Entre mate y mate. Ceba unos amargos el “Chino” Maidana en la intimidad de su casa en las afueras de Oxnard. El pibe que nació en el medio del campo, en Margarita, está a menos de tres semanas de lo que muchos consideran “La pelea del siglo”, ya que el invicto Floyd Mayweather se vio obligado a darle la revancha. La charla con El Litoral gira en torno al boxeo, pero también a la vida. El mejor boxeador argentino se muestra como nunca con el Diario de Santa Fe. Foto: Gerardo Martorina/Santa Fe Producciones Dice que lo mejor que hizo fue atacarlo y faltarle el respeto. Pero hace autocrítica: “Me encimé mucho por la ansiedad de ganarle y al encimarlo me quedé sin distancia para los golpes que lastiman”.
Darío Pignata Enviado especial a Oxnard (California) dpignata@ellitoral.com La primera parte de la nota, arrancando la “Misión Maidana” de El Litoral en la intimidad de su casa, con comida incluida. La segunda parte, en el final del viaje, una semana después en la soledad del gimnasio de Robert García. Entre un capítulo y otro la principal diferencia es que antes estaba con su familia y ahora ya está solo. “Me sentí muy bien con mi familia, es como estar en mi casa. Entrenaba, descansaba y estaba con la bebé. A esta pelea la tomé con más tiempo, con mi familia acá. En la otra tuve que esperar que nazca la nena para venirme a entrenar. Ahora tengo más ganas, estoy con más confianza. La otra vez tenía ganas pero no sabía lo que iba a pasar. Sé lo que puede hacer él, ahora lo conozco y me dí cuenta de que le puedo ganar”. —¿Cuántas veces volviste a ver la pelea con Robert García, tu entrenador? —Volví a ver la primera pelea dos o tres veces, pero no con concentración o detenimiento para ver los errores y estudiarla. A éso lo haremos cuando el entrenador lo diga. —¿Qué fue lo mejor? —Lo mejor que hice fue el ataque pero hubo algunas cosas que no hice bien, salió casi todo lo que habíamos practicado sólo que me encimé mucho por la ansiedad. Me encimé mucho por la ansiedad de ganarle y al encimarlo me quedé sin distancia para los golpes. Lo vamos a corregir para hacerlo como tiene que ser porque después del quinto o sexto round me quedé un poquito y él se agrandó. —¿Qué pensás de cara a la revancha? —Que se le puede ganar, Floyd es difícil y muy defensivo. Eso es lo que más me afectó porque los golpes fueron todos a la guardia y al cuerpo, no lo lastimé en ningún momento pero él tampoco me tocó. Con distancia, corrigiendo los errores y con una mano bien le puedo hacer daño. También lo puedo noquear. —¿Qué balance hizo Robert García? —En mi equipo hubo conformidad, no le gané pero estuve ahí. Fue perder pero perder con el mejor. Con él cualquiera pierde, todos perdieron. Pero yo ahora no me conformo con éso para la revancha: quiero ganar. —Es conocido que cambiaste de preparador físico, ya no está más Alex Ariza y trabajás con Raúl Robles. ¿Hay grandes diferencias? —No, son casi iguales, pero cambian algunas cosas. Me siento muy bien y tuve poco tiempo de descanso así que tenía entrenamiento del otro campamento, por lo que empecé y a la semana ya estaba bien. Son pocas las cositas que vamos a cambiar. —¿Pensabas que Mayweather te iba a dar la revancha enseguida? —Yo pensé que no me iba a dar la revancha ahora, que iba a pelear con alguien antes o que no me la iba a dar nunca. Agradezco a mi mánager, Sebastián Contursi, porque trabajó mucho en ello y vuelvo a pelear con Floyd. —¿Cómo se dio todo? —Yo sabía que él tenía la fecha para el 13. Si no me daba la revancha, no hubiera vuelto a pelear este año. Me había relajado en casa, estaba tranquilo. Llamó Contursi y me dijo: “Te dio la revancha”. Yo cuando descanso me aíslo totalmente, ni la tele miro. En realidad, nunca escucho nada, ni me dicen, ni pregunto. Tenemos una tele y ni miramos, no me interesa. Yo entreno para Mayweather y lo de afuera no me interesa. —¿Pudiste hablar con Floyd? —En una de las presentaciones por cinco ciudades nos cruzamos en un aeropuerto y le dije gracias por darme de nuevo la oportunidad. Cumplió con la palabra y se lo agradecí. —Perdimos la final del Mundial en Brasil, vamos sin Manu al de básquetbol y no lo fue bien a “Maravilla”. Es como que la gente necesita una alegría en la Argentina... —Yo quiero ganar para disfrutar yo, mi familia y los amantes del boxeo. Todo el país va a estar mirando la pelea. —Muchos aseguran que desde la época de Carlos Monzón que no se paraba el país para una pelea —La revancha será mejor, estoy convencido —Se especuló con Nueva York para la revancha... —Me gusta pelear en Las Vegas, le quiero ganar en Las Vegas —¿Si no lo embocás podés ganar por puntos? —Estuve ahí, le tiré muchos golpes, es difícil pegarle. Se le puede ganar por decisión. —¿Habías hecho alguna promesa si ganabas? —Ninguna. Yo creo en el Gauchito Gil y creo mucho en Dios.
“Viví en Colonia Mascías”
- “Les voy a contar algo: además de mi familia, de mis amigos ‘Piraña’ y Puig, estoy contento porque a la revancha vendrá don Ricardo Ferreiro, alguien que creyó en mí cuando no era nadie”, confiesa con los ojos brillosos.
