Está en Santa Fe por los 90 años de la Delegación de Asociaciones Israelíes Argentinas. Es su presidente joven; tiene 46 años pero siente la "responsabilidad de darle continuidad a un proyecto que empezó en 1935".
Mauro Berenstein habló con El Litoral sobre el crecimiento del 70% en ataques antisemitas en la Argentina. Y planteó las estrategias contra el fenómeno: educación y cultura.

Está en Santa Fe por los 90 años de la Delegación de Asociaciones Israelíes Argentinas. Es su presidente joven; tiene 46 años pero siente la "responsabilidad de darle continuidad a un proyecto que empezó en 1935".
Mauro Berenstein recordó que "la DAIA nace para recibir a los judíos que venían de Europa, perseguidos por el holocausto, perseguidos por el preholocausto en realidad, por los nazis en Europa. Y se generó una asociación civil donde se le daba respuesta y se ayudaba a todo ese judío que venía perseguido justamente el hecho de ser judío".
En diálogo con El Litoral, Berenstein aseguró que "hoy, 90 años más tarde, volvemos a tener un desafío para clarificar qué quiere decir ser judío, qué quiere decir ser sionista, qué quiere decir que uno tiene la libertad de poder tener un credo y eso no lo hace más argentino o menos argentino.
"Obviamente uno tiene simpatía por ciertos movimientos o, por ejemplo, en mi caso, yo tengo simpatía por el Estado de Israel porque me representa un Estado que tiene que ver con mis raíces y un lugar donde la comunidad judía se siente protegida.
"Pero creo que la DAIA tiene una responsabilidad muy importante: poder seguir siendo un faro ideológico para luchar contra el discurso de odio, para ayudar a la sociedad y hacer un aporte a la sociedad civil, no solamente a la sociedad judía".
Fue docente universitario, presidió la Federación de Escuelas Judías y se define como parte de la sociedad argentina. "Todo comienza desde la educación. Si nosotros nos fortalecemos generando valores desde los más chiquitos, garantizamos que vamos a tener en el futuro una sociedad mejor", afirmó.
-Te definís como sionista. ¿Qué significa ser un judío sionista en la Argentina hoy?
-En 1948 el Estado de Israel nace como respuesta a lo que fue el holocausto, el genocidio de 6 millones de personas. Cualquier judío del mundo sabe que ante una situación como ha pasado del '39 al '45 , hasta acá, hay un Estado que cuida y protege a la comunidad. Cualquier judío tiene que sentirse sionista porque es el lugar donde uno puede acogerse y se siente ayudado.
-Hay un debate global respecto del lugar que ocupa ese Estado judío en una zona de conflicto.
-Acá, me parece, se han tergiversado y se han manipulado mucho las ideologías. Se intenta definir el sionismo como la postura de un gobierno cuando es la formación del Estado de Israel, de un espacio judío para la comunidad judía. Si nos remontamos a la historia, a partir del '48 -convivían desde la antigüedad del pueblo judío y el musulmán- el Estado se divide en dos. El Estado judío decide y acepta ser parte de lo que le correspondía, sin embargo hay palestinos que no aceptan su parte de la tierra, no reconocen el Estado de Israel, pretenden su destrucción. Y si nos remontamos de esa historia hasta acá, todo lo que ha hecho el pueblo judío ha sido realmente bastante colaborativo. Hay muchas personas que han trabajado y siguen trabajando personas no judías en el Estado israelí.
-Esta lógica que tiene evidencia histórica, repercute de una manera distinta cuando aterriza en los debates ideológicos del presente de la Argentina.
-Yo creo que hay una situación que tiene que ver con la amplificación de mensajes. Se han utilizado mensajes en algún punto antisemitas, se amplificaron ciertos valores que no tienen que ver con la creencia real del Estado. Cuando se habla del sionismo, se lo relaciona con el imperialismo, con el capitalismo… y cuando uno da la vuelta, dice: se quiere vincular el sionismo con el capitalismo, el capitalismo con el antisocialismo, el antisocialismo con los grupos de izquierda… y terminamos en estos en grupos wok. Paradójicamente, los grupos terroristas, como es el grupo terrorista Hamás, no defiende los valores de izquierda, no defiende los valores de, por ejemplo, los grupos homosexuales u otro tipo de minorías. Entonces yo le pregunto a esa gente -lo he hecho varias veces- ¿el feminismo, los grupos de izquierda defienden valores de grupos terroristas que a su vez no los defienden? Entonces, mi percepción es que eso tiene que ver con que son grupos que para amplificar sus mensajes se asocian a otros mensajes en búsqueda de un micrófono.
