La transferencia de César Marcelo Meli a Boca es lo más parecido al “cuento de la buena pipa”, no termina nunca. Hace por lo menos dos semanas estaba casi todo hecho y se trataba de la venta del 50 por ciento del pase del juvenil mediocampista. Por el porcentaje, Colón iba a recibir una suma de dinero (la que nunca se conoció oficialmente) y la cesión, a préstamo, de delantero de Talleres de Córdoba, Cristian Pavón, que en ese momento también tenía todo arreglado para convertirse en jugador xeneize.
Pasaron los días, Meli no apareció por el predio porque no formó parte de la lista de concentrados, ya que tenía todo acordado para vestir la casaca azul y oro desde agosto. Pero la negociación dio un giro inesperado; en lugar de tratarse de una venta, la cesión del volante central se iba a dar mediante un préstamo con opción a cambio de una suma de dinero (la que nunca se conoció oficialmente) y la cesión, también a préstamo pero sin opción, de Pavón y Martín Imbert, otro atacante boquense por quien Osella no tenía interés de sumar.
Así se llegó al jueves de la semana pasada y Meli, sorpresivamente, se encontraba en Casa Amarilla, y luego de la revisión médica de rigor, se lo pudo ver entrenando y formando parte de la concentración de la plantilla que trabaja a las órdenes de Carlos Bianchi. Mientras tanto, Colón todavía no había llegado a un acuerdo con los dirigentes de Boca, mucho menos tenía entrenando en el predio a Pavón (quien es el jugador que quiere Osella).
Por eso la CD rojinegra decidió intimar al centrocampista a presentarse a las prácticas de su club de origen, algo lógico porque la transferencia, de una u otra forma, estaba “caída”. Sin embargo, César Marcelo Meli aún no apareció por el predio de la autopista para incorporarse a las filas sabaleras. Sintéticamente así se fueron dando los acontecimientos. Y lo que para Colón, desde que lamentablemente perdió la categoría, junto a la venta de Gabriel Graciani a Estudiantes iba a ser una muy buena venta, a esta altura hay que decir que la misma fracasó y que el perjuicio para todas las partes es mayúsculo, desde lo deportivo y desde lo económico. De todos modos, aunque no se sepa a ciencia cierta lo que pasará en el futuro, alguna solución tendrá que encontrarse para que este “culebrón” tenga, mínimamente, un final que le convenga al jugador y a Colón.
Por lo pronto, si Boca no se “pone” con los billetes y la cesión de Pavón, Meli sigue siendo mediocampista rojinegro, y de ninguna manera, la dirigencia sabalera aceptará lo que sus colegas boquenses propusieron, incluir en la negociación a un futbolista de una lista de 10 que ofrecieron.
¿Broun u Hoyos?
Al no arreglar Germán Montoya para continuar cuidando los caños de Colón, los dirigentes están buscando un reemplazante. Ayer se “tiraron” un par de nombres, uno sería el de Jorge Broun, rosarino que debutó en Central en 2006. Otro que se nombra es el mendocino Lucas Hoyos, que jugó en Newell’s, y que hace unos días “sonaba” para incorporarse a Unión.