“Ya te conté que mi primera vez fue en el club Sarmiento, con las peleas que armaba don Ricardo Linari, de Santa Fe. Arranqué a los 15, hice un par de peleas. Un día llegó a mi casa don Ricardo Ferreiro, que era árbitro de boxeo. Le dijo a mi mamá que yo tenía futuro de boxeador, que me dejara entrenar con él”. Al toque se ríe: “Mi vieja le dijo: ‘lléveselo, porque acá se porta mal’. Es verdad, ‘vagueaba’ mucho en el pueblo”. Cuando El Litoral lo consulta, explica: “Vaguear era quedarme hasta tarde tomando cerveza, sin hacer nada”. Ferreiro se lo llevó seis meses a vivir a Colonia Mascías, en la costa del departamento Garay. “El Chino” se acuerda que entrenaba todo el día. “Un día don Ricardo me dijo firmame esta foto porque vas a ser campeón del mundo, pibe”. Siempre me tuvo fe y me acordé de él. Ahora, vendrá a la revancha y para mí es motivo de orgullo. Tenía razón, ¿no? ¡Mirá hasta dónde llegué!”.
En el gimnasio El enviado del Diario El Litoral junto a Carlos Fertonani, de Santa Fe Producciones, empresa local que acercó varios sponsors al “Chino” Maidana en los últimos años. De fondo, el preparador físico mexicano Raúl Robles, que reemplazó a Alex Ariza. La segunda parte de la entrevista, después de la intimidad en su casa, se dio en la soledad del gimnasio de Robert García en Oxnard. No se saca la camiseta de Colón —del modelo que sea— ni para dormir. Foto: Gerardo Martorina/Santa Fe Producciones
“Con cualquier guante”
- “Si hago las cosas bien, le tengo que ganar con cualquier guante”, aclara desde el vamos “el Chino” Maidana para cortar de raíz cualquier excusa en medio de un tema polémico que viene de arrastre.
Luego sí, explica las sensaciones de todo ese revuelo que se armó antes de la primer pelea: “Me descolocó un poco porque los guantes que yo uso no tienen nada raro, me calzan muy bien y me quedan muy bien en las manos”. Finalmente, “el Chino” cuenta a El Litoral que “en ese momento no pensé nada, sólo quería pelear nada más; por eso llegamos a un acuerdo con Mayweather por el tema de los guantes. Para esta pelea que viene no arreglamos nada”. Y para cerrar el tema, deja una conclusión: “Si pienso que con los otros guantes no le puedo ganar, no subo. Le tengo que ganar con cualquier guante”.
El “otro” Maidana que nadie conoce Ocho hermanos, anís de Margarita
Darío Pignata Enviado especial a Oxnard (California) dpignata@ellitoral Esa gentileza de Maidana, de recibir a El Litoral —junto a este periodista, Carlos Fertonani de Santa Fe Producciones y el camarógrafo profesional Gerardo Martorina— con invitación a comer incluida junto a “sus mujeres”, Mariana y la pequeña Emilia de cinco meses, genera el ámbito ideal. “Ella es Elsa, mexicana, cocina como los dioses, en unos minutos la van a probar”, dispara “el Chino”. Más rápida que Mayweather, Mariana le tira: “Marcos, los primeros días te cociné yo”. Tiene razón, la comida es riquísima, se nota la mano de Elsa y Juan Chan, los chef mexicanos que le preparan seis comidas al día. “Lo que tengo permitido fuera de la dieta es el mate, sólo el mate”, explica el nacido en Margarita mientras se sirve una de las tantas veces que durará el encuentro un vaso de té helado preparado en una jarra enorme con hielo. “Es para cortar la sed”, afirma. El inseparable “Pileta”, más amigo que primo, le alcanza el control. “El Chino” se lo devuelve: “Poné TyC Sports o algún canal mexicano porque todos los otros están en inglés y no entiendo nada”. “Nosotros somos ocho hermanos: cinco mujeres y tres varones. Ahora Fabián está acá, entrenando con Robert. En el pueblo, mis hermanas tenían un equipo de fútbol y ganaban todos los torneos libres, así que vivíamos comiendo lechones o pollos que eran los premios. En ese equipo, atajaba mi vieja y jugaban mis hermanas, nadie les ganaba. ¿Si yo juego a la pelota? Sí, soy derecho y me paro de “10””, revela “el Chino”. Habla de la música de ingreso para esta revancha: “Le dije a Contursi que esta vez quiero elegir y quiero entrar con un chamamé que se llama “El Toro”. Esto viene de chico: en el campo no teníamos tele ni radio ni revistas. No llegaba nada. Era escuchar chamamé con mi papá todo el día. Estoy aprendiendo a tocar la guitarra, de oído nomás y me cuesta. Prefiero el chamamé Maceta”. Nos da pie para volver a esa infancia en Margarita: “Siendo ocho hermanos no sobraba nada pero lo esencial, que era la comida, nunca nos faltó porque mi papá trabajaba todo el día. Por ahí, cuando iba al pueblo, quería tener un pantalón más o algunas zapatillas nuevas. Cuando venía ‘Pileta’ de Buenos Aires me traía cosas de regalo y ahora se desquita, me roba las camisetas de Colón”, bromea. Hablando de lo material, la tiene clara: “Recién cuando nació ‘Yoyo’ me di cuenta de que podía vivir del boxeo, hasta ahí peleaba por pelear y nada más. Emilia, ahora, nació en mi mejor momento. Esto no va a durar para siempre, tengo que ganar por la gloria y para asegurar mi futuro y el de mis hijos, para que no les falte nada”.