-Esto que decís ya pasó, por ejemplo, con los la los comandos comunistas que en Irán apoyaron la revolución contra el Sha, luego fueron prácticamente exterminados por el gobierno teocrático iraní. ¿Por qué creés que la evidencia histórica no ancla más que algún relato falseado?
-Yo creo que se aprovecha de la ignorancia. Para mí hay dos tipos de antisemitas: tenés el antisemita por naturaleza que no acepta al diferente y tenés al antisemita ignoto que es la persona que realmente no sabe o no entiende. Yo creo que se aprovechan estos grupos, obviamente financiados, intencionados. Vos sabés que el 7 de octubre fue el ataque terrorista de Hamás; por supuesto que es un grupo terrorista. Su carta fundacional es la destrucción del Estado de Israel. Pero fíjate una particularidad: el 7 de octubre se inicia el ataque terrorista, el 9 de octubre ya empiezan a aparecer banderas palestinas en el mundo y el 20 de octubre se empieza a hablar de un genocidio, con lo cual claramente hubo una intencionalidad y a mí entender estuvo todo digitalizado, fondeado, por Irán, entiendo que por Qatar, por fondos que realmente lo que se han buscado es convertir al judío de víctima a victimario. Yo creo que en ese relato, en esa narrativa que se busca inventar, que fue totalmente intencionada, mucha gente lamentablemente no conoce la historia y terminan comprando estas ideas sin entender realmente lo que está sucediendo en medio oriente.
-De todas maneras, hay una polémica en base legítima respecto de cómo respondió, la magnitud y las formas del gobierno de Netanyahu, a ese 7 de octubre.
-Nosotros somos la Daia, es la representación de la comunidad judía en la Argentina. Yo no represento al Estado de Israel o a las políticas de cada uno de los gobiernos. Vos me preguntaste por el sionismo, que trasciende al gobernante de turno y en eso yo tengo una postura muy clara.
-Has mencionado en recientes declaraciones el incremento de actos antisemitas, en un 50% en Argentina en 2025.
-Lamentablemente es más de un 50%, es como un 70%. Yo creo que a partir del 7 de octubre, esta narrativa que se fue generando ha incentivado un despertar antisemita, principalmente en las redes sociales. Allí hay un espacio donde la gente es libre de opinar sin que haya ninguna conciliación, donde se producen agresiones desde el discurso de odio. No solamente hablamos de antisemitismo; nosotros somos una sociedad civil argentina, yo soy argentino, me emociono con el himno argentino y grito un gol de Messi. Entonces, lo que termina pasando con un discurso de odio en las redes sociales -sin importar la bandera- es que no se acepta al diferente. Una de las principales misiones de la Daia es justamente luchar contra el antisemitismo y luchar contra el discurso de odio.
¿Cómo se enfrenta el discurso de odio?
-Tenemos que estar muy atentos. Para mí hay dos caminos para hacerlo. Uno es el jurídico, y por eso hace muy poquito iniciamos una campaña que se llama "el antisemitismo es un delito". Hay que entender que uno no puede libremente hacer una manifestación -sea antisemita o contra cualquier minoría- atacando, generando odio. Y por otro lado, desde la educación, creo que es lo más fuerte que tenemos que trabajar. Cuando digo educación no hablo solamente de las escuelas sino también de las redes sociales. Estamos haciendo un trabajo muy fuerte de educación en el deporte, en todos los ámbitos sociales. Tenemos que trabajar para que el discurso de odio no tenga opciones en la Argentina.
-¿Quiénes son los perpetradores de estos casos de antisemitismo?
-Hemos hecho denuncias, como fue el caso de (Vanina) Biasi, o el caso Bodart. Hay casos concretos de personalidades públicas que no se pueden aceptar, como diputados -es vergonzoso- que primero juran por fuera de lo de los valores nacionales argentinos y porque levantan banderas para agredir a un pueblo. Claramente, una guerra a nadie le gusta, nadie quiere que ningún pueblo sufra. Pero tenemos que entender que cuando se hacen estas expresiones que dicen "del río al mar", se está diciendo, "quiero la desaparición de un Estado." Entonces, en estos puntos tenemos que ser claros, o sea, no tenemos que dar margen, insisto, a ningún tipo de discriminación y menos a incentivar a la desaparición de un Estado democrático.