La Inteligencia Artificial señala un umbral a otro nuevo mundo, un ecosistema que "semblanteamos" temerosos. El catalejo de nuestros marcos de comprensión nos devuelve, invertidas, aceleradas corrientes anímicas propias y una nublada fusión de horizontes. La experiencia fundamental es darnos cuenta de que ludopatías, pornografía accesible en el albor de la pubertad, destrucción de ciertos trabajos, coexisten con una historia de la técnica imposible de detener.
Debemos luchar ante nuevos enemigos por un orden que equilibre la defensa de la vida humana con la generación sostenible de riquezas, un humanismo sistémico amigo de la vida. ¿Nos asusta el nuevo mundo que avizoramos desde el "puerto de Cádiz" de nuestra contemplación? Claro, las principales potencias de la tierra han reconocido oficialmente que asistimos a una guerra cognitiva. Lo desconocido despunta defensas para conjurar ansiedades esquizo-paranoides muy primarias. Pero tenemos certezas.
Certezas y verdades transhistóricas
Una certeza cultural: en algún rincón de la Catedral de Sevilla, entre la tumba de Cristóbal Colón y el majestuoso órgano central, se yergue tierna y valiente la advocación de la Virgen de la Estrella. Porta en una de sus manos una estrella de ocho puntas, guía simbólica para navegantes. En la otra mano alza al niño, que juega con uno de sus propios pies regordetes, tocándose los deditos. Entre capas de mestizaje de la bravura mudéjar con la serena inquietud del gesto renacentista, asoma la función de María intercesora. ¿Reside el norte en la estrella o en la misma niñez, para conducirnos en el caos?
Una certeza científica. Castellani tomaba de Von Monakoff una máxima irónica y eficaz: "en psicología, lo que no es tan viejo como el mundo, es falso". De la misma manera, decimos que los mitos griegos -Eros, la caverna, Edipo, el hilo de Ariadna, etc.- portan verdades transhistóricas que ordenan lógicamente el modo de atravesar la angustia. En este registro de apelación a lo originario y sencillo, pareció justamente reaccionar Jürgen Schmidhuber, pionero de los desarrollos de inteligencia artificial, aprendizaje profundo y redes neuronales, en una reciente conferencia, cuando un niño lo inquirió sobre las posibles vocaciones que le convendría optar en su porvenir.
El científico respondió que, lo que está yendo bien en cuanto a la IA es… "lo que depende detrás de la pantalla, (pero) lo que no funciona para nada, es la IA en el mundo físico… no existe ningún robot que sepa hacer con la pelota lo que un niño de 9 años… hacer cosas con las manos…" Y sugirió al niño: "…intenta ir a una escuela donde no se pasen por el forro las clases de educación física… es alucinante lo milagrosa que es la mano." Hay que escuchar las alertas, no de los contrarios a la tecnología, sino de los propios adalides de la I.A, escucharlos en sus inseguridades confesas.
En este caso Schmidhuber, reenvía al niño al campo de batalla seguro del juego físico, rematando: "Lo que nos queda es lo específicamente humano: es decir interactuar los unos con los otros…" En este tiempo, un viso de objetividad ante el dilema de tecnología y ataque a la biología, lo puede aportar el dato preclaro de la Niñez. Habrá que ver en qué medida en una nación, tecnología amalgamada con finanzas, agreden ese núcleo básico, o bien le permiten evolucionar en libertad. No debemos sucumbir a la ilusión de pretender controlarlo todo, existe una cuota de azar y la vida pareciera tener su propio plan. Se trata simplemente de no agredir lo vital en su concepción y despliegue.
Podemos hacer que la Inteligencia artificial haga accesibles, en lugares remotos y vulnerables, propuestas que mejoren los hábitos de salud de la población -proveyendo orientación psicológica, nutricional, rutinas de actividades física-, propiciando externalidades positivas al conjunto de la economía. Pero debemos eludir el riesgo de que los niños opten por dispositivos en lugar de andar en bici, trepar a un naranjo, arrojar piedras al río, o jugar a las escondidas.
El concepto de "desincrustación"
Karl Polanyi establece el concepto de "desincrustación" al describir cómo la economía de mercado se separa, en cierto momento transformador, de la sociedad general, desligándose de sus anclajes éticos. Hoy, podemos parafrasear, asistimos a una "desincrustación secundaria", por parte de la tecnología respecto de la felicidad de la sociedad. Este distanciamiento abisal de dinero, sociedad y técnica, es el que llevó a Oppenheimer a arrepentirse en el furtivo instante en que vio, traumáticamente angustiado, el primer ensayo de la bomba nuclear inventada por él mismo.
Imagen ilustrativa.
