento, y al mismo tiempo tienen estas texturas más electrónicas que en “Muta” habían trabajado mucho. Está grabado por capas, los videos son minimalistas. Por el otro lado, “Raíces” son versiones grabadas en directo en el estudio, con los videos también. Y es como una declaración de principios esto de reunir a Raúl Carnota, Fernando Cabrera y David Bowie pasado por la versión de Seu Jorge.
-Totalmente. Esos seres increíbles que tanto nos inspiran, es un manifiesto de que apostamos a ese nivel de seres. Sí, es un poco esa mixtura que estás contando.
Canción terrenal
-El último lanzamiento es una canción muy cortita y simple, “Las plantas crecen”.
-Sí, fue un proceso que hice con mi hijo. A fines del 2020 se me acercó y me dijo: “Mamá, tengo ganas de escribir una canción para Perotá”. Nos sentamos ahí en mi cuarto, la luna llena: es real, tengo toda la imagen; y el empezó a recitar esto: “Sentir los pies en la tierra / mientras el pasto crece / la tierra sea pura / la tierra se apura (me hizo esa diferencia: que la tierra sea pura, “y la tierra se apura, mamá”). Me iba marcando esas cositas; me la fue recitando en el momento. Ahí dije: “La voy a cantar y la voy a grabar como me salga”: le puse la melodía, la canté y la grabé. Después la llevé a Perotá, y estaban fascinados con la simpleza que tiene esa canción; porque es muy simple, muy concreta, pero muy directa: va bastante al corazón con lo sencillo de la vida; como poner los pies en la tierra y sentir que el pasto crece. Es algo muy primordial.
-Aparte no sobra nada: es un minuto 54 de canción.
-Sí, porque se repite dos veces, si no duraría un minuto. Es una canción muy cortita, de puro amor: pura simpleza.
-Tu hijo es el que hace skate en el video.
-¿Están trabajando en cosas para el futuro?
-En este momento estamos preparando los 11 años: los diez ya se nos pasaron, así que vamos por los 11. Aparte tiene sentido, porque Perotá siempre jugó con el 11: la letra de “Inés” que dice: “Son las 11 y 11 minutos y estamos donde tenemos que estar”. De repente dijimos “es un gran número también cumplir 11 años”. Estamos preparando esos conciertos, El año que viene también vamos a hacer un Gran Rex. Estamos en todo este proceso de preparar esa fiesta de cumpleaños para poder disfrutarla al máximo todo el año que viene, poder girar con este concierto. Este año están estos conciertos que vamos a dar en Santa Fe, Rosario, la semana que viene vamos a Córdoba; en octubre nos vamos a Brasil. Son como una muestra de lo que va a ser el año que viene, que será como el real festejo de estos 11 años de carrera.
Reformulaciones
-Recién hablabas de permitirse cerrar un ciclo, una década. En el corto plazo saben lo que va a pasar el año que viene, y hablabas de renovar las energías. ¿Para dónde apuntan esas energías, pensando en esta segunda década?
-Hay algunas ideas, algunas ganas, de esto que decía de cerrar ciclos: poner a Perotá en nuevos lugares, en nuevas situaciones. Todavía no está definido ni tan claro, pero está esta intención de cerrar cómo venía Perotá hasta ahora. Somos una banda independiente, así que la apuesta de cada uno de los integrantes es muchísima: de mucho trabajo, de todos los días, de mucha dedicación.
Y cada uno también está haciendo sus proyectos paralelos: nuestro manager (Pocho Álvarez) se puso un bar, Lola está con su disco solista, yo tengo otros proyectos. Todavía no hay una forma definida, pero sí sabemos que el cómo venimos, este ritmo, va a bajar un poquito la intensidad; para que cada uno pueda dedicarse un poquito más a lo suyo.
-Como expandir la familia.
-Totalmente: que cada uno pueda nutrir sus propios proyectos. Naturalmente que Perotá es nuestro gran proyecto y de lo que estamos nutriéndonos hace 11 años; pero también siempre hay ganas de seguir creciendo y expandiéndose, seguir investigando. Somos todos artistas que queremos seguir andando el camino.
Hay una intención de cumplir ciclo y empezar uno nuevo, y que tal vez Perotá quede como un espacio para situaciones especiales, para sacar un disco; pero no en esta cotidianeidad. Tenemos una casa que es de la banda, que es donde ensayamos y producimos; bueno, todo eso puede que cambie de forma.