Florencia Arri
farri@ellitoral.com
El candidato del Frente de Izquierda y de los Trabajadores propone tomar como eje central a los ciudadanos.

Florencia Arri
farri@ellitoral.com
Germán Lavini es una de las caras jóvenes de la carrera a la intendencia. No sólo por su edad —tiene 36 años—, también porque por primera vez es candidato a la intendencia. El referente del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) es docente de artes plásticas en la Escuela Luis Borruat de barrio Santa Rosa de Lima. Llegó con la mochila al hombro y brindó con ansiedad de primerizo todas las respuestas.
Sus premisas tienen como eje central al trabajador, al vecino. Desde allí, propone la intervención directa de los ciudadanos en la toma de decisiones tanto respecto del presupuesto municipal como en la planificación urbana, en la determinación y ejecución de obras públicas y hasta en materia de seguridad.
“Vamos a invertir la proposición: todo debe plantearse desde los vecinos, de abajo hacia arriba y en función de necesidades concretas, la gente es quien mejor conoce las necesidades de su barrio”, sintetizó. En la misma perspectiva, plantea la democratización de las fuerzas de seguridad mediante la elección popular y directa de los comisarios. También apuesta a la capacitación de los sectores marginados para que sean empleados por el municipio en la ejecución de las obras con la implementación de una bolsa de trabajo.
Su concepción del Estado municipal apuesta a un replanteo del presupuesto que triplique el porcentaje destinado a la educación y contemple la incorporación a planta de todos los que trabajan, bajo diferentes figuras, para el municipio. La base de Lavini tiene en este punto un fuerte carácter crítico: cuestiona a la gestión de José Corral en términos de “precarización laboral” por la contratación y tercerización de tareas a trabajadores “becados, cooperativizados o empleados por pasantías”.
En 38 minutos, Germán Lavini acompañó cada premisa con ejemplos. El paso del tiempo y de los temas no debilitó sus argumentos. Por el contrario, lo impulsó a apurar el ritmo de las palabras para así poder completar cada concepto.
Seguridad
La respuesta al aumento de los delitos violentos, según Lavini, está en los vecinos. Plantea, por un lado, que el golpe más duro es la urbanización: “Convertir las villas en barrios para evitar que los narcos encuentren en los sectores más vulnerables a sus soldados”. Por otro, apuesta a la democratización de las fuerzas de seguridad. “La herramienta es la apertura de los libros de las comisarías y que los vecinos puedan elegir a los comisarios de manera popular y directa, y que también puedan ser revocados por los propios vecinos en función de la democratización de la fuerza”.
Participación y presupuesto
“El rol de la Municipalidad es tender canales para la participación, algo que hoy no sucede”, sostuvo Lavini, y apuntó al presupuesto. “Hablan de un presupuesto participativo y lo único que se discute es el 0,14%. Entonces, al vecino se lo invita a una falsa discusión, a la falsa participación, y es ahí cuando pierde interés. Pero cuando la gente nota que su decisión tuvo relevancia, como nosotros planteamos sobre la elección directa de los comisarios y la decisión de las obras para su barrio, van a notar la importancia de su participación”.
Marginalidad y hábitat
“¿Cómo piensa resolver el tema de la marginalidad y del hábitat”, apuntó José Luis Zalazar, referente del Movimiento Los Sin Techo. La respuesta de Lavini ancló en la propiedad: “Primero, hay que hacer un relevamiento de los asentamientos y entregarle las tierras a la gente”, explicó. La herramienta sería una expropiación sin pago de las tierras ociosas que hay en la ciudad para redestinarlas a la construcción de viviendas populares. “Hay que hacer una reforma fiscal que grave a los privados que se han beneficiado con la gestión para financiar planes de obras públicas y de viviendas populares para los sectores marginados”.
Urbanización y trabajo
“¿Qué intervención debería tener el Estado municipal en una urbanización concreta que mejore la calidad de vida de los sectores marginales?” preguntó Molina. La respuesta fue un reclamo: “Hay dos ciudades: una puesta en valor que beneficia al sector privado y tiene que ver con la especulación inmobiliaria; y por otro el abandono total de la obra pública en los barrios. Las obras no debe realizarse por concesión a una empresa privada, deben llevarlas adelante el municipio con mano de obra desocupada de los barrios. Primero hay que resolver la situación de cada ciudadano para que no dependa de la asistencia social o de la caridad”.
Educación y conflicto social
“Los edificios de las escuelas no están preparados para contener a los jóvenes que llegan a ella, las escuelas no tienen un gabinete psicopedagógico para resolver las situaciones de conflicto social que se viven no sólo en escuelas marginales sino también en las del centro”, asestó Lavini. “Creemos que hay que crear estos gabinetes con personal de planta idóneo que trabaje en articulación con los dispensarios”, agregó. “Los docentes, padres y estudiantes son quienes mejor conocen la situación de la escuela y quienes pueden hacer un relevamiento de la situación del edificio. Son ellos quienes deben plantear las obras que son necesarias”.