Sabemos que no podemos ser testigos mudos cuando el escenario actual es intrínsecamente inestable para la vida: es inminente una crisis que aúna colapso ambiental, epidemia de trastornos de salud mental e ingobernabilidad. Pensadores de renombre mundial dedicados a caracterizar el cuadro de situación que la I. A. implica para la humanidad, señalan con solvencia erudita transformaciones en curso, indicando la necesidad de transparencia, de impedir monopolios, de usos benevolentes de la información personal, de una mutualidad de control entre la circulación de datos entre personas y empresas.
Sin embargo, la tara en sus modos de presentar el mapa de la época, es que dejan traslucir muchas veces una cierta irreversibilidad en el curso de la historia. Asumiendo como inexorable un destino de irrelevancia y obsolescencia para el mismo ser humano. En esta defección no difieren de los Sofistas de la Grecia antigua, argumentando erísticamente, pero sin estar al servicio de una verdad que perfeccione el curso de la vida humana. Una científica transhumanista llega a afirmar que "estamos creando a dios".
Conductas preventivas
Con más sobriedad y sin deponer nuestro deber de lucha por una narración moral a la altura, podemos crear empresas que, por ejemplo, en el campo de la salud, no solamente resuelvan con calidad necesidades asistenciales del sistema y en el mismo accionar, impacten en la salud de la población descentralizando a través del uso de tecnologías, modos de vivir simples más integrales. Muchas veces se habla de la crisis del sistema de salud y está bien asumir la insostenibilidad de algunos procesos ineficientes. Pero no siempre se nutre el diálogo entre especialistas en salud, de perspectivas laterales que habiliten soluciones eficientes: a saber, aumentar la permanencia de los chicos en los clubes es incidir directamente en la baja de muchísimos costos.
Otro ejemplo del uso de la tecnología es abonando conductas preventivas, evitando agravamientos de la epidemia de depresión en curso en argentina, enfermedad que afecta la productividad de las empresas, aumenta ausentismos, o deriva necesariamente en costosas internaciones evitables. Es decir, en línea con la "Algoretica" a la que convocaba Francisco, gestar iniciativas que provean tratamientos al sistema de salud, pero también inciden en los hábitos, en una continuidad de cuidados sanitarios en instancias preventivas, terapéuticas y culturales.
Un nuevo tipo de liderazgo
Lógicamente esto requiere un tipo de liderazgo con una comprensión más abarcativa de la policrisis que navegamos. No se trata de idealismos o fugas hacia adelante, sino de paradigmas proactivos en la organización empresarial, que se sientan parte de la sustentabilidad de la democracia, porque vamos en el mismo barco. Vale citar como modelo el caso de Enrique Shaw, empresario industrial argentino cuyo proceso de canonización instó el Papa Francisco reconociendo sus "virtudes heroicas" en razón de su compromiso con armonizar la Doctrina Social de la Iglesia con la gestión en su empresa.
Sin esta nueva mentalidad sistémica en los decisores, se habilita a que en el campo de la salud, por ejemplo, cualquier empresa de auditoría de vieja usanza recomiende a un político o decisor "gastar menos" en abordajes de salud mental, lo que puede estar simultáneamente empeorando la capacidad del recurso policial, potenciando así una crisis de seguridad, que termine saliendo muchísimo más caro al sistema. Tal cual ha hecho público un estudio aparecido en la prestigiosa revista científica The lancet, cada dólar invertido en la ampliación del tratamiento de la depresión y la ansiedad rinde 4 (cuatro) en mejora de la salud y la capacidad de trabajo.
El desorden es costoso y se requiere una actitud regida por principios precautorios, no podemos permitir amos anónimos totalmente desregulados. Regular en todo sistema vivo, como puede ser un estado o una persona, significa la tarea estructurante de domeñamiento de: primero los contenidos, segundo las energías y tercero -cosa no menos esencial- los tiempos. En este último punto, connotamos "no arrebatar el asado", es decir, los ritmos con que se comportan los sistemas. A fines del siglo XIX e inicios del XX ocurre una anécdota de valor epistemológico sumamente interesante.
Mientras Sigmund Freud cimentaba los pilares de su teoría del aparato psíquico, desentrañaba en la realidad clínica que justamente, el ritmo de la pulsión -la energía-, es fundamental en cuanto explica cómo las fuerzas anímicas empujan, con una cierta puntuación o pulsación interna, en el comportamiento. Esto es patente en los ritmos del amamantamiento, con los cuales el deseo materno va apuntalando la maravilla del suceder psíquico del bebé. Lo anecdótico es que, en otra latitud, sin conocerse con Freud en lo más mínimo, Iuri Tinianov lideraba el formalismo ruso en la teoría literaria y consideraba el ritmo como un factor constructivo fundamental del verso, tanto que directamente, según esta escuela, el ritmo es lo que hace que la poesía sea poesía. Se trata de regular soberanamente los tiempos.
