Fueron siete los viajes del presidente argentino Javier Milei a Estados Unidos durante el año 2025. De menor a mayor. Desde una fría aparición en la investidura presidencial de Donald Trump, hasta la cálida recepción en la Oficina Oval. La evolución fue concreta y trajo consigo un triunfo electoral y bocetos de un acuerdo comercial.
El objetivo inicial de la gestión a nivel diplomático había sido claro por parte del hombre de La Libertad Avanza: alineamiento directo y firme con Estados Unidos e Israel. El acercamiento con el primero de estos, por su naturaleza económica, es el que podría traerle mayores réditos.
Así como la “intimidad” al inicio de la gestión Trump fue progresiva, sus representantes desde la Cancillería también fueron rotando. El 2025 arrancaba con Gerardo Werthein con sólo dos meses en el cargo y con foco en establecer un diálogo directo con Washington. Los cruces internos en base a supuestos desencuentros técnicos con la parte estadounidense lo corrieron del ministerio de Relaciones Exteriores en octubre y llegó Pablo Quirno en su lugar. En el lugar de Werthein en la embajada apareció Alec Oxenford, quien también tuvo el grueso de su gestión este año.
La parte final de este proceso trajo el envión de campaña de cara a las elecciones legislativas de octubre, donde el oficialismo argentino apuntaba para obtener las suficientes bancas en el Congreso para avanzar con la segunda instancia de su gobierno. El rol de Trump con el boceto de un acuerdo comercial, la intervención en el mercado de cambios y las negociaciones con su secretario del Tesoro, Scott Bessent, dieron aire a la imagen del libertario y lo alejaron de las cuerdas a las que lo empujó el plano económico.
Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, un agente de crecimiento en su popularidad para los argentinos durante 2025. Crédito: REUTERS/Hasnoor Hussain
De momento, sólo se trata de un trato fortalecido y una propuesta general, pero sin firmas. La expectativa estaba puesta en el viernes 5, cuando Milei asistiera al sorteo del Mundial de fútbol, al cual finalmente no fue y se perdió una instancia clave de negociación. Germán Rollandi, licenciado en Economía, habló con El Litoral sobre los pormenores revelados y sus posibles efectos.
Los efectos del acuerdo y su concepción
Dentro de las máximas del gobierno de Javier Milei en sus discursos de campaña y primera fase de gobierno figura el concepto de “apertura comercial”, elemento que iba de la mano con su alineamiento con el país del norte.
“Cuando uno se pone a ver la letra chica de este acuerdo, que todavía no está muy claro, empiezan a aparecer estas sombras y luces acerca de qué tan positivo puede ser”, indicó en primera instancia Rollandi.
En relación a si se trata de un acuerdo de libre comercio literal, el economista aclaró que “Argentina todavía está dentro del Mercosur, no puede salir y hacer acuerdos particulares. Lo que se habilitó en junio de este año dentro del Mercosur es que cada país pueda tener una cantidad de lo que se llama ‘licencias no automáticas’, permisos para importar sin aranceles el producto que determine. Argentina y Brasil obviamente fueron los que más licencias pudieron conseguir. Lo que está habilitando ahora es aumentar o aplicar esas licencias, esos permisos a productos norteamericanos”.
¿Qué se planteó para Argentina?: “Abre su mercado para un montón de productos norteamericanos, desde vehículos automotores, maquinaria agrícola, productos agrícolas, carne porcina, carne aviar, leche, quesos, carne vacuna, medicamentos, un montón de otros productos”, comentó Rollandi.
¿Qué se planteó para Estados Unidos?: “Habilita su mercado para carne vacuna, la cuota Hilton se cuadruplica, pasa de 20,000 a 80,000 toneladas. También se apunta al petróleo y tierras raras de Vaca Muerta. Esos son los tres principales productos que hoy está exportando Argentina a Estados Unidos y que están dentro de este acuerdo. ¿Puede abrirse el mercado un poco más? Sí. para los bienes que normalmente exportamos como miel o vinos”, agregó el licenciado.
“En ese acuerdo uno lo ve desbalanceado”, manifestó el economista Germán Rollandi a El Litoral.
Por otro lado, Argentina se compromete a aceptar las normas de seguridad vehicular, lo que implica que todo lo que importe de Estados Unidos sí o sí se aceptará que cumplen con las normas argentinas.
Luis Caputo, ministro de Economía de Argentina. Crédito: REUTERS/Agustin Marcarian
“Homogeneizamos regulaciones, todo lo que es comercio digital, comercio electrónico, también aceptamos las normas norteamericanas. El caso más importante o radical es el tema de las patentes, que es uno que siempre históricamente tuvimos disputa con Estados Unidos, que es homogeneizar o acoplarnos a lo que es un régimen de propiedad intelectual reconocido internacionalmente”, explicó Rollandi sobre un ámbito que afectará a la industria farmacéutica.
De cara a la agenda del 2026 en consecuencia del acuerdo, donde se espera temprana actividad por las sesiones extraordinarias, el Congreso deberá tratar la adaptación a un sistema de patente homogeneizado a regulaciones internacionales en base a los conceptos de Estados Unidos. “Si vos utilizas propiedad intelectual que no es tuya, tenés que pagar”, resumió Rollandi sobre la idea final con la que el oficialismo podría avanzar ante una mejor perspectiva de bancas en ambas cámaras.
Seguridad económica y otras normas
Un elemento complementario que remarcó el especialista consultado por CyD Litoral es el de seguridad económica, donde Estados Unidos pide que Argentina se alinee con esta idea para “combatir” a todos los países que no tengan medidas pro comercio, “lo cual es muy abstracto en términos generales”, según Rollandi.
“Estados Unidos se compromete a realizar inversiones en sectores estratégicos de Argentina, básicamente tierras raras y producción agrícola. Todo esto le permitiría al país recibir un influjo más allá del comercio, por lo menos un influjo de inversiones que le permitiría incrementar su productividad y obviamente crecer”, destacó el economista.
Vaca Muerta en Neuquén. Crédito: REUTERS/Agustin Marcarian
“También tenemos normas aparte de la seguridad económica, normas contra el trabajo esclavo, normas contra el medio ambiente. Es decir, estamos adaptando nuestras regulaciones a países más desarrollados como Estados Unidos, que tiene toda una estructura legal que evita que el comercio incorpore aspectos más dudosos. Obviamente va a haber adaptarse a estas regulaciones y va a ver qué controles es lo que se puede implementar para limitar este tema de las falsificaciones”, aclaró el licenciado.
El balance que se realiza a nivel positivo de esta relación en 2025, aún a la espera de la eventual rúbrica, es el acercamiento a un socio relevante a nivel internacional y el planeamiento de posibles inversiones. Mientras que por el lado negativo, Argentina abre más el mercado que el norteamericano, el resto de los productos argentinos siguen con aranceles “trumpistas” y continúan las alícuotas estadounidenses de entre 25% y 50% al acero y aluminio del resto del mundo.