El evento Rogelio Solidario se realizará el viernes 12 de diciembre a las 21 en Tribus Club de Arte. Los Últimos Rogelios, junto a Zalsamora y Felicia, ofrecerán un show a beneficio del Hospital de Niños y otras entidades locales.
El grupo será el motor central del evento Rogelio Solidario, con Zalsamora y Felicia como aliados. La intención es realizar un aporte para el Hospital de Niños y otras entidades de Santa Fe.

El evento Rogelio Solidario se realizará el viernes 12 de diciembre a las 21 en Tribus Club de Arte. Los Últimos Rogelios, junto a Zalsamora y Felicia, ofrecerán un show a beneficio del Hospital de Niños y otras entidades locales.
Martín Suárez, guitarrista de la banda, reconoció que la inspiración apareció observando experiencias similares. "Vi que Bravos Muchachitos había hecho algo parecido y me interesó seguir con la palabra solidario para que se convierta en un ciclo".
La noche en Tribus reunirá a Zalsamora y Felicia, dos bandas amigas que comparten el espíritu del encuentro. "Tuvimos la libertad de sumar bandas de amigos. Todos se coparon porque entendieron por dónde viene la mano", señaló.
Incluso otros actores de la escena santafesina se sumarán a la iniciativa. "El Manu Orellana, que es iluminador, dijo: 'Yo voy a prestar mi servicio'", recordó Martín. El objetivo es que la recaudación obtenida llegue al mencionado hospital, ya sea como un aporte directo o a través de la compra de insumos específicos que hagan falta.
La banda se autodefine bajo un concepto muy preciso que es rock "esquizo criollo". Se trata de un término va más allá de la etiqueta, podría decirse que es una "declaración estética".
"Lo pusimos por diversión, pero refleja la música. Lo esquizo refiere a los cambios de ritmo y de parte entre canción y canción", afirmó Suárez. "Y lo criollo tiene que ver con la lírica, con hablar con palabras nuestras de lo que nos pasa".
La propuesta mezcla teatralidad y música de un modo inusual dentro del rock local. No se trata de actuar sobre el escenario, sino de intervenir el espacio. "Nos gusta que las cosas sucedan abajo. El público empezó a sumarse. Hay gente que va disfrazada sin que nosotros se lo pidamos", contó Martín.
Esa reacción espontánea ya es parte del clima "rogeliano" pese a la corta vida del grupo: pequeños ritos que desbordan el escenario, la performance como lenguaje que une.
El nombre Los Últimos Rogelios surgió como un juego lingüístico. Suárez recordó el origen. "En mi ciudad, Concordia, jodemos mucho con los apodos. En 2021, estaba de moda decir Rogelio y yo se lo decía a todo el mundo".
"Cuando nos juntamos para elegir un nombre fue un fiasco, nos dimos cuenta que es muy difícil. Alguien dijo 'pongamos Los Rogelios'. Después otro agregó 'Los últimos' y cerró por todos lados".
Lo que parecía un chiste terminó desplegando una identidad. "Rogelio se convirtió en una personalidad aparte, como Patricio Rey", admitió. "Hay rogelianos, cosas rogelísticas. Un montón de tela para cortar".
Esa construcción casi "mitológica" se sostiene en la relación con el público. La gente, además de asistir a un recital, participa de un dispositivo que está vivo y es cambiante. Las variantes sonoras y escénicas están a la orden del día.
"En un show apareció alguien que tocó el arpa. En el último hubo un dúo lírico, una violinista. Ahora en Tribus va a haber flauta, trompeta y saxo", contó Suárez. "Algunas canciones las estiramos, jugamos con los climas. Eso también es Rogelio".
El año 2025 terminó de consolidar una identidad cada vez más buscada. Suárez lo resumió al decir que cumplieron un sueño. "Nos movemos como una banda independiente que arma sus propias fechas".
La experiencia más potente ocurrió en el mes de junio en una vecinal de la ciudad de Santa Fe, donde presentaron el disco y se sumó mucha más gente de la esperada inicialmente.
El equipo extendió la lógica de autogestión a todos los frentes. "Fue el sueño total: mostrar que una banda independiente también puede hacer cosas copadas", expresó Suárez.
Para 2026 ya tienen una meta clara: grabar el segundo disco, más "esquizo" que el primero, con la guía de un productor que pueda acompañar la nueva etapa.