Liderazgos no integrales
En lo institucional es un principio ínsito en el reciente paradigma del anclaje, sugerido, por ejemplo, por el Ministro de la Corte Argentina, Dr. Lorenzetti, que establece como un posible justo medio, entre la precaución de evitar los daños que la hiperaceleración entraña, pero sin detener la innovación virtuosa que incentive la inversión. Esto comporta virtudes sistémicas, evita una legislación a la carta de los poderosos y al mismo tiempo habilita el progreso sostenible: "No se trata de prohibir ni de dejar avanzar sin control, sino de hacerlo más despacio. Si el proceso es más lento, permite ir probando, corrigiendo, y evitando daños", plantea en un podcast de su autoría que aborda estos temas verdaderamente cruciales.
Debe alertarnos el ascenso de liderazgos no integrales, casi antihumanos que, con temples flácidos y almas pequeñas, inundan de resentimiento las interacciones y algoritmos, muchas veces sembrando que 2+2 es igual a 5, que el calentamiento global no existe o que la justicia social no conforma un valor universal. Amelia Podetti, excelsa filósofa argentina, fuente de inspiración de Francisco, caracterizó notablemente a los que ella llamó "los filósofos de la comunidad disociada", aquellos que basculan fallidamente entre ideas polvorientas ya, en la neblina de la guerra del hombre contra el hombre -del pensar de Hobbes- y la guerra de capital contra trabajador -del pensar de Marx. Podetti hace el aporte superior, a partir de la irrupción de América en la historia, del principio de la comunidad como armonizador de una nueva modernidad del Sur.
La rentabilidad como meta -sumamente legítima- no puede contradecir los mecanismos de una democracia participativa, con acceso a la educación con movilidad social realmente abierta. Son las naciones con capas medias educadas las que potencian sistemas de investigación y desarrollo en los cuales enraízan empresas de mayor eficiencia. El aborto de estas instancias deriva necesariamente en sinarquias que se imponen relativizando el valor de la vida, engendrando monstruos.
Eis Egon analiza en su conspicua obra "La ilusión de la seguridad" el destino de baluartes, fortificaciones y sistemas de defensa que distintas civilizaciones edificaron como diseño para ofrecer seguridad inquebrantable, pero sucumbieron postreramente a la pómez de la corrupción y el tiempo. El ideal megalómano no puede sostenerse, porque no existe en lo real la seguridad absoluta, como lo demuestran ejemplos históricos, desde la Muralla China hasta la Línea Maginot. Finalmente, se confirma eso de que "los pueblos son como el agua."
Lo que hay que hacer
Nosotros tenemos que seguir haciendo lo que tenemos que hacer, me decía un viejo formador cuyo consejo me resultará indeleble. Los que hemos jugado deportes de combate grupal -y el rugby lo es- aprendemos que el juego sigue más allá de la cancha y más allá del pitazo final de un partido. Demanda un trabajo de auriga en desequilibrio constante de energías. Puesto este saber en el campo de las organizaciones, es determinante comprender por lo menos algunas de las claves del ejercicio del liderazgo.
Imagen ilustrativa. Crédito: Archivo El Litoral
Lo primero, la acción solidaria: se trata de servir, esto es, en relación con la empresa que se proponga, enrolarse en una posición de ir a dar, antes que a sacar. Lo segundo, la inteligencia artificial no cura, ni curará, pero tampoco existe como un "mal en sí", sino que puede integrarse, hibridada, a procesos que en la medida en que abarquen intrínsecamente cuerpo, mente y espíritu, dotarán de integralidad a la salud humana. La I. A. no es la salud, así como el instrumento no es la música, en definitiva, estará calificada por el cumplimiento mejor o peor de su finalidad. Tal cual expresa Borges "te puede matar una guitarra…".
Lo que está confrontado primariamente, es la vida misma, ya no la psicología o las instituciones. Un niño que juega en encuentro físico con otros desenvolviendo su biología y su alma, ya es una batalla ganada a la enfermedad. Tercero, desde el más pequeño emprendimiento hasta la mega corporación, conducir es tener el arrojo de anunciar a los otros con objetividad una tierra de mayor esperanza hasta la cual partir. Cuarto, conducir lo chiquito para conducir lo grande, es nuclear estar en el microcosmos y es nuclear el macro, recordando acaso aquellos versículos en Mateo: "Si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino."
(*) Santafesino, psicólogo (UCA), ex integrante del seleccionado nacional de rugby, fundador de Proyecto Deporte Solidario.