El 20 de mayo, durante una obra en un terreno lindero a Congreso 3742, obreros hallaron restos humanos. Desde entonces, el misterio de Coghlan no hizo más que profundizarse. Ahora, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) confirmó que se trata de un joven de entre 15 y 19 años, asesinado con un puntazo y cuyos restos fueron enterrados con apuro.
Según el informe, el adolescente fue atacado con un arma punzante a la altura de la cuarta costilla derecha. Luego, alguien intentó descuartizarlo usando una sierra o serrucho, sin éxito. El cuerpo estaba enterrado a solo 60 cm de profundidad, lo que permitió que los restos quedaran expuestos tras un desmoronamiento durante la obra.
El lugar de la medianera donde encontraron el cuerpo. Foto: Gentileza | ClarinJunto a los huesos, se hallaron elementos personales: una suela de zapato, un llavero naranja con una llave, un corbatín gastado, un reloj Casio CA-90 y una moneda japonesa de 5 yenes, acuñada en 1975. Ese modelo de Casio, popular en los '80 y '90, podría ser clave para ubicar la fecha de muerte.
La autopsia también reveló que tenía los brazos más desarrollados que el resto del cuerpo, lo que podría indicar que practicaba remo u otra actividad física intensa. Tenía un diente torcido en el maxilar inferior y no le habían salido las muelas de juicio, lo que refuerza que era menor de 20 años.
Los objetos que acompañaban el cuerpo. Foto: GentilezaEl cuerpo fue hallado en el jardín de una vivienda que desde los años '70 pertenece a una familia de apellido Graf. La casa vecina, donde vivieron Marina Olmi y Gustavo Cerati entre 2002 y 2003, nada tuvo que ver con el hallazgo. Pero fue esa construcción la que expuso los restos al colapsar parte de la medianera.
Moneda de 5 yenesPor ahora, nadie de la familia Graf fue citado a declarar. El fiscal Martín López Perrando espera completar los estudios forenses y antropológicos antes de avanzar en esa dirección. La hipótesis es clara: se trató de un homicidio violento y mal encubierto, cometido hace más de tres décadas.
El cuerpo del joven. Foto: GentilezaLa pista de la moneda japonesa intriga a los investigadores. Se trata de un objeto considerado amuleto o talismán, con fuerte carga simbólica en la cultura nipona. Su presencia, más el Casio y otros elementos personales, abren una posible línea de identificación, si alguien vincula esos objetos con un joven desaparecido en los años ’80.
Los profundos cortes que tenian los huesos. Foto: GentilezaEl caso reabrió interrogantes sobre desapariciones no reportadas durante la última dictadura y los años de plomo. Aunque el joven no tendría edad suficiente para haber sido víctima directa del terrorismo de Estado, las fechas lo ubican en un contexto de violencia y clandestinidad que no puede ignorarse.
Los profundos cortes que tenian los huesos. Foto: GentilezaEn total, el EAAF analizó 150 fragmentos óseos. Las marcas de violencia son inequívocas. El intento de desmembramiento, frustrado, podría indicar desesperación o improvisación. El entierro apurado, en el patio de una casa habitada desde hace más de 50 años, sugiere que alguien actuó rápido y sin planificación.
El misterio de Coghlan no está cerrado. Las pistas apuntan a un crimen brutal, con tintes rituales o simbólicos. El reloj, la moneda, los huesos: todos esperan una historia que los una. Y la respuesta podría estar más cerca de lo que se cree.