"La cantata del agua", de María Rosa Maldonado, prolonga una indagación poética rigurosa y singular en el marco de la poesía argentina contemporánea.
"La cantata del agua", de María Rosa Maldonado, prolonga una indagación poética rigurosa y singular en el marco de la poesía argentina contemporánea.
Su escritura -donde confluyen pensamiento filosófico, sensibilidad lírica y un lenguaje depurado- alcanza en este libro una de sus formas más densas y simbólicas. El agua se revela aquí como emblema fundante: no solo elemento natural, sino matriz de lo viviente, cauce de la memoria, eco del cuerpo.
Los treinta y seiete poemas están atravesados por imágenes líquidas que aluden tanto al devenir como a lo permanente. El agua, en sus múltiples formas, articula una reflexión sobre el tiempo, la pérdida y la transformación. En el poema I, se lee:
"Átomos vivos/ libres y vertiginosos// elocuencia de lo creído inerte:// fluye sin perder la unidad del alma/ oye voces sin alterar su estado/ desciende sin caer/ ve lo que no puede verse/ nunca duerme/ habla con suavidad/ aparece desde la fértil nada// pero es de este mundo".
Ese gesto inaugural no es solo biológico, sino poético: reconocer en el agua la condición propicia de la vida y de la palabra.
Lejos de lo anecdótico, Maldonado elabora una atmósfera simbólica que remite a lo ancestral, donde lo femenino, la infancia, y la muerte aparecen como nodos de sentido. La musicalidad del libro no responde a una métrica externa, sino a un ritmo interior, a un flujo que reproduce en el lenguaje los movimientos del agua.
Hay en su decir una deliberada sobriedad, una fidelidad a la palabra esencial, sin ornamento innecesario. En uno de los momentos más depurados de la obra, el poema XXXVI enuncia: "(...) lo que fluye a la velocidad / de la luz / no es el agua // es el alma del agua".
Esta afirmación revela el núcleo metafísico del libro: el agua ya no es únicamente sustancia física, sino portadora de una energía invisible que participa del orden del alma. Lo que fluye, más allá de la materia, es una vibración anímica, un principio espiritual que no se ve pero actúa, se transforma y persiste.
En esta breve composición, la autora condensa su visión: la poesía como percepción de una realidad inmaterial que late bajo las formas. Lejos de adherir a corrientes o modelos fijos, su poética se construye desde una lectura crítica y personal del mundo, en diálogo constante con su propia experiencia.
Así, no sorprende que en uno de los poemas del libro (el XXII), irrumpa esta visión cósmica y mineral: "(...) desde el silúrico del paleozoico/ resplandecen bajo la luz ultravioleta// bajo la radiación trinitaria/ de alfa del centauro// como aguas australes/ los escorpiones azules del desierto".
Estas imágenes, que entrelazan eras geológicas, radiación estelar y criaturas de otro mundo, condensan el carácter expansivo del libro: la poesía como forma de recorrer el origen y el porvenir, como canto que fluye desde las capas más profundas de la existencia hasta la luz del presente. la cantata del agua -que forma parte de la Colección Poesía Mayor- cuenta con un prólogo de Florencia Fragasso.
"La cantata del agua", libro de María Rosa Maldonado. Colección Poesía Mayor de la editorial Leviatán. Argentina, año 2024 (90 páginas).




