Danilo Chiapello
dchiapello@ellitoral.com
El hombre que baleó a Elena Aranda fue detenido. La mujer sigue internada en estado delicado. Mientras, el acusado de dar muerte a Joel Ifrán continúa prófugo.

Danilo Chiapello
dchiapello@ellitoral.com
En Pompeya determinados asuntos se “pagan” con sangre.
El miércoles por la mañana, parte de la barriada despertó sacudida por los estampidos de varios disparos de arma de fuego.
Los estruendos provinieron de la zona de Zavalla al 8000, lugar donde un hombre fue encontrado sin vida tras ser acribillado a tiros.
El infortunado resultó ser Joel Exequiel Ifrán, un joven de 22 años, de nacionalidad paraguaya, quien desde hacía algunos años residía en el barrio.
Pero la muerte de Ifrán no fue una cosa del momento sino que sería la violenta derivación de otro hecho de sangre, acontecido en octubre del año pasado, y donde perdió la vida Sebastián Exequiel Monje, de tan sólo 11 años.
Aquella fatídica jornada Sebastián jugaba al fútbol con amigos en un descampado en San Juan y Pavón cuando una bala, calibre 9 milímetros, se le incrustó en la cabeza.
El disparo que mató a Sebastián provino desde una zona próxima donde dos bandas de delincuentes dirimían sus cuestiones a tiro limpio.
Por la muerte del menor, la policía apresó a un hermano de Joel Ifrán, quien fue condenado por ese hecho y actualmente se encuentra en prisión.
Sin embargo, esa “herida” (la muerte del pequeño Sebastián) jamás terminó de cerrar.
Perdón denegado
El miércoles a la mañana, a bordo de una moto, Joel Ifrán llegó acompañado por un amigo hasta el domicilio de un allegado al menor fallecido, con el ánimo de recomponer las relaciones.
“Mi hermano ya está preso, demos por terminado el asunto”, habría sido (palabras más... palabras menos) lo que Ifrán le dijo al dueño de casa, un hombre al que sólo se lo conoce por su apodo de “Mono”.
Pero las disculpas lejos estuvieron de surtir efecto. Todo lo contrario. “Mono” empuñó un arma de fuego y vació su cargador contra Ifrán. La escena se consumó delante del amigo de Ifrán que alcanzó a escapar en medio de los tiros.
Ifrán cayó herido de muerte en la puerta de la casa. Poco después dos menores arrastraron el cuerpo unos metros hasta dejarlo tendido en la calle, en Zavalla al 8000. De paso, también se llevaron la moto de la víctima.
A partir de entonces el “Mono” desapareció del lugar y hasta el cierre de la presente edición se encontraba en condición de prófugo.
Por su parte, ayer a la tarde, los pesquisas de Homicidios encontraron la moto de Ifrán en Pje. Lassaga y Risso, no muy lejos de la escena del crimen.
Más tiros y fuego
Pero muerto Ifrán, ahora sus conocidos fueron quienes comenzaron a buscar venganza. La primera en recibir esa furia fue Elena Aranda, quien sería concubina del “Mono”. La mujer recibió no menos de 5 impactos de bala, de parte de un sujeto.
Como autor de este incidente se señala a un tal Héctor, de 22 años, el que ayer también fue apresado por los pesquisas de la Policía De Investigaciones (PDI).
Y la escalada violenta no se detuvo. Cerca del mediodía otro grupo de personas llegó hasta el domicilio del “Mono” y prendió fuego a la vivienda. El siniestro debió ser sofocado por los Bomberos Zapadores de la zona norte.
Negocios siniestros
En nuestra edición de la víspera, dijimos que la explicación de estos desencuentros (por ejemplo aquel tiroteo que terminó con la vida del chico Sebastián Monje) radica en turbios negocios que se concretan por fuera de la ley.
En este sentido, lo que “pica en punta” es la apropiación violenta de inmuebles para su posterior venta. Situación que deja en situación de calle a distintos grupos de familia.
Pero la manera de reportar dinero no se agota en esa actividad. Venta de drogas, tráfico de armas y el robo a mano armada, son otros de los males que castigan al barrio sin piedad.




