Un Boeing 757‑300 de la aerolínea Condor, que cubría la ruta entre Corfú (Grecia) y Düsseldorf (Alemania), vivió momentos de extrema tensión luego de que su motor derecho comenzara a emitir fuego y chispas durante el vuelo.
Una aeronave con 273 pasajeros a bordo sufrió un desperfecto técnico tras despegar de Grecia. El motor derecho emitió fuego visible. Afortunadamente, no hubo heridos.

Un Boeing 757‑300 de la aerolínea Condor, que cubría la ruta entre Corfú (Grecia) y Düsseldorf (Alemania), vivió momentos de extrema tensión luego de que su motor derecho comenzara a emitir fuego y chispas durante el vuelo.
La aeronave, que transportaba a 273 pasajeros y ocho tripulantes, debió desviarse hacia el aeropuerto de Brindisi, en el sur de Italia, donde logró aterrizar de emergencia sin reportarse heridos.
Los primeros reportes indican que el incidente ocurrió el sábado 16 de agosto por la noche, pocos minutos después del despegue. Un video captado desde la cabina mostró las llamas saliendo del motor y generando explosiones intermitentes. El avión volaba a unos 11.000 metros de altura cuando se registró la anomalía.
La tripulación actuó con rapidez tras recibir una alerta técnica que indicaba un parámetro fuera del rango normal en el motor afectado. De inmediato, se procedió a apagarlo y el comandante tomó la decisión de no regresar a Corfú, sino dirigirse al aeropuerto más cercano con condiciones operativas seguras: Brindisi.
El aterrizaje se realizó utilizando únicamente el motor izquierdo, sin inconvenientes. Los servicios de emergencia se encontraban desplegados en pista ante la posibilidad de un siniestro mayor, pero no fue necesaria su intervención.
Las primeras investigaciones apuntan a un problema técnico vinculado a una sobrepresión o alteración en el flujo de aire que provocó una reacción visible de combustión externa, aunque el motor en sí no se incendió internamente. También se evalúa la posibilidad de que un impacto con aves haya originado el desperfecto.
El incidente volvió a poner bajo la lupa al Boeing 757, un modelo que, si bien ha demostrado robustez en casi cinco décadas de operaciones, es considerado por muchos como una aeronave de estructura antigua frente a los estándares actuales de la industria.
Entre los pasajeros reinó el pánico. Algunos incluso relataron haber enviado mensajes de despedida a sus familias mientras se desarrollaba la emergencia. Al llegar a Brindisi, muchos no lograron conseguir alojamiento debido a la falta de hoteles disponibles, por lo que pasaron la noche en el aeropuerto.
Condor distribuyó vales, mantas y autorizó reembolsos para quienes encontraran hospedaje por su cuenta.
Un nuevo avión fue enviado al día siguiente para completar el tramo final hasta Düsseldorf, brindando asistencia a los pasajeros afectados.
Este nuevo hecho se suma a otros recientes que involucran aeronaves de gran porte y plantea, una vez más, el debate sobre la continuidad operativa de modelos con décadas de servicio. La actuación impecable de la tripulación evitó una tragedia, pero también puso en evidencia la necesidad de revisiones más exhaustivas y rigurosas en el mantenimiento de flotas aéreas.




