Este jueves se desarrolló la tercera audiencia del juicio oral por el caso de presuntos desvíos de dinero en obras públicas, conocido como la Causa Cuadernos. El eje de la jornada fue la lectura de las declaraciones de los imputados, entre ex funcionarios y empresarios arrepentidos como parte de la investigación sobre la existencia de una presunta asociación ilícita entre 2003 y 2015.
El Tribunal Oral Federal 7, integrado por los jueces Enrique Méndez Signori, Fernando Canero y Germán Castelli, y Néstor Costabel, como cuarto juez para integrar el tribunal, concluyó con la lectura de los descargos de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner y los ex funcionarios Julio De Vido, José López, Roberto Baratta, junto a los demás imputados.
Por otro lado, el tribunal resolvió apartar del debate y sobreseer a Enrique Menotti Pescarmona, presidente de Industrias Metalúrgicas Pescarmona (IMPSA) SAICyF-, quien presenta “una incapacidad mental sobreviniente derivada de una enfermedad neurodegenerativa progresiva”, después de que los jueces dieran intervención a los especialistas del Cuerpo Médico Forense.
Los tramos fundamentales de las declaraciones están incluidas en los requerimientos de elevación a juicio y conforman el procedimiento de lectura de la primera parte del debate. Finalizada esta etapa preliminar, cada uno de los imputados será llamado al banquillo para ser indagado por el Tribunal para constatar si mantienen sus testimonios.
La versión de López
La fiscalía sostiene que hubo una organización dedicada a la “recaudación sistemática de fondos ilícitos” desde 2003 hasta 2015. Y este jueves, los descargos repasados por el Tribunal reforzaron la idea de un mecanismo con lógica propia.
José López, uno de los arrepentidos más potentes del expediente, lo reconstruyó así en su relato: “En el invierno del año 2011, De Vido me dijo que había que retomar la recaudación para la campaña. Mi contacto era Roberto Baratta. Yo hablaba con De Vido y chequeaba con Baratta…”.
José López, ex secretario de Obras Públicas.El exsecretario de Obras Públicas afirmó haber sido convocado por Cristina Kirchner en Olivos, apenas meses después de la muerte de Néstor Kirchner: “La presidenta me dijo ‘podés ser parte del problema o de la solución’ y me mostró el cuaderno donde Néstor anotaba todo. Ahí le conté que había un sistema de recaudación con las obras viales”.
Para López, el mecanismo tenía nombres concretos, itinerarios concretos y, según él, un clima de intimidación: “Tenía temor a Cristina Kirchner. Es una persona muy vengativa. Temor a ser descubierto o delatado, temor sobre mi vida y la de mi familia”.
López también vinculó directamente a Fabián Gutiérrez —exsecretario de Cristina Kirchner— con las órdenes para mover bolsos, incluido el episodio del convento. Repitiendo así la secuencia que expresaron otros imputados colaboradores, da cuenta de una operatoria que, según describen, combinaba recaudación, traslado y almacenamiento final, con un destino recurrente: la Quinta de Olivos o la casa de Río Gallegos.
Los relatos de Uberti y Centeno
Claudio Uberti, el primer funcionario arrepentido, y Oscar Centeno, el chofer autor de los cuadernos que llevan el nombre popular de la causa, trazaron la logística del circuito en su carácter de dos de los imputados clave.
Oscar Centeno, el ex chofer de Roberto Baratta que llevaba anotaciones de presuntos pagos de sobornos en ocho cuadernos que son parte fundamental de esta causa judicial.Uberti quien fuera titular del Órgano de Control de Concesiones Viales durante la presidencia de Néstor Kirchner, repasó entregas, traslados y depósitos: “Eran tantas valijas, alrededor de veinte, que Muñoz me dijo ‘después de esto voy a poner un negocio de valijas’. Esas valijas las llevaban a Santa Cruz en el Tango 01. Yo lo vi”.
En su declaración como arrepentido, relató entregas en el departamento de Juncal y Uruguay: “Subí y había valijas en el palier y muchas más en el dormitorio. Me dijeron que iban a Santa Cruz”, recordó.
Centeno, por su parte, volvió sobre lo que anotó en sus cuadernos y en su confesión: “Después de la muerte de Néstor Kirchner ya no íbamos a Uruguay 1306 sino a la casa de Baratta. Él venía con dos bolsos. Muchas veces íbamos a la Quinta de Olivos”.
Y añadió una escena repetida en audiencias previas: “Baratta me decía: ‘Negro, vos sabés qué hacer’, lo que significaba que tenía que esperar. En esas ocasiones, venía Muñoz y sacaba los bolsos del auto. En la época de Cristina también llevábamos el dinero”.
La pata empresarial
El expediente no se sostiene solo en la pata política. La fiscalía describe un triángulo: funcionarios que recaudaron, empresarios que pagaron y operadores financieros que lavaron el dinero.
Ernesto Clarens, uno de los financistas arrepentidos más citados en las operatorias, explicó su papel: “Yo tenía que recibir la plata de las empresas y convertirla en dólares. Esa era mi función”.
Detalló Clarens que el mercado argentino no podía absorber las operaciones que atribuían a “La Rosadita” por lo que explicó que se cambiaba dinero que llegó a concretar una cifra de 60 millones de euros “Eso no podía soportarlo el mercado. A lo sumo un millón por día”.
Ernesto Clarens, sindicado como el "financista K".Asimismo, el cambista confesó haber sido mensajero en licitaciones direccionadas: “Un día me llamó José López para adjudicar una obra a Cristóbal López. Me pidieron llamar a todas las empresas para que se corran. Cuando uno decía eso, todos se corrían”.
Por su parte, Francisco Valenti, directivo del Grupo Pescarmona IMPSA, abordó en su declaración el impacto corporativo y político: “Con todos estos perjuicios sobre mi persona y la empresa es absurdo suponer que pueda ser miembro de una asociación ilícita con quienes me destruyeron”, argumentó.
Describió, también, Valenti, presiones recibidas en reuniones con Baratta y López, a quienes calificó de simples interlocutores: "Las directivas le venían de arriba, a mí no me quedaba más que empujar con lo único que tenía enfrente, le presentaba informes, ‘power point’ y otras argumentaciones sin resultados".
Los argumentos de Cristina y De Vido
Más adelante fue el turno de Cristina Fernández de Kirchner. De manera virtual junto a su abogado Carlos Beraldi, la expresidenta estuvo conectada desde San José 1111, aunque sin mostrar el rostro durante casi toda la mañana.
La posición de la principal acusada fue leída por el letrado, donde volvió a negar toda vinculación con el caso. “Reitero mi negativa de manera categórica y terminante, de haber formado parte de algún tipo de asociación ilícita, así como también de haber cometido delito alguno”.
Sostuvo que la investigación fue direccionada políticamente y que se la procesó múltiples veces por la misma presunción. "La investigación dirigida deliberadamente en mi contra, a pesar de haber arrasado todas y cada una de las garantías que hacen al debido proceso legal, no ha conseguido ni siquiera una mínima prueba que acredite los delitos que calumniosamente se me atribuyen", indicó Beraldi sobre la postura de CFK.
Cristina y de Vido, en una sala de audiencias durante el juicio de 2019. Foto: REUTERS / Agustin Marcarian.Luego fue el turno del exministro de Planificación Federal, Julio De Vido. Desde prisión donde cumple condena por la causa de la Tragedia de Once, y acompañado por su abogado Gabriel Palmeiro, negó ser organizador del esquema de recaudación de fondos desde 2003 a 2015.
“Niego total, categórica y absolutamente los hechos que, entiendo, se me estarían atribuyendo”. En este mismo sentido, sostuvo que niega “por completo haber recibido fondos ilegales en ´bolsos´, ´bolsita´, ´sobre´, ´cajas´ y/o de cualquier otra forma o modo…”, sostuvo según su declaración.
Además, remarcó que: “Jamás he tenido o requerido de manera personal servicios de chofer o remisero, por la sencilla razón de moverme permanentemente con la custodia personal que tenía como Ministro, la cual era prestada por personal de la Policía Federal Argentina …”.
En ese contexto y en reiteradas ocasiones, De Vido requirió ser sobreseído en este caso y los conexos que lo condujeron a un nuevo juicio oral por presuntos hechos de corrupción. Más adelante, se retiró de la audiencia con la autorización de los jueces del TOF 7 para realizarse estudios médicos por su delicada condición de salud.
Cómo sigue el juicio
Tras los debates por el formato del juicio que tiene una sola audiencia por semana y en formato presencial-virtual, se decidió que desde la semana próxima serán dos jornadas semanales, martes y jueves, pero en continuidad virtual.
Lo decidieron las partes en relación a la oferta que se recibió desde la Cámara Federal de Casación para mudar el debate a la sala AMIA de Comodoro Py 2002 de manera presencial, tres veces por semana, desde el 10 de diciembre.
En ese sentido, el juez Castelli destacó que los magistrados lograron llevar adelante la investigación por la megacausa Cuadernos durante los últimos 6 años en una “pequeña sede”, con un “único baño y una modesta sala de audiencias” en el Palacio de Justicia ubicado en Talcahuano 550.
“Con peticiones de recursos e infraestructura satisfechos solo parcialmnete a lo largo de 6 años, el tribunal logró iniciar el juicio oral y público en las condiciones que pudo”, señaló el magistrado, declaración que llamó la atención por su contundencia.
En cuanto al cronograma se informó que hasta el 27 de noviembre se leerá la acusación de la causa central, desde el 4 de diciembre se escuchará el requerimiento de elevación a juicio de la causa conocida como “la Camarita”, y el 18 de diciembre se escuchará la acusación sobre Corredores Viales.