Este domingo 23, Estudio Barnó (Marcial Candioti 3910) recibe la obra "Querido San Antonio", de Patricia Suárez, dirigida por Camila Casanova y producida por la Compañía Teatral Pedagógica Veneno.
La obra de Patricia Suárez, a cargo de Compañía Veneno, se vale del humor para cuestionar los mandatos sociales que atraviesan a sus protagonistas. En una entrevista, la directora Camila Casanova describió el proceso creativo.

Este domingo 23, Estudio Barnó (Marcial Candioti 3910) recibe la obra "Querido San Antonio", de Patricia Suárez, dirigida por Camila Casanova y producida por la Compañía Teatral Pedagógica Veneno.
Se trata de una propuesta que contiene humor, crítica social y una mirada sobre los vínculos y los mandatos afectivos. Cruzada por una perspectiva feminista y pedagógica, que hace de ella una experiencia singular.
La directora explicó, en una entrevista con este medio, que su acercamiento al texto fue inmediato y visceral. "La primera vez que leí la obra fue en 2020, en un proceso de pandemia y de encierro bastante difícil para todos", recordó.
"Había una conexión especial con lo que yo necesitaba contar; en algún punto, me sentía identificada y los personajes se me hicieron muy cercanos". Esa primera impresión delineó su tesis de dirección y al mismo tiempo estableció el tono de reflexión que, con el correr de los ensayos, terminó dando la impronta a la puesta.
La obra transcurre en una iglesia del interior argentino, un espacio de símbolos, costumbres y silencios. Allí se encuentran Pina, Filumena y Carmela. Rezan, conversan, fantasean y se enfrentan a sus deseos.
Casanova remarcó que, desde la primera lectura, vio en ellas un espejo de muchas mujeres de su entorno. "Fue fácil identificar, en mi historia y alrededor mío, a personas cercanas que se asemejaban a ellas".
"Podía ver representadas a la madre, la mujer deseante y la sirvienta, y se percibían fácilmente los arquetipos y los mandatos sociales que sostienen a estos personajes".
El entramado de la obra se sostiene en esa tensión entre lo que las mujeres quieren, pueden y lo que se espera de ellas. Y ahí aparece uno de los giros inteligentes del texto: la ironía.
"Me pareció muy absurdo e irónico que un hombre resuelva problemas que los mismos hombres tienen con respecto al amor, al compromiso y a lo que es la responsabilidad sexoafectiva", señaló la directora.
Aunque "Querido San Antonio" se presenta como una "comedia negra", la directora aclaró que su fuerza está lejos del humor meramente anecdótico.
"Siempre abordamos esto desde la comedia, pero mostrando al público que la comedia no está vacía de contenido. Muchas veces, es el espejo de temas profundos, y los artistas la utilizamos como un recurso para comunicar, denunciar y generar un poco de conciencia", subrayó.
Esto le permite a la obra trabajar temas sensibles sin perder accesibilidad. Entre ellos, el mandato de la maternidad, la invisibilización del trabajo femenino, el peso de la fe como refugio y como culpa.
Si hay un rasgo distintivo en la propuesta de la Compañía Veneno es su identidad pedagógica. La compañía concibe el teatro como una práctica formativa y transformadora.
Casanova lo formuló así en la entrevista: "Me gusta pensar en lo integral. El proceso se basa en nuestros lineamientos fundacionales: todos aprendemos mientras enseñamos, y los que enseñamos aprendemos de los que están aprendiendo. Es un feedback y una retroalimentación constante".
Para la directora, esa lógica incluye una ética del cuidado. "Hay que tener una mirada compasiva con el otro. En estos tiempos tan duros, donde parece que la violencia está a la orden del día, hablar de compasión, empatía y entendimiento es casi revolucionario", enfatizó.
Casanova reconoció que uno de los aspectos más complejos del proceso fue construir personajes que fueran graciosos sin perder profundidad dramática.
"Lo más desafiante fue crear los personajes sin que perdieran la esencia de lo gracioso, pero que al mismo tiempo pudieran comunicar lo que se denuncia en la obra: cómo la mirada social afecta a cada una de ellas, el lugar donde las cataloga, las juzga y cómo, si no cumplen ese rol, son discriminadas o invisibilizadas", explicó.
Para lograrlo, trabajaron desde el detalle. "Buscamos darles características específicas: qué perfume usa, cuál es su flor o comida favorita, qué música escucharía. El detalle, lo más chiquito, lo imperceptible, después cobra una magnitud impresionante", indicó.
A diferencia de otras puestas más realistas, "Querido San Antonio" apuesta por un dispositivo escénico austero.
"El entorno se puede construir de varias maneras. Si yo logro convencer al público, aunque estemos en una caja negra, mi mirada, mi cuerpo y mis acciones van demostrando el lugar", señaló Casanova.
La iluminación ámbar, que emula el calor de los mediodías santafesinos, y cuatro bancos de madera son suficientes para construir la capilla donde transcurre la acción. A eso se suman vestuario, maquillaje y algunos objetos precisos que anclan la imaginación del espectador.
"No siempre se requieren tantas cosas para la iglesia; simplemente necesitamos crear el mundo del 'como si' desde una verdad absoluta y poner en juego la imaginación", reflexionó.
La obra se presenta en Santa Fe el domingo 23 de noviembre en Estudio Barnó. Habrá dos funciones: la primera comenzará a las 20 y la segunda a las 22.




