El presidente camerunés Paul Biya, de 92 años, prometió restablecer el orden en el país, azotado por la violencia postelectoral, al jurar su cargo para un octavo mandato consecutivo.
El nonagenario Paul Biya obtuvo el 54% de los votos, en comparación con el 35% de Issa Tchiroma Bakary, según los resultados oficiales. Tras las acusaciones de fraude, describió el proceso electoral como satisfactorio y felicitó a las fuerzas de seguridad por contener las protestas en su contra.

El presidente camerunés Paul Biya, de 92 años, prometió restablecer el orden en el país, azotado por la violencia postelectoral, al jurar su cargo para un octavo mandato consecutivo.
En su discurso de investidura, el presidente más anciano del mundo ofreció sus condolencias a las víctimas de las protestas y culpó de los disturbios a quienes calificó de "políticos irresponsables".
"Les aseguro que volverá el orden", prometió, añadiendo que era inútil sumir al país en una crisis.
Tras las acusaciones de fraude durante las elecciones de octubre, Biya describió el proceso electoral como satisfactorio y elogió al organismo electoral Elecam.
El nonagenario obtuvo el 54% de los votos, en comparación con el 35% de Issa Tchiroma Bakary, según los resultados oficiales.
Tchiroma Bakary sostiene que fue el legítimo ganador de las elecciones y ha acusado a las autoridades de fraude, lo cual ellas han negado.
El anuncio del resultado desencadenó protestas violentas en todo el país, con un saldo de al menos 14 muertos y más de 1200 detenidos, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Otras instituciones han presentado cifras de víctimas mortales mucho mayores.
En su discurso de investidura ante el parlamento del país en la capital, Yaundé, Biya felicitó a las fuerzas de seguridad por contener las protestas, pero no abordó las quejas sobre el uso excesivo de la fuerza.
Insistió en que las elecciones ya eran cosa del pasado, e instó a los ciudadanos a trabajar con él en la construcción de un país "unido, estable y próspero".
El presidente prometió dar prioridad a los asuntos que afectan a las mujeres y a los jóvenes, con el compromiso de abordar la corrupción y los problemas de seguridad que han empañado su administración a lo largo de los años.
Biya llegó al poder por primera vez en noviembre de 1982, tras la dimisión del presidente Ahmadou Ahidjo. Sus críticos afirman que desde entonces ha gobernado el país con mano de hierro.
Antes de la toma de posesión, varias partes del país se vieron paralizadas por una huelga general convocada por Tchiroma Bakary, especialmente en sus bastiones de Garoua y Douala.
Dijo que resistiría hasta que se reconociera su "victoria" y, además, instó a las potencias extranjeras a imponer sanciones a los funcionarios cameruneses por la reciente represión de las protestas y las denuncias de fraude electoral.
Los jueces del Consejo Constitucional desestimaron ocho denuncias sobre las elecciones, alegando falta de pruebas suficientes de irregularidades o falta de jurisdicción para anular los resultados.
Tchiroma Bakary, líder del partido Frente de Salvación Nacional, fue ministro de información del gobierno y rompió filas con Biya para desafiarlo por el poder.
Se negó a presentar una denuncia oficial